Julia fue su ruta...

pintura

A través de nuestra historia la mujer ha luchado por alcanzar los derechos negados, no solo en el plano económico y social, sino también en el campo literario. Julia de Burgos constituye el ejemplo inequívoco de una poeta que, a través de sus escritos; de sus versos, no solo demuestra su lucha por la liberación personal sino que desarrolla un compromiso decidido por la liberación de su pueblo. 

En sus escritos, al igual que en sus discursos de acción como líder obrera y feminista predicó los ideales del socialismo, la emancipación humana, la igualdad de derechos para la mujer la educación universal y el amor libre. Ideales que no eran de aceptación general en su momento histórico.

El poema ''Yo misma fui mi ruta'' describe la forma en que ella se desliga de los hombres para seguir su propia ruta. Esto es así porque solo en la vida interior están las fuentes que emancipan del despotismo social. Su verdadero ser estaba escondido por las ataduras impuestas por la tradición. Sin embargo, éstas, no pudieron detenerla ya que había en ella la gran necesidad de la búsqueda de lo nuevo y de lo distinto.

Pero yo estaba hecha de presentes,
Y mis pies planos sobre la tierra promisora
No resistían caminar hacia atrás,
Y seguían, adelante,
Burlando las cenizas para alcanzar el beso de los senderos nuevos,
(Yo misma fui mi ruta)

De toda esta tradición surge lo nuevo y por lo tanto, distinto. Su rostro en este caso se fue despojando de sus ''máscaras'' para poder reflejar su verdadero ser.

Si bien, a pesar de que en la vida interior están las fuentes que emancipan del despotismo social, la poeta establece que las normas sociales trataron de encaminar su vida.

Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese.
Un intento de vida;
Un juego al escondite con mi ser.
(Yo misma fui mi ruta)

Aunque tales normas no lograron dirigir su vida pues ella dice:

Pero yo estaba hecha de presentes
(Yo misma fui mi ruta)

Así sus pies siguen siempre ''hacia adelante, ''burlando cenizas y dejando atrás troncos viejos''. Todo lo aprendido, todos los golpes sufridos quedan atrás debido a que:

Un sentimiento que surgía
Del equilibrio sostenido entre mi vida
y la verdad del beso de los senderos nuevos.
Ya definido mi rumbo en el presente,
me sentí brote de todos los suelos de la tierra
de los suelos sin historia
de los suelos sin porvenir,
del suelo siempre sin orillas
de todos los hombres y de todas las épocas.
(Yo misma fui mi ruta)

Finalmente, aunque trató ''de ser un intento de vida'', de ''esconderse de su ser'' hubo el irremediable desplome de las máscaras y entonces:

Cuando ya los heraldos me anunciaban en el regio desfile de los troncos viejos. 
Se me torció el deseo de seguir a los hombres.
Y el homenaje se quedó esperándome.
(Yo misma fui mi ruta)

Al comienzo del desarrollo del movimiento feminista se creía firmemente que las mujeres no estaban muy visibles en la historia. Esta había sido la experiencia histórica de cómo se veía a la mujer. La participación de esta había consistido en momentos breves o simplemente como imágenes, símbolos, objetos sexuales o de arte. Pero, que como personas no estaban allí. De ahí que se desarrollan dos vertientes en relación con la participación de la mujer en la historia.

Una de las vertientes opina que las mujeres estaban invisibles porque simplemente no estaban allí, o si estaban, no valía la pena siquiera el mencionarlas. La otra postura determina que sí estaban pero que no recibieron el reconocimiento debido.

En el caso de Julia de Burgos, ella se ve a sí misma como portadora de la verdad. Trata de buscar cuál ha de ser su misión como poeta. De suerte que cuando el verso sale de su pensamiento es afirmación y fuerza.

