"El recuerdo necesita de superficies de inscripción donde grabarse para que la relación viva entre marca, textura y acontecimiento, libere nuevos efectos de sentido.”
- Nelly Richard
Luego de la dictadura, Chile se adentró en el proceso de la búsqueda de lo desaparecido. No sólo se trataba de desenterrar los muertos y desaparecidos, sino de hurgar hasta lo más intrínseco del horror para redescubrir la imagen nacional y la historia. No obstante, a dos décadas del regreso de la democracia, la memoria de la dictadura aparentemente desaparece de la narrativa y el arte contemporáneos, y se suplanta con un proyecto político y social que expone los diferentes grupos sociales. La novela gráfica[1] Zombies en la Moneda, publicada desde agosto de 2009, es uno de los ejemplos de este fenómeno. Los artistas despliegan la irracionalidad de la vida pública, los dilemas en los organismos de seguridad, la mentalidad de la juventud chilena y la necesidad de cambio en el gobierno.
Zombies logra que personajes ficticios se relacionen con personajes de la realidad política, artística y social de Chile. El resultado es un conjunto de historietas cuyo hilo conductor es el ambiente general del país, mientras que los zombies son una excusa para la acción. La memoria que se manifiesta en Zombies es precisamente la de los que nacieron antes y durante la dictadura en un Chile en renovación cuya actriz principal es Michelle Bachelet.[2] Esta obra plantea una serie de interrogantes sobre cómo esta manifestación cultural tiende o intenta explicar el comportamiento sociopolítico del país. Este acto creativo tiene el objetivo de que el pueblo no pierda totalmente la memoria[3] de lo que ha sido su historia contemporánea.
Los creadores de Zombies calcan la realidad de varios grupos sociales del país claramente demarcados en las seis historietas que componen la obra. “TV Zombie”, el primer episodio de Zombies en la Moneda, presenta a artistas sensacionalistas y modelos polémicos enfrentándose al peligro y manteniendo el entretenimiento del país. “El pago de Chile” y “Gloria y victoria” presentan al cuerpo de carabineros preocupado por la seguridad social. En el primero, un oficial se preocupa por los marginados, en especial por la comunidad gay. En el segundo, los carabineros se presentan como la única defensa del Palacio de La Moneda. “Escape de la Estación Mapocho”, por su parte, muestra a la juventud chilena que está enajenada e insensible a la realidad, y a los distintos grupos formados alrededor de pasatiempos promovidos por los medios de comunicación. Finalmente, “Camino a la Moneda” y “La casa donde tanto se sufre” tienen como personajes principales a Michelle Bachelet y los candidatos a la presidencia del 2009 en su lucha, no sólo por la silla presidencial sino también como símbolos de la lucha política del pasado.
En “TV Zombie”, es interesante cómo los dibujantes utilizan a personalidades públicas[4] como personajes para la primera historieta del volumen.
(p. 9)
La ambición de los personajes, como Álbaro Ballero, es aparecer en la prensa y ser observados o reconocidos por la población. Por eso, al ser atacados por los zombies en el estudio, huyen al único lugar que reconocen como su refugio: el escenario. Allí, la masa de zombies se apacigua ante la voz de la animadora que los controla aduciendo que la clase artística ya está acostumbrada a las masas revueltas.
(p. 14)
En efecto, los zombies toman su lugar como audiencia y, al menos allí, el ataque se detiene por completo.
Por el contrario, “El pago de Chile” nos enfrenta a la inutilidad del cuerpo de carabineros para mantener la calma. La crítica se dirige hacia el alto mando de este cuerpo. Mientras el Cabo Claudio, el personaje principal, va al rescate de los que reconoce como “gente también” (p. 21), su superior no les ofrece ningún tipo de información. Sólo se dan órdenes para que los oficiales se dirijan exclusivamente a ciertas áreas olvidando al resto de la sociedad.
(p. 23)
Así como se rechazan a los sectores pobres del país, también se olvida al resto de los actores marginados de la sociedad: los homosexuales. Sólo se le ofrecen armas a Claudio cuando se trata de defender La Moneda. La única reacción posible del cabo es el silencio.
(p. 24)
En esas mismas condiciones de silencio y acatamiento de las órdenes se abre “Gloria y victoria”. Desde el epígrafe de Thomas Carlyle que abre esta historia, se nos anuncia el silencio al que se somete al carabinero. “Obedecer es deber nuestro, es nuestro destino, y aquél que no quiera someterse a la obediencia será necesariamente despedazado” (p. 26). Mientras unos carabineros se empeñan en seguir sus órdenes de mantener La Moneda cerrada, un grupo pequeño se devuelve a las calles para cerrar el paso a la horda de zombies.
(p. 31)
El silencio en esta historieta, diferente a la historia del Cabo Claudio, consiste en no tener información de los centros de mando. Sólo aquél que ha estado conectado a los medios masivos de comunicación ha sido notificado del inminente ataque.
