Carta a mi nieta de 10 años

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La educación empieza con la vida, y no acaba sino con la muerte.
—José Martí


 

Amada nieta, querida Ariana:
Constantemente escuchamos que un país sin educación no puede echar hacia adelante. Diariamente me cuestiono si hemos internalizado esa prédica. Creo que no. Creo que la repetimos como el papagayo, pero no creemos ciertamente en eso.

Te cuento. Trabajé en el Departamento de Educación convencida de que trabajar allí era evidencia del compromiso que tengo contigo y con el País. Al aceptar ese trabajo lo hice porque creo que allí se atiende el tesoro más preciado de la sociedad: las niñas y los niños puertorriqueños. Fueron años muy duros (2005-2008). Sí, muy duros, porque los que allí coincidimos teníamos un compromiso firme con la educación de nuestro pueblo. Creíamos, y seguimos creyendo, que Puerto Rico tenía que hacer una buena utilización de los recursos que destina a la educación de su gente.

El secretario de aquel entonces, Rafael Aragunde, batalló fuertemente con los fantasmas que nos abaten como pueblo: los inversionistas políticos, los fundamentalistas religiosos y el bipartidismo. Es triste, pero esa era la realidad. Teníamos una subsecretaria, Yoly Vilches, con especialidad en Educación Temprana que conocía al dedillo el proceso educativo. Formada, igual que yo, en el sistema público de enseñanza y maestra de escuela elemental. Una de las principales batallas educativas que dimos fue rechazar los fondos de “Reading First” porque la propuesta no estaba diseñada para estudiantes cuyo idioma vernáculo fuera el español. Querida Ari, es que en Puerto Rico queremos obtener fondos federales a como dé lugar. De hecho, la firmeza con la que manejamos el Departamento por esos días nos llevó a hacer grandes cambios en beneficio de la educación. ¿Pero sabes qué?, esa época para muchos es una oscura porque no cedimos a chantajes ni a presiones de ningún tipo. En eso tenemos una deuda con el gobernador de aquel entonces, Aníbal Acevedo Vilá. Aunque debo reconocer que no faltaron las tensiones y presiones para él y, por ende, para nosotros, estoy convencida de que es el gobernador, de nuestra historia reciente que, aunque con limitaciones, más ha respetado el proceso educativo.

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Creemos en la educación como proceso de formación de la gente, creemos en la importancia de aprender primero el vernáculo, luego el inglés como segundo idioma e, incluso, integrar otras lenguas. Creemos también en la educación holística y en la enseñanza de la perspectiva de género. Creemos que el Departamento no es una cuenta de cheques para las corporaciones de “lucro sin fin”… que solo ven oportunidade$$$$ y no la necesidad real de que nuestras generaciones jóvenes aprendan. Creemos en la participación de madres y padres en el proceso educativo.

Gracias a gente valiosa y valiente que allí queda todavía, luchando contra viento y marea, se hacen esfuerzos por transformar el sistema educativo público. Esos mismos valientes son opacados por las luchas partidistas y por el trato que los medios le dan al Departamento. Sí, porque otro problema que tenemos como pueblo es que lo público no sirve, es malo y está en constante evaluación de los medios y de la sociedad. Esto a pesar de que los y las estudiantes del sistema público de enseñanza obtengan las mejores puntuaciones en el College Board. Me pregunto si esto es premeditado, si no responde a nuestra condición política de subordinados a un país desarrollado que nos explota como pueblo.

Sin embargo, lo privado ¡uff!, eso sí que es bueno. Al sistema privado nadie lo supervisa independientemente de que se pague por la educación, que yo pienso que es un derecho humano y no un privilegio. Las madres y los padres que tienen a sus hijas e hijos en colegios privados no protestan por el papel toalla, las toallitas húmedas, el sanitizer y tantas otras cosas que le piden diariamente. No lo hacen y pagan una mensualidad para educar a sus hijas e hijos. Pero bueno, se sienten tranquilos porque pagan por la educación de su prole. Créeme que para nuestra sociedad la educación de nuestras generaciones descendientes es una de las prioridades. Ari, los pobres decimos que la mejor herencia que podemos dejarles a ustedes es una buena educación.

