Consider the work of God:
for who can make that straight,
which he has made crooked?
— Eclesiastés 7:13
I not only think that we will tamper with
Mother Nature, I think Mother wants us to.
—Willard Gaylin
~...revisitando Gattaca (Niccol, 1997)~
polímeros/palíndromos
Ambos epígrafes aparecen al principio de la película. Este año cumple 20. El primero es de la American King James Bible. Sé que no soy ni el primero ni el último, pero la memoria me trajo a Willie Colón: "No se puede corregir / a la naturaleza / palo que nace doblao / jamás su tronco endereza"[1]. La canción —como Gattaca— también narra la más atávica trama: padre e hijo. ¿Valemos para nuestros padres? ¿Cuándo vale valernos valientes? ¿Ya es hora? ¿Matamos nuestros ídolos? No importa lo que hagamos —pirámides, telescopios, Large Hadron Colliders— jamás podremos evadir el legado; siempre seremos vida que sabe que piensa: la más bendita de las maldiciones. Con ritos y sangre apaciguamos esta vieja ansiedad de saber que vamos a morir. Así es más fácil. Sin llevarle la contraria al numen. De lo contrario, te chupa la bruja; Guabancex sopla. Y es que, según Eclesiastés: "Dios no hace porquerías". En otras palabras, hasta un error desoxirribonucleico es parte del plan. La Biblia está llena de cautelas y castigos (tampoco faltan los triunfos y arrepentimientos). Niccol escogió sabiamente la primera cita, que también trae el asombro ante lo sublime. Siento que esta es la mayor cautela de todas: "No traqueteemos con lo sublime, olvidémonos de los misterios". Calladitos nos vemos más bonitos.
El segundo epígrafe aparece en el ensayo "What's So Special about Being Human?", que es parte de un libro titulado The Manipulation of Life (1984). Aquí se discuten, entre otros temas, los problemas bioéticos de la época. Willard Gaylin[2] —autor de la cita y uno de los colaboradores del libro— es miembro y cofundador de The Hastings Center. Ya Henrietta Lacks llevaba 33 años replicándose después de su muerte. HeLa repica y replica en laboratorios de todo el planeta: "Their ability to persist and expand well beyond the desires of human cultivators"[3]. Gracias a sus extraños polímeros, obedecimos el llamado de La Madre; aprovechamos la patología; capitalizamos sin ética y con racismo.
También para el 1984 —año presente en toda cautela técnica y bioética— se entregó Nobel de Medicina por descubrir cómo se producen los anticuerpos. Estos descubrimientos activaron alarmas discursivas en biólogos, filósofos, novelistas, entre otros. Tenían fresca en la memoria la Segunda Guerra Mundial. Notaron que el ímpetu que dio paso al Manhattan Project —y a las masacres de Nagasaki e Hiroshima— prometía espolear la biología. El abuso de la física en el siglo XX tendrá su secuela en el XXI: de boquiabiertos y perplejos al ver células de una mujer negra replicarse fuera de su cuerpo[4], a manipular las secuencias que se traducen en anticuerpos. En otras palabras, ¿será posible, en un futuro no muy lejano, darle un "update" a un sistema inmune deprimido? Podremos reescribir lo que querramos. Sabremos qué cromosoma hay que desenmarañar. Podremos decirle a una célula: "Replícate" (Jesús le dijo a Lázaro: "Levántate"). Podremos corregir secuencias apócrifas.
Nuevas terapias genéticas mejoran la calidad de vida de personas con las más crueles secuencias. Ahora llegan a la adultez. Sus vidas son más largas que lo que planearon sus cromosomas. Miles vencen las secuencias heredadas:
These three ideas —that we differ in fundamental abilities because of innate differences, that those innate differences are biologically inherited, and that human nature guarantees the formation of a hierarchical society— when taken together, form what we can call the ideology of biological determinism.[5]
No solamente se trata de vencer en el laboratorio, también se vence cuando seguimos reiterando el "pal'ante; pa'tras, ni pa coger impulso" ("Never left anything for the journey back", palabras del héroe de Niccol, Vincent, ‘El Vencedor’). Y es que de esto se trata Gattaca (Todavía sabe a Jazz. Suena a Titán. Huele a ahora, 2017). La película de Niccol merece revisita. Ya desobedecimos a La Madre; le perdimos el respeto a la cautela judeocristiana. Ahora es más fácil trepar hasta elevar la mancha de plátano. Los fenotipos arios están al alcance de micropipetas. La voz de Amaterasu reverbera en tubos de ensayo. Antes —hasta hace bien poco— se editaba con tijeras bioquímicas; ahora editamos con CRISPR/Cas9 (Clustered Regularly Interspaced Short Palindromic Repeats[6]). Ahora es más fácil tejer a los súper atletas de Augusto Sánchez: los bebés blancos los damos en adopción y con los bebés negros hacemos una fábrica de atletas[7].
Depurar, dejando pedazos deseados. Con estos palindromic repeats borrarán el Crohn’s del par 16[8]; borrarán miopía y calvicie temprana. Valdrá la pena ser Válido. Estas secuencias —rabo de Cas9: Xacto nanoknife— son el sistema inmune de mucha cosa viva; metralla vieja de la guerra más larga de todas: virus vs procariota. Mucho de lo que está vivo ahora tiene pedazos de esa guerra. Ya los chinos traquetearon con estos palíndromos biomoleculares y encontraron que el embrión humano todavía no aguanta tanta edición polimérica (por ahora):
If the critics are correct that human enhancement is unethical, dangerous, or both, then yes, emergence in China would be worrying. From this critical perspective, the Chinese people would be subject to an unethical and dangerous intervention—a cause for international concern. Given China’s human rights record in other areas, it is questionable whether international pressure would have much effect. In turn, enhancement of its population may make China more competitive on the world stage. An unenviable dilemma for opponents of enhancement could emerge—fail to enhance and fall behind, or enhance and suffer the moral and physical consequences.[9]
¿Querrán subir la escalera que subió Eugene? ¿A caso una potencia mundial ya contempla en su futuro próximo el súper astronauta de Gattaca? ¿El súper soldado? ¿Que sus ciudadanos sean todos Eugenios, bien nacidos? Mejor Vincent que Eