Qué más necesario, en la era postveinte de enero de 2017, que reflexionar sobre lo que no importa que siguen siendo los hechos, las verdades, las realidades: los hechos, que por definición propia son irrefutables; las verdades, que aunque haya fuerzas que las oculten, no se pueden suprimir; y las realidades, que nos atañen a cada paso en el presente, con todo y sus múltiples subjetividades. Qué mejor indicio de inspiración, ante un sinfín de noticias funestas (demasiadas y seguidas en pocos días), que haber visto un buen número de personas, mujeres y, sobre todo, niñas asistiendo a una tanda de domingo para la película Hidden Figures en Whitefish Bay, Wisconsin.
Hidden Figures (Dir. Theodore Melfi) es una película basada en el libro del mismo título, escrito por Margot Lee Shetterly. En ella se realzan las figuras de las mujeres computadoras en la NASA en los años sesenta, y se enfoca particulamente en el papel crucial de Katherine Johnson[1] (Taraji P. Henson). Johnson, con su mente privilegiada, se volvió una figura instrumental para ofrecer la precisión de las coordenadas del viaje de obitación de la Tierra que hizp John Glenn en febrero de 1962, y del cual regresó sano y salvo. Johnson, junto a Dorothy Vaughan (Octavia Spencer) y Mary Jackson (Janelle Monáe), fueron personas brillantes trabajando para la NASA, en la coyuntura de la segregación racial y los prejuicios de género. Son mujeres negras quienes, en su momento, trastocaron varios libretos.
Si bien muchas veces se reducía a las mujeres a ser cuerpo desde la mirada y a ser vehículos de reproducción desde la óptica patriarcal y heteronormativa, en el caso de ellas, su valoración laboral radicaba en lo que podían contribuir desde sus mentes sofisticadamente aptas para las matemáticas. Esa valoración también significa una reducción de la persona, problemática acrecentada por el arraigado prejuicio racial de la época. Se les requería matemáticas, pero ¿y qué tal el reconocimiento de sus necesidades fisiológicas? Ser computadora, bien, pero ¿y qué tal ser persona con las necesidades humanas de todos los días? Respecto a esto, resulta problemática la escena en la que el personaje de Al Harrison (Kevin Costner) tumba el letrero del baño segregado, que decía "colored bathroom". En primer lugar, hay una inconsistencia en la localización del baño. Johnson tomaba breaks largos, ya que para ir al baño tenía que caminar cerca de diez minutos ida y vuelta; sin embargo, la escena del baño con el letrero derrumbado por Harrison muestra el baño cerca del área de trabajo de Johnson y sus colegas. Si es que ese era el baño de los hombres, tendría algo de sentido, pero todo apunta a que era un gesto para que Johnson no tuviera que salir del edificio. El gesto se quedó sin sentido porque letrero derrumbado era el de “colored bathroom” para las mujeres. El segundo problema de la escena es por la interpretación que pueda darse hacia el prototipo del salvador/benefactor blanco. El gesto de Harrison no era tanto para lucir su protagonismo igualitario, sino más bien una acción práctica, de acercamiento lógico, en un contexto en que la eficiencia y la precisión lo son todo.
Los supuestos breaks largos de Johnson también revelan verdades usualmente ocultas cuando se da un vistazo rápido, usualmente prejuiciado y estereotipado. A la situación de Johnson, única mujer negra en función de computadora, se enlazan también las trabas que Mary Jackson debe enfrentar para lograr ser ingeniera. Mientras que el problema principal de Johnson era que se encontraba fuera de su escritorio por periodos más largos que los otros empleados —lo que es normal para quienes gozan de facilidades y privilegios dados por sentado—, Jackson tenía que cumplir con unos requisitos para ser ingeniera cada vez más complicados. Como denuncia la propia Jackson, se seguía aplazando la meta, todo esto según las decisiones de quienes ya se encontraban instalados en sus posiciones de poder y por gracia de la raza a la que pertenecían. Las verdades ocultas, pues, emergen, demostrando que no toda persona empieza desde la misma posición y, más que eso, no toda persona se topa con los obstáculos extra de los prejuicios de raza, género y de acceso socioeconómico. Interpretar la experiencia de los grupos histórica y culturalmente relegados a base de los estereotipos proyectados por las mismas personas aún no conscientes de sus privilegios sociales, no solamente perpetúa la discriminación, sino que va en detrimento de todo progreso humano.
Hidden Figures, entre varias posibilidades, se puede considerar una efectiva respuesta al cliché de que solamente son los hombres los que han sido las grandes lumbreras de la humanidad. A su vez, retrata la intersección entre género y raza, generando así interés en investigar las figuras, las voces, las mentes, las verdades, los hechos y las realidades ocultas, hasta por fin acabar con el trillado cliché de "¿dónde están las mujeres?". El por fin tener la riqueza de un panorama intelectual, científico y sociocultural inclusivo y variado, tal cual ha sido y sigue siendo, nos permite ver cómo ahí siempre han estado las mujeres. La bibliografía al respecto es más que nutrida... Mucho le debemos a las Katherine Johnsons del mundo.
Notas:
[1] https://www.nasa.gov/feature/katherine-johnson-the-girl-who-loved-to-count
Lista de imágenes:
1. Theodore Melfi, Fox Movies, 2017