Refrescando la memoria y las pupilas: una mirada profunda al cine boricua

Recientemente se estrenó en el Teatro Tapia el documental Cinema Puerto Rico: una antropología visual, dirigido por Freddie Rodríguez y Mariel Marrero, con fotografía del propio Rodríguez y Jorge Garrido y dirección de fotografía de Agustín Cubano. El documental, que se exhibió a casa llena y con la presencia de algunos de los máximos exponentes del cine nacional, constituye una amena lección de historia, análisis y reflexión del cine boricua, desde sus inicios, hasta nuestros días y para no dejar nada en el tintero, se atreve, con éxito, a proyectarse hacia el futuro inmediato.

Tuve el privilegio de conocer el proyecto (en calidad de evaluador) cuando era solamente un sueño de sus realizadores, quienes tocaban puertas de manera profesional, tratando de conseguir auspicios que les permitieran realizar su obra. El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) fue una de las visionarias instituciones que les apoyó. El documental, como se plantearon desde el inicio sus realizadores, “no es un recuento histórico en sí, ni un catálogo filmográfico”, lo cual constituye un acierto, pues amplía enormemente su valor y potencialidades de uso.

La exhaustividad, austeridad en la realización y pulcritud profesional de la obra (junto a muchos otros elementos) la convierten en un documento de altísimo valor, de trascendencia histórico-social, de gran utilidad docente, que debe convertirse en legado y obra de obligada consulta para las presentes y futuras generaciones de cineastas, estudiantes y profesores de cine, críticos cinematográficos, cinéfilos y otros integrantes de la sociedad civil.

Algunos otros elementos que sustentan la calidad del documental y que refrendan la potencial permanencia de su vigencia en el tiempo son:

—Las entrevistas (testimonios, análisis, narraciones, opiniones, evaluaciones) a destacados realizadores y expertos como son: Ivonne Belén, Marcos Zurinaga, Jacobo Morales, José Artemio Torres, Roberto Ramos-Perea, Eduardo Rosado, Lcdo. Demetrio Fernández, Marisel Flores, Prof. Manuel Valdés Pizzini, Rose Marie Bernier, Teresa Previdi, Alex Santiago, Keren Rossi, Benjamín López, entre otros.

—Se define lo que es “cine puertorriqueño”, algo muy necesario para comprender el pasado y proyectar el futuro, aunque dicha definición pueda cuestionarse y hasta plantearse que es imposible realizarla. Cualquier debate en ese sentido (aún con criterios antagónicos) debe ser beneficioso.

—El recorrido por la historia del cine boricua, no se realiza todo el tiempo en orden cronológico, lo que le aporta un incentivo de frescura y contribuye a mantener la atención activa del espectador.

—Se reconoce el valor histórico de los primeros cineastas como Rafael Colorado, Juan Viguié Cajas, Jack Delano, entre otros, destacando que varios de ellos llegaron al cine provenientes de una exitosa carrera fotográfica.

—Analiza la relación entre entretenimiento, lucro, crónica social del cine, etc., como reflejo de la realidad social e histórica del país.
Aborda muy respetuosa y acertadamente la identidad nacional puertorriqueña, a través de temas como: colonia, política, cine y puertorriqueñidad, entre otros.

—La inclusion del análisis del cine y la propaganda política, así como la relación cine-publicidad y su influencia en el comportamiento social.

—La excelente fotografía.

—Las narraciones “en off” de Braulio Castillo hijo e Ineabelle Colón.

—No se limita a analizar la relación del cine puertorriqueño con Estados Unidos, sino también con algunos otros países de América Latina.
Resalta en extensión, detalles y profundidad, el papel que jugó en la sociedad puertorriqueña la División de Educación a la Comunidad (DIVEDCO).

—Analiza y reconoce la importancia de los documentales en el desarrollo del cine en Puerto Rico.

—Analiza objetivamente la relación entre producción cinematográfica —cadenas de distribución— intereses de Estados Unidos.

—El documental es muy agradecido con instituciones y personas. Un ejemplo de ello es que reconoce el apoyo de la Fundación Puertorriqueña de las Humanidades, al desarrollo del cine nacional.

—Se destaca con frecuencia el prolífico quehacer cinematográfico puertorriqueño, a pesar de las casi permanentes limitaciones económicas.