(p.30)
El final se nos anuncia en el primer cuadro de la misma: los carabineros deben morir. Al recordar el monumento “Gloria y Victoria” de Santiago, que sirve de homenaje a los carabineros “caídos en el acto de servicio” (p. 27), se nos prepara para entender que estos carabineros que dan servicio y que no siguen las órdenes morirán en la reyerta. El monumento que presta el título a la historieta no cuestiona la gestión del carabinero como ente, sino de la institución. Así, se ensalza la figura del carabinero que no necesariamente obedece a los altos rangos, sino que cumple con su deber.
En la siguiente historieta, la crítica parte al sector de la sociedad donde el lector puede identificarse: los fanáticos. “Escape de la Estación Mapocho” muestra a los “gamers”[5] y a los “otakus”[6], a los fanáticos del cine y a los conectados a redes de información; son los jóvenes que apenas conocieron, si es que lo hicieron, los últimos años de la dictadura: los sujetos globalizados. Los enajenados sociales que aparecen en esta historieta observan indolentes cómo los zombies atacan, y sólo se preocupan por llegar al centro comercial. Su única referencia para reaccionar son los juegos de video o lo que han visto en vídeos en la red.
(p. 39)
Ellos no pueden entender lo que es un lugar seguro ni la magnitud de la situación que los rodea. Para estos jóvenes, salir de un juego, correr al “mall del centro” y perder a un amigo, es igual al zapping frente a una computadora. Por ello, no hay necesidad de un justiciero que los lleve a un lugar seguro, un oficial de la ley no es un sujeto importante, por no decir inexistente, en su mundo virtual.
Finalmente, las últimas historias dentro de Zombies atienden directamente a las esferas políticas del Chile del 2009. “Camino a la Moneda” es precisamente una referencia directa a las últimas elecciones. El Ministro Secretario General de Gobierno, Francisco Vidal, y el candidato de la oposición, Sebastián Piñera, toman el plano principal: Vidal no sólo como representante del partido en poder, sino del orden; y Piñera como posible salvación de la presidenta. La preocupación de Vidal es mantener al pueblo en calma ocultando la información de la invasión, mientras otros sólo se preocupan por los votos.
(p. 49)
No obstante, los medios de comunicación no pueden ser detenidos y, una vez descubierto el desastre, es necesario un héroe. Mientras los zombies toman las calles más conocidas de Santiago, aparece la imagen de Sebastián Piñera como ese paladín justiciero que puede salvar a Bachelet.
(p. 51)
Piñera es el héroe necesario para ayudar a la presidenta a escapar de La Moneda. El multimillonario Piñera, como Bruce Wayne, puede pedir que traigan su helicóptero personal y salir al rescate de la acorralada Bachelet. Como cualquier superhéroe, no puede ser vencido por los intentos del opositor; aunque el Ministro de Defensa intenta atacar su helicóptero con aviones cazadores, los pilotos fallan su puntería. Más aún, los ataques a Piñera abren el camino a las puertas de La Moneda para los zombies.[7]
“La casa donde tanto se sufre” pone a la presidenta Bachelet como la heroína final de la historia en general. Si bien se le presenta al principio como la mujer acorralada junto a un edecán, pronto nos damos cuenta de la entereza de carácter que le atribuyen los creadores.
La historieta comienza dando a los lectores una vista panorámica de La Moneda como un espacio histórico que esconde la memoria de años de cambio gubernamental e ideológico.
(p. 57)
En este recinto, se afirma la posición de Michelle Bachelet no sólo como presidenta de la nación, sino como luchadora fuerte y como víctima de la dictadura. La presidenta afirma:
(p. 58)
Es entonces cuando el lector observa al único recuerdo de la dictadura en la historieta: la memoria de Michelle Bachelet y su encarcelamiento político en Villa Grimaldi. Para Bachelet, los zombies son un recuerdo de los muertos en vida, aquellos que entregaron a sus compañeros al régimen de Augusto Pinochet a cambio de no ser torturados. Es la memoria de la traición y la tortura, así como de su “vocación” de lucha. Bachelet recuerda a una compañera que sirvió como informante para las Fuerzas Armadas y que luego entregó al grupo de jóvenes a cambio de no ser torturada.[8]
(p. 62)
Una vez marcada la imagen de la memoria en el personaje de Bachelet, reaparecen los héroes anunciados: Vidal y Piñera. El primero logra llevar a salvo a la presidenta y a su edecán a la azotea del edificio por sus conocimientos de historia[9], el segundo ha de salvarlos con su helicóptero aún frente a las cómicas protestas de Vidal quien reclama: “de entre todos los que podían venir, tenía que ser el candidato presidencial de la oposición” (p. 63).
