No vale la pena

El juicio contra Alexis Candelario revivió el debate en pro o en contra de la pena de muerte. Ante un estruendoso pueblo cansado de la criminalidad los argumentos cansados resurgen;

"Hay que enviarle un mensaje contundente a los criminales";

"Aquí no hay cojones para hacer lo correcto";

"Vamos a mantener con chavos públicos a un vil asesino";

"Hay gente que simplemente merece morir".

Como han visto, aún pervive la noción de que mantener a un criminal vivo es más caro que matarlo, cosa que ya se ha demostrado es totalmente equivocada y que la realidad es otra. Otra percepción arcaica es que esto reducirá la criminalidad, nuevamente esto no se ha demostrado en ningún país donde se aplique dicha pena.

Además, ¿no se les ha ocurrido que estos "asesinos" no viven bajo la constante amenaza de muerte de sus rivales callejeros? ¿Acaso eso los disuade de participar de actividades que van contra los intereses de esos rivales? Porque déjenme decirles que los asesinos en la calle no llevarán a cabo un juicio para determinar, más allá de duda razonable, si sus rivales realmente conspiran en su contra.

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Finalmente, y creo que es lo más preocupante de todo, es que vemos la compasión como una debilidad de carácter. Que es deseable destruir a quienes no se puedan adaptar a la vida en esta sociedad. Y hago la salvedad "esta sociedad", porque me circunscribo a la realidad particular de la Isla. Son muchos quienes al hablar del tema del aborto alegan ser defensores de la vida, que según ellos es lo más bello que nos ha dado (inserte su deidad preferida aquí), pero insisten en esta idea.

Me pregunto, ¿quién es lo suficientemente virtuoso y libre de defectos como para determinar que la vida de otro es inservible?

Aquí la gran preocupación de muchos es que los criminales no respetan la ley y el orden. Pero cuando decimos criminales ¿A cuales nos referimos? ¿Al que viola niños? ¿Al que mata? ¿Cuantas muertes son suficientes para aplicar la pena de muerte? ¿Acaso nos convertimos en asesinos nosotros al apoyar esto también? ¿No seríamos entonces merecedores de esta pena por dar nuestra anuencia a un asesinato?

En un sistema donde castigamos con todo el peso de la ley a Juan del Pueblo, pero le pasamos la mano al banquero que roba billones de dólares, me inclino a pensar que la pena de muerte está diseñada para los pobres. No es mi intención sonar determinista, pero bien sabemos que la probabilidad de incurrir en una vida delictiva aumenta dependiendo del grupo socio-económico en que te críes. Sí, sé que hay historias de cuentos de hadas que a veces se vuelven realidad, pero sabemos que esos son casos extraordinarios, no la norma. Solo un puñado de personas acaudaladas han pasado por la pena capital, no es común que se solicite este castigo ante multimillonarios

Solo hay que mirar los casos de "artistas" como Lindsay Lohan, que ha sido convicta varias veces y no ha pasado más de dos o tres días en cárcel. La falta de respeto que le tiene a la ley el ciudadano común es auspiciada por quienes tienen suficiente poder para actuar con total impunidad ante ésta.

El despreciado "ay bendito" que supuestamente nos ha llevado a la ruina no se suprime al tratarse de un ejemplar como Lohan o algún banquero que, aunque sea pillo, ha "creado empleos" y se pide sea proporcional su castigo. En el caso de Candelario, no nos provoca lástima ya que pudo haberse acogido a los cupones y al plan ocho y no tiene excusa de haber desembocado en tan nefasto estilo de vida. Por favor, ¿cuál excusa entonces tienen los ricos que roban?

Lo triste del caso es que terminan valiéndose del dolor de los familiares que perdieron a los suyos a manos de asesinos. ¿Y el dolor de la familia de ese "sicario", no cuenta? Me extraña, además, esa súbita preocupación por el bienestar de esos familiares, cuando el discurso "anti-cuponero" de muchos propone dejar morir de hambre a quienes no consigan el sustento.

No se trata de victimizar a quien incurre en estos crímenes, pero tampoco es menos cierto que este sistema prácticamente garantiza la creación de asesinos a sueldo, motivados por el negocio desregulado del narcotráfico. Ser anti-pena de muerte no es ser pro criminal, es ser pro derechos humanos.

Una familia que pueda llenar su carrito de compras provoca mayor indignación que aquellos que compran lanchas y carros deportivos con el dinero del erario público. Una "cuponera" que tiene las uñas hechas o sale a la calle en rolos, es objeto de miles de memes despectivos, mientras que las esposas de funcionarios públicos gastan miles de dólares mensuales en su arreglo personal. Obviamente, la envidia e indignación de la clase media está mal dirigida.

No se trata de victimizar a quien incurre en estos crímenes, pero tampoco es menos cierto que este sistema prácticamente garantiza la creación de asesinos a sueldo, motivados por el negocio desregulado del narcotráfico. Ser anti-pena de muerte no es ser pro criminal, es ser pro derechos humanos.

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Aplaudo la decisión de quien, dentro de ese jurado, tuvo la valentía para defender la vida de una persona que la gran mayoría de P.R. ha calificado inmerecedor de ser vivo. En un sistema ineficiente de justicia, ninguna pena absoluta e irrevocable debería estar a disposición del Estado.

A quienes ven la pena de muerte como una opción, les pido que al menos fundamenten sus creencias antes de condenar a muerte a un ser humano.

Lista de imágenes:

1. Reo afro-americano a punto de ser ejecutado en la cárcel de Sing-Sing, ca. 1900, foto tomada por William M. Van der Weyde.

2. Caryl Whittier Chesman, executed in the gas chamber, 1960.

3. Salvadorean inmate Walter Rivera, 42, who is sentenced to 50 years under the charges of plagiarism and kidnapping, participates in a lethal injection death penalty demonstration at PAVON jail in Fraijanes, 26 kilomters east from Guatemala City, Guatemala, 15 February 2008.

4. Niño observando los cuerpos colgando de los reos ejecutados Mary Surratt and Lewis Powell, 1867. El último reo en ser ejecutado en la horca en los Estados Unidos fue William Bailey en el 1996 en Delaware.