Yo te daré verdades de todo lo tangible
Para pesar la nada de tu vida insensible.
(Dame tu hora perdida)

La misión del poeta puede ser muy difícil. Tan difícil que puede crear estados de ánimos tristes. Mas sin embargo se es poeta y hay que sostener esa batalla. Por lo que en su intimidad de poeta reconoce que ella es portadora de un mensaje:

Me busco. Estoy aún en el paisaje lejos de mi visión.
Sigo siendo mensaje lejos de la palabra.
Y me veo claridad ahuyentando la sombra vaciada a la tierra
Desde el nombre
(Íntima)

La muerte puede conducir a una entera libertad la cual consiste en:

Que nadie me profane la muerte con sollozos
Ni que me arropen por siempre con inocente tierra,
Que en el libre momento me dejen libremente
Disponer de la única libertad del planeta
(Poema para mi muerte)

De ese modo al obtener la libertad la poeta quiere que su salvación se dé solo por la memoria que será lo único que al fin queda.

¿Cómo habré de llamarme cuando solo me quede?
Recordarme, en la roca de una isla desierta
Un clavel interpuesto entre el viento y mi sombra,
Hijo mío y de la muerte, me llamarán poeta.

Ya al final en ella surge la preocupación de qué sucederá con sus versos al morir. Así plantea la idea de que tal vez su salvación se dé por la memoria. Esa memoria, esa preocupación la cumplirán las voces féminas de la nueva generación de poetas del '70 para quienes Julia de Burgos es entronque histórico-poético.

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La preocupación de Julia de Burgos en relación a lo que sucederá con sus versos no queda en el vacío. Ella logra su salvación como poeta. Así lo demuestra un grupo de poetas puertorriqueñas que surge en el ámbito literario. Estas pueden clasificarse dentro de ''la generación de escritores del 70''.[1] Juan Angel Silén expone que esta generación de escritores responde a un acercamiento a sus circunstancias históricas, que él denomina, como posibilidad de acción. Él mismo, señala lo siguiente:

''Y es que esta posibilidad de acción que afirma el rompimiento con lo hispánico, a la vez que lleva a la afirmación de lo puertorriqueño, no desde una perspectiva nacionalista (raza-sangre-familia) sino desde una realización total hacia los escritores que constituyen sus influencias más directas (Julia de Burgos, Luis Palés Matos y Francisco Matos Paoli) entre otros''. [2]

Es conveniente destacar este punto puesto que el caso particular de los poetas que importan para nuestro ensayo, se manifiesta llanamente su interés por buscar un punto de apoyo poético. Muchas poetas encuentran este apoyo en la figura de Julia de Burgos.

Julia es la inspiración. Tanto la poeta, como la mujer que en ella fue, representan dentro de las circunstancias histórico-sociales que le correspondió vivir un espíritu locuaz e inquieto.

Julia de Burgos no está muerta en el tiempo. Por el contrario, ella es la iluminación. La que le sugiere el don poético a las escritoras.[3] Así lo expone Angela María Dávila en su poema ''homenaje''.

Julia, yo ví tu claridad
y ví el abismo insondable de tu
(entraña.
ví tus oscuras y viceras con estrellas
(dormidas.
ví como deshojabas el misterio
para quedarte a solas
con pistilos y estambres luminosos
enjugando los pétalos con lágrimas
Yo ví con cuanto asombro adolorido
te enfrentabas al mundo
Yo te vi como el silencio
no pudo amordazar tu lengua
Transparente,
lo silenciastes a golpe limpio de ola
poblándolo de células palabras,
ví cómo las palabras
son agua y son torrentes por tu boca
Julia,
como viviste para la claridad,
(te fuiste desvivida,

En el mismo poema prosigue con la idea de que Julia representa el entronque con la nueva generación de poetas. De ese modo ellas podrán continuar con la obra que Julia comenzó.

tal vez yo pueda ser un mucho
(tu pariente
sobrina, nieta, hija, hermana,
(compañera
Por la vena de sangre, río luz
(que se expande
saltando por el tiempo,
de tu tumba a mi oído
de tu vida quebrada hasta mis pájaros
de tu oído silente hasta mi canción    
(titubeante
de tus alas cortadas hasta mis
(cicatrices
de tus flores al viento como estrellas
desde nuestro dolor,
hay mucho espacio mudo de fronteras
(continuas
hay mucha sombra y mucha canción rota,
hay mucha historia
(homenaje) [4]

Otra poeta, Olga Nolla, nos dice que Julia transmitió en sus poemas '' la sabiduría, la hermandad''. Esto hace de su verso uno ''grande'' y ''pleno''. Por lo tanto, ella se siente heredera de lo que Julia cultivó al expresar ''ahora que soy tu profecía''.  De hecho, la nueva poeta le pide a Julia permiso para utilizar a ''su manera'' la inspiración que ella le dejó.

