“Caminante no hay camino, se hace camino al andar”. Estas letras ponen de manifiesto como, en muchas culturas y sociedades, se rinde tributo a los antepasados con el propósito de brindar lecciones para el presente. Con esta sabiduría milenaria recurro a mis abuelos: Lorenzo “Loro” Vera y Nemesio “Mesio” Hernández. El objetivo del ensayo es profundizar un poco en qué hicieron para hacer el camino. La limitación del artículo está en confirmar algunos datos. Así que los relatos son los que provienen de la tradición oral familiar.
Lorenzo “Loro” Vera fue considerado un hombre de poder económico en la comunidad. Nació en el siglo XIX y murió para el 1950. Poseía una tienda de comestibles y varias cuerdas de terreno. Militó en el Partido Liberal en la década del 30 llegando a ser asambleísta del barrio. Para el 1948 formó parte del Partido Reformista cuyo ideal era la estadidad federada. La insignia del Partido lo era un “gallo”. Mi abuela Juana González Pérez comentaba que, en las elecciones del 1948 cuando perdió el partido, la muchedumbre le gritaba “Loro te matamos el gallo”.
Loro buscó el progreso de la comunidad y se manifestó en dos proyectos. El primero fue su intervención para que una carretera pasara por el camino que llevaba hasta otros sectores del barrio. La crítica decía que la carretera pasaría por sus cuerdas terreno. La familia insiste que lo que buscaba era una carretera que pasara por todos los sectores de la comunidad. Esto es así pues el camino de “Los Cordero” dejaba cuatro sectores del barrio sin el acceso de vía pública pavimentada. Loro logró su cometido y la carretera pasó por “Cuchilla Abajo”. Sí hay que decir que en los primeros kilómetros la carretera va en meandros hasta que toma la recta a subir a los otros sectores.
La segunda historia que rescatamos fue la escuela de “Los Vera”. Se le llamó así pues fue construido un saloncito y un comedor en terrenos donados por Loro. Lo que ocurría era que el gobierno de Puerto Rico estaba en la etapa de expandir su plan educativo para eliminar el analfabetismo de la isla. En “Los Cordero” también se construyó otro salón y comedor. También, la Segunda Unidad del Núcleo (como se le llamaba a la escuela grande del barrio), expandió la cantidad de salones y grados de escuela. La crítica decía que buscaba se atendiera a sus hijos y nietos. La escuelita siguió funcionando hasta la década del 70, servía a toda la población de los sectores aledaños, operando matrícula para primer y segundo grado. Luego se cerró por falta de matrícula, pasó a ser un espacio comunal y hoy día es el Centro de Envejecientes Municipal “Pedro Hernández”.
Mi abuelo materno lo fue Nemesio Hernández. Nació para el 1912 y murió para el 1997. A Don Mesio le conocí desde muy joven hasta su muerte al ser la figura paterna que tuve en los primeros años de mi vida. Poseía tierras heredadas de su padre Pedro Hernández. Se dedicó a la agricultura en el cultivo del café y de la caña. Militó en las filas del Partido Popular Democrático siendo uno de sus fundadores. Duro crítico del gobierno de Luis Muñoz Marín, al que llegó a protestarle en los portones de Fortaleza por el incumplimiento de proveer agua potable a las comunidades del barrio que, años más tarde, el agua llegara a través de las “plumas públicas” instaladas en el barrio. También consiguió que se construyera una serie de cisternas gigantes para que en caso de la falta del servicio se usara el agua que estaba en reserva. En la década del 70 fue asambleísta municipal.
Varias son las anécdotas que tuvo don Mesio. Una de ellas es relacionada a su lucha porque la escuela Segunda Unidad del Núcleo aumentara la cantidad de estudiantes y oferta académica. Esto se logró varios años más tarde que, de cursos de escuela primaria, pasara a ser una escuela secundaria. La oferta académica llegó a brindar programas de agricultura, artes industriales, arte y economía doméstica. No obstante, la lucha protagónica de Mesio fue la que sostuvo con la Cooperativa de Ahorro y Crédito de Moca. Esta cooperativa inició en la década del 80 una reforma en los requisitos para otorgar los préstamos a socios. Mesio fue socio fundador de la Cooperativa y reclamó que a los fundadores se les negara tomar préstamos por no cubrirle el seguro en caso de muerte. Llevó la protesta hasta el Comisionado de Seguros y en todas las asambleas de la Cooperativa. Al final logró su cometido: la gerencia eliminó la variable edad. Su lucha era contra la discriminación por edad.
El legado de “Loro” Vera está presente hoy día en la comunidad con la carretera principal 444 que atraviesa todo el Barrio Cuchillas, la escuelita dejó su huella en la cantidad de profesionales y en lo político, la mayor parte de su descendencia continúa defendiendo la ideología de la estadidad. El legado de Don Mesio se divide en la defensa a favor de los derechos de las personas de mayor edad, la instalación de servicios de agua potable en el barrio y la ampliación de la oferta y servicios escolares en la Segunda Unidad.
Loro y Mesio no sospechaban que dos de sus hijos se casarían: mis padres. Uno proveniente de “los Vera” y la otra proveniente de “los Cordero”. La carretera de “Cuchilla Abajo” facilitó el camino a mi padre para conocer mi madre. Mesio luchó por mejoras en la escuela donde su hija y yerno estudiarían. Ambos levantan el orgullo que siento de llevar sus apellidos, que dejaran camino para andar y que contribuyeran a la historia de mi comunidad: el barrio de “La Cuchilla”.