Sin embargo, como se apuntara al principio, Zombies aparenta una pérdida de la memoria de la dictadura. Ante la posible pérdida del edecán, la presidenta se sacrifica y regresa a la azotea de La Moneda automutilándose para atraer a los monstruos.
(p. 64)
La presidenta desaparece y, junto con ella, parece irse la última memoria de los efectos de la dictadura porque nadie guarda memoria alguna del trauma histórico. No obstante, la última historieta obliga a regresar al principio de la obra para entender que la horda de zombies no sólo están sedientos de cuerpos que devorar, sino que son en sí mismos un intento de regreso a la memoria olvidada.
Como bien destaca Juan Andrés Salfate, la “horda de zombies [está] compuesta por detenidos desaparecidos, gente olvidada y anónimos enfurecidos” (p. 3). El nuevo arte chileno, como arte comprometido, intenta socavar las cimientos del Chile bicentenario para reconstruir la historia/memoria en los sujetos nacionales. El trauma de la dictadura, no ha sido sanado con la construcción de monumentos históricos “sin ninguna fisura que lo abra a sus contradicciones” (Richard 2003). Los artistas, se adueñan de los hechos históricos y los manejan a su antojo para demostrar que aún atisban reclamaciones y negaciones dentro de la misma historia nacional que resquebrajan la engañosa visión de un Chile modernizado, económicamente fuerte y abierto a la globalización.
Notas:
[1] Cabe señalar que la tradición de la novela gráfica o cómic en Chile tiene fuertes raíces en los años sesenta y setenta, justo antes de la toma del poder por Augusto Pinochet. Bajo el gobierno de Allende, escritores como el poeta Enrique Lihn incursionaron en este género mixto como medio para la difusión del arte y la literatura. Si bien la acogida fue masiva, también creó discusiones al final de la década del 60 y principios de los 70 entre artistas y críticos como Ariel Dorfman y Armand Mattelart. Durante la dictadura, la novela gráfica dejó de ser publicada en masa, pero partir del final de los ochentas, resurgió en Santiago. De manera interesante, una gran parte de los lectores de este medio se encuentra entre las edades de 25 y 40 años lo que significa que son lectores que nacieron durante o a finales de la dictadura. Asimismo, los creadores de Zombiespertenecen a esta misma generación.
[2] La primera mujer en ser elegida presidenta en Chile y América del Sur. Esto sin mencionar sus anteriores puestos durante la incumbencia del presidente Ricardo Lagos. Primero tuvo la función de Ministro de Salud (2000 – 2002) y, más tarde, se convirtió en la primera mujer en Latinoamérica en servir como Ministro de Defensa (2002 – 2004).
[3] Para propósitos de este estudio, se utiliza a Pierre Nora quien define la memoria como un acto que deforma, manipula y se apropia constantemente de los datos recopilados por la historia (p. 8-14).
[4] Álvaro Ballero, Patricia Maldonado, Luli, Adriana Barrientos, Jordi Castell y Giancarlo Petaccia son presentadores o personalidades ampliamente conocidas en la televisión chilena por ser controversiales ya sea por su sensualidad – como es el caso de Ballero o Luli – o por sus programas de entrevistas sensacionalistas – como Maldonado y Castell.
[5] Fanáticos de los juegos de video.
[6] Fanáticos de la animación japonesa.
[7] Bien podría tomarse este ataque y la subsecuente victoria de Piñera como apoyo a la campaña electoral del candidato o como un ejemplo del ambiente santiagueño frente a la candidatura del magnate. Ciertamente, pudo considerarse como un augurio de lo que ocurriría meses después de la publicación de Zombies: Piñera (Renovación Nacional) ganó las elecciones culminando así diez años del Partido Socialista.
[8] Cabe señalar que, si bien es cierto que Bachelet fue secuestrada con su madre en Villa Grimaldi, los hechos de la novela gráfica son sólo licencia de los autores.
[9] Nótese nuevamente la referencia a la historia nacional y la memoria.
Lista de referencias
Equipo Zelm. (2009). Zombies en la moneda. Chile: Mythica Ediciones.
García Canclini, N. (1992). Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
Klock, G. (2002). How to Read Superhero Comics and Why. New York: Continuum.
Masiello, F. (2001). The Art of Transition: Latin American Culture and the Neoliberal Crisis. Durham: Duke Univ. Press.
Nora, P. (1989) Between History and Memory: Les Lieux de mémoire. Representations, 26, 7-25.
Richard, N. (2003). Las reconfiguraciones del pensamiento crítico en la posdisctadura. En C. A. Jáuregui, & J. P. Dabove (Eds.), Heterotropías: Narrativas de identidad y alteridad latinoamericana (287-300). Pittsburgh: Instituto Internacional de Literatura Iberoamericana.
---. (1998). Residuos y metáforas: ensayos de crítica cultural sobre el Chile de la Transición. Chile: Editorial Cuarto Propio.