Julia de Burgos sabia,
Julia amiga,
Julia naturaleza,
Hermanada a tu voz
me permito el regalo
de atravesar tu verso e invertirlo;
y digo,

más desnuda que tú,
si eso es posible,
que él fue el más callado
de todos los que hicieron el viaje
hasta mi puerto,
el más pequeño, el único
tan grande y pleno en pensamiento y acto
para esta terca Penélope.
Ahora que soy tu profecía,
Julia amiga,
Julia naturaleza,
comparto sin reservas
la larga pena que de ti procede.
permíteme incluírla en mi corazón
e invertirla en mis términos 
(Permíteme Julia)[5]

En el poema ''A Julia''[6], de Luz Raquel Ávila, se ve a la poeta como la fuente en la cual todas las aguas se convierten en palabras. Y aún más todavía:

Julia de Burgos
eres el verbo hecho carne
eres la carne hecha llama
eres llama que reluce
eres la luz que nos llama
eres la voz de la Patria

Eres cántaro en el río
que recoge los latidos
más íntimo de tu pueblo
y los vas derramando en cantos.
y eres al igual que el río
el más grande de sus llantos.

Directamente, como embajadora con la mujer puertorriqueña, Julia es:                                                           

Julia de Burgos poeta
combatiente, feminista
maestra, mujer, obrera
y del Pueblo Compañera.

Por lo tanto es en su poesía donde:                       

Han estallado las fuentes
de todas las aguas
es la tierra la que llama
y es el pueblo quien responde
haciendo vibrar tu nombre.                                               

Este modo de buscar sostén poético en la figura de Julia de Burgos, denota el interés de las poetas que surgen en los 70’s de profundizar en lo que representa para ellas el devenir histórico tanto para la poeta como para la mujer.

En ellas continúa el desarrollo de la conciencia femenina. A todas les interesa destacar el compromiso social en la lucha liberadora de su pueblo.

Notas:

[1] Juan Angel Silén, La generación de escritores del 70, (Río Piedras, Puerto Rico: 1977), pp. 71-103.

[2] Ibid, p. 81.

[3] Creemos conveniente citar los poemas dedicados a Julia de Burgos escritos por Angela María Dávila y Luz R. Ávila. Con ellas se da una idea más completa de la influencia de la poeta en la nueva generación de escritores. Otras poetas que también le han dedicado poemas a Julia son: Violeta López Suria, ''En la muerta de Julia de Burgos’’, Alma Latina, año 1, núm. 5, noviembre 1953, p. 13, Ángel Manuel Arroyo, ''Julia de Burgos, In Memoriam’’, Alma Latina, núm. 932, 10 octubre, 1953, p. 17. Etnairis Rivera, Julia de Burgos'', María, Mar, Morovivi, (New York: 1976), p.6.

[4] Angela M. Dávila, ''homenaje'', Animal Fiero y Tierno, (Río Piedras, Puerto Rico: 1977), p.33

[5] Olga Nolla, ''Permíteme Julia'', Clave de Sol, (San Juan, Puerto Rico: 1977), p.9.

[6] Luz Raquel Ávila, “A Julia”, “Poemario de la mujer puertorriqueña”, Tomo I, Vol. I, (I.C.P.R., San Juan, Puerto Rico: 1976), pp.36-37. 

Lista de imágenes:

1. Tanya Torres, Julia, 2013.
2-5. Alfred T. Palmer/Library of Congress, De la serie de imágenes restauradas de mujeres obreras durante la 2da Guerra Mundial.
6. Julia de Burgos en el Río Grande de Loíza.
7. Fotógrafx y año desconocidos, Julia de Burgos.
8. Claridad, Ángela María Dávila, 2009.
9. Fotógrafx y año desconocidos, Olga Nolla.
10. Fotógrafx y año desconocidos, Julia de Burgos.