—La mención de que Dios los cría marca una nueva etapa, ya que comienza a definir un nuevo cine puertorriqueño. Para Eduardo Rosado es “la primera vez que tuvimos cine de autor en Puerto Rico”.

—La reseña de cineastas como Marcos Zurinaga, Ivonne Belén, entre otros, realizando comerciales publicitarios, como forma de diversificación y de “levantar fondos” para poder seguir haciendo cine.

—Aborda la diversidad y problemas de identidad del cine actual, así como las tecnologías y las redes sociales. Es contundente la frase:

 “la pantalla salió del cine, es móvil y lo proyecta todo. La llamada democratización del medio: si no me miras, hago que me mires…”

—Analiza con objetividad el cine independiente actual, el lenguaje cinematográfico y el papel de las escuelas de cine.

—La frase (para estudiar) de Ramos-Perea:

“hay una lucha de poder espantosa en la creación y en la producción continua del cine puertorriqueño. Mucha parte del cine local quiere parecerse al cine gringo y ese es precisamente su talón de Aquiles y es el ínidice de su fracaso”.

—La mención (para tener muy en cuenta) de que existen “muchas escuelas de cine locales (o instituciones académicas que lo enseñan) y pocas oportunidades en la industria”.

—La fuerte y desequilibrada competencia en las proyecciones, con las películas de Estados Unidos. Los costos de las salas obligan a los dueños de estas a sacar de la cartelera las películas que se ven poco, en las cuales se incluyen las cintas boricuas, así como el reconocimiento de que “hay que ganarse que el público puertorriqueño quiera ver cine local”.

—El cierre del documental haciendo un llamado a la separación de la creación, producción y distribución cinematográfica (como expresión artística), de los intereses políticos y partidistas y la sentencia de que “hoy más que nunca, nuestra ficción y documentales son absolutamente necesarios para vivir la realidad”.

Como ninguna obra humana es perfecta y la susceptibilidad de mejorar es un atributo deseable, considero como elementos a señalarle al documental, los siguientes:

—Es muy extenso (aproximadamente una hora y cuarenta minutos). La síntesis es una virtud y una necesidad de estos tiempos. Sabemos que, por lo general, el público joven, usuarios obligados de esta valiosísima obra, no posee un prolongado poder de atención y análisis. Quizás segmentarlo en dos partes o crear una versión resumida, sea una opción que los realizadores contemplen en el futuro a corto y mediano plazos, pensando en la distribución y utilización de su obra.

—Las entrevistas (testimonios, análisis, narraciones, opiniones, evaluaciones) que constituyen una parte importantísima (quizás el eje central) del documental, se desarrollan prácticamente todas en el mismo escenario: el Teatro Tapia. Utilizar distintas locaciones (oficinas de los entrevistados, estudios de grabación y/o edición, locaciones exteriores, entre otras) le hubiera aportado frescura, diversidad y ganado mayor atención de los espectadores, aunque hay que reconocer que también hubiera podido constituir un elemento de distracción de estos.

Aclaro, con total convicción, que los señalamientos anteriores no le restan el más mínimo valor al documental, ni afectan la calificación de excelente que en mi opinión, inobjetablemente tiene.

Freddie Rodríguez y Mariel Marrero se lucieron, trabajaron intensamente, convocaron a lo más selecto (realizadores, estudiosos, críticos, etc.) del cine nacional y con una austeridad y sensatez dignas de admiración, han logrado una obra de transcendental importancia que rebasa los límites del cine e incursiona, también con éxito, en el análisis y proyección de nuestra cultura e identidad nacionales.

Lista de imágenes:

1) Poster de Cinema Puerto Rico: una antropología visual (Producciones Zaranda).
2) Equipo de producción y rodaje de Cinema Puerto Rico: una antropología visual. 
3) La cineasta puertorriqueña Ivonne Belén quien dirige el documental Julia toda en mí (C3TEC), sobre Julia de Burgos. 
4) Raúl Juliá en el largometraje The Addams Family
5) Tommy Muñíz y Gladys Rodríguez en Lo que le pasó a Santiago
6) Jacobo Morales en Bananas
7) Toma de Cinema Puerto Rico: una antropología visual. 

Categoría