El capitalismo lleva mucho tiempo en crisis. Sin embargo, ninguna de esas crisis acaba con él. Se recupera y sigue adelante, abriendo las brechas entre los que tienen y los que no tienen, destruyendo los recursos naturales en nombre del progreso y desmantelando los derechos adquiridos en nombre de la eficiencia. Y mucha gente con conciencia se pregunta por qué. ¿Cómo puede ser que conociendo la falta de sensibilidad, de solidaridad y de buena fe del sistema capitalista no podamos encontrar una alternativa lo suficientemente atractiva como para suplantarlo?
Yo no pretendo contestar esa pregunta. ¿Cómo podría hacerlo en una columna de 1,000 palabras? Para eso hay libros, disertaciones, tratados, obras de arte, manifiestos, etc. Pero lo que sí pienso hacer es resaltar una de esas características del sistema que lo vacunan contra su destrucción: su capacidad de lograr que la gente internalice y repita sus postulados sin siquiera tener conciencia del trabajo ideológico que hacen.
Hace algún tiempo, escribí en esta misma revista un análisis de cómo los reality shows como The Biggest Loser, reproducían y ensalzaban máximas neoliberales. Lo brillante del capitalismo es que tiene medios infinitos para adiestrarnos en su filosofía. No solo se vale de la televisión, la radio, el internet y el cine, sino que cualquier superficie que aguante un mensaje es terreno fértil para su misión educadora. Una de las superficies más útiles, por su ubicuidad y por su naturaleza práctica, son las t-shirts o camisetas adornadas con mensajes “inspiradores”.
No debe ser sorpresivo el hecho de que las camisetas sirvan como vehículo de propaganda capitalista. Después de todo, llevamos décadas utilizando t-shirts que auspician marcas como Coca Cola, Adidas y Nike. Igualmente, el ejército, las compañías de películas, los equipos deportivos y las universidades, entre otras entidades, utilizan las camisetas para aumentar su reconocimiento de marca y promocionar sus productos y mensajes. Lo que sí me ha llamado la atención de un tiempo a esta parte, sin embargo, es la proliferación de camisetas cuyos adornos son mensajes que parecen sacados de los manuales de los gurúes del self help.
En el fondo, tampoco es sorpresivo que se esté dando esta tendencia en la ropa atlética. Después de todo, el mundo de los deportes de alto rendimiento y el capitalismo son buenísimos amigos. Dentro de este quehacer humano se descubren a veces las formas más puras y salvajes del dicho: “solo el más fuerte sobrevive.”
Aunque reconozco que hay multiplicidad de mensajes que se mueven por ahí, quisiera presentar algunos que cuando se juntan construyen de una forma muy simplista el ethos capitalista: “refuse to lose”, “whatever it takes”, “winners train, losers complain”, “If you really want to do something, you’ll find a way. If you don’t, you’ll find an excuse”, “Taking it easy won’t get you anywhere”, “Don't wish for it, work for it” (Todas las camisetas están en las imágenes de este artículo).
En estos mensajes existen tres temas principales que se entrelazan y se repiten: 1) Haz lo que sea necesario para ganar, 2) Solo ganan quienes se lo merecen y 3) Si no ganas es porque no quieres. Veamos.
Queda claro que la prioridad número uno es ganar. Por eso debemos “refuse to lose” (rehusarnos a perder) y para eso debemos hacer “whatever it takes” (lo que sea). Las implicaciones de esto son claras: cualquier cosa que obstaculice nuestro camino hacia la victoria —sea la ética, la solidaridad o hasta la legalidad— debe ser destruida o debe obviarse.
Ganan los que se lo merecen porque son los que se atreven a poner la ganancia como prioridad número 1 y se rehúsan a dejar que nimiedades como la ética o la legalidad se le interpongan en el camino. Solo los “winners train” (ganadores entrenan) mientras los “losers complain” (perdedores se quejan). “If you really want to do something, you’ll find a way. If you don’t, you’ll find an excuse” (Si verdaderamente quieres hacer algo, encontrarás la manera. Si no, encontrarás una excusa). Así que “Just do it!” (¡Solo hazlo!).
Por eso los que no ganan es porque no quieren. “Taking it easy won’t get you anywhere” (cogerlo suave no te va a llevar a ninguna parte). Si no ganas es porque no mantuviste tus prioridades claras, porque no hiciste todo lo necesario para ganar y por lo tanto eres un perdedor excusero que no merece ganar.
El problema principal de este ethos es que, por una parte privilegia la agencia individual exclusivamente, y por otra tiene como su valor máximo la victoria. Esto implica que todos los demás valores están supeditados a la capacidad del individuo de ser exitoso/a (utilizando la definición capitalista del éxito). Y aunque las consecuencias de esta mentalidad están bien documentadas, quizás es pertinente trazar la conexión más allá de una simple camiseta para entender por qué estos son mensajes nocivos y están lejos de ser inofensivos e inocentes.
Es esta mentalidad la que lleva a la avaricia desmedida, ejemplificada recientemente por Martin Shkreli, el ejecutivo que compró los derechos de una medicina para el tratamiento del SIDA y le subió el precio en un 5,000%. Igualmente, esta es la mentalidad que lleva a los ejecutivos y a los políticos a robarse el dinero de los demás sin importar las consecuencias para las víctimas. Después de todo, si la prioridad es ganar y enriquecerse, ¿por qué habríamos de dejar que las leyes o la ira de los demás se interpongan en nuestro camino?
Es también esta mentalidad la que ha llevado a muchas personas de la clase media a lanzar una guerra contra las clases trabajadoras y pobres. Convencidos por millonarios (cuyas empresas reciben dádivas y subsidios gubernamentales) que los verdaderos enemigos del estado son los recipientes del PAN y de los cupones, la clase media constantemente aboga por la eliminación de la beneficencia social y de las redes de protección del estado.
Estos mensajes que vamos recibiendo a cuentagotas, van creando una filosofía de vida que ve la solidaridad, la ética y la empatía como debilidades que fundamentan los problemas básicos de nuestra sociedad. Se plantea que vivimos en una sociedad en la que todo el mundo es igual y que quienes se mantienen en la pobreza o quienes sufren de discriminación son artífices de su propia miseria: “Ellos no quieren trabajar. Ellos no quieren salir de la pobreza. Ellos no hacen nada para progresar”. Se invisibilizan de este modo las ventajas inherentes que tienen todos/as aquellos/as que nacen en hogares con dinero; se invisibilizan las ventajas inherentes que tenemos los que nacemos con un pene en vez de con una vagina; se invisibilizan las ventajas inherentes que tienen aquellos cuya piel es blanca o clara. Todas estas razones estructurales, en boca de las personas que se creen los postulados individualistas del capitalismo, se convierten en excusas para no progresar.
Habrá quienes digan que le estoy dando demasiado poder o demasiada importancia a una pieza de tela con palabras pintadas en ella. Pero es que estas camisetas no se crean en un vacío. Se crean en el contexto de un mundo dominado por grandes corporaciones de “ganadores”. Ganadores que harán lo que sea para seguir ganando.
Lista de imágenes:
1. Camiseta irónica que utilizara Richard Sherman en enero de 2014 para una conferencia de prensa.
2. Workout Quotes, diseño de Design by Hümans, 2015.
3. Camiseta de la cadena de ropa Old Navy.
4. Diseño de Zazzle.
5. Diseño de Cafepress.