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Si hacemos una búsqueda en el Internet sobre el puesto de la secretaría de educación en Puerto Rico, notaremos que la estadía en esta silla es por un período de tiempo muy breve. Sabes que ninguno de los dos partidos que han gobernado a Puerto Rico se han atrevido a dar el paso gigante que reclama la sociedad civil. Este paso es cambiar la ley para que la persona que ocupe el cargo de la Secretaría de Educación pueda estar más allá del período eleccionario. Esto significa que la silla de la secretaría la ocupe un educador de primera, que no responda al programa político del partido de turno.

Por estos días se habla de una nueva reforma educativa, otra vez. La llamada reforma ha generado mucha controversia y, a juzgar por lo que me ha dicho gente seria y comprometida con la educación, es un desastre para la educación pública. Esta reforma tampoco contempla cumplir con el reclamo de una secretaría de educación que rebase las administraciones coloniales.

A veces me pregunto, aunque parezca simplón, si estos vaivenes con nuestro sistema educativo no son parte del juego de poder que trazan los políticos. Creo que sí y estoy convencida también que nuestra situación política nos hace pensar siempre que estamos mal y vivimos esperando que nos resuelvan los problemas. Esto no aguanta más. Yo quiero ver el día en que el País se ponga de pie y reclame lo que nos corresponde como sociedad democrática. Ah, que somos democráticos ¿en serio? La democracia no es ir a votar cada cuatro años y que haya un desfile de partidos, NO. La democracia es participación ciudadana, es saber elegir y regir los destinos de una nación, Ari.

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Lamentablemente, tu madre tuvo que hacer lo mismo que yo: pagar por tu educación en el mejor sistema educativo que conozco: el Montessori. En Casa Montessori del Niño(a) se formaron tu tía y tu madre y ahora te tocó a ti. Allí te has educado integralmente; has aprendido de arte, de español, de inglés, deportes, matemáticas, estudios sociales. Pero mejor aún, has aprendido sobre la importancia de ser una ciudadana de provecho y a amar a tu Patria, que, a fin de cuentas, es lo que nos hace sentir que formamos un País y que tenemos que trabajar por el bien común.

Ariana ¿tú crees que será posible pensar en la colectividad primero y no en el bien individual? ¿Será que podremos comenzar a pensar como un colectivo, como un todo, como un País? ¿Será que podremos trabajar verdaderamente por la educación?

Yo pienso que sí, tengo esperanza de que poniendo al País por delante podamos salvar nuestro sistema educativo. Me pregunto, ¿podremos enseñar a pensar y no a obedecer, a respetarnos como país y reclamar lo que nos corresponde? Esa esperanza me la das tú, formada en un sistema Montessori, como me la dieron mis hijas que se formaron, también, en la Casa Montessori del Niño(a). Me la dan proyectos como Nuestra Escuela, me la dan proyectos como los de las escuelas hermanas. Esa fe me la alimentan los miles de casos exitosos en el sistema público de enseñanza que no ocupan titulares mediáticos. Sí, porque es mejor mantener la imagen de país agobiado, desvalido y derrotado que levantar la autoestima de un pueblo. O será que le conviene más al poder que sigamos estando de rodillas…

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Te invito, querida mía, a que te mantengas en pie, a que tengas tu frente en alto y defiendas tus derechos. A que luches por una formación educativa de excelencia y gratuita para ti y las futuras generaciones.

Por mi parte, seguiré trabajando por la educación como fuerza liberadora. Seguiré luchando para que nuestra juventud aprenda a pensar críticamente y a defender el legado más preciado que se le puede dejar a un país: una educación de excelencia.

Adelante y espero que así sea.  

 


Lista de imágenes:

1-5. Osamu Yokonami, de la serie Assembly, 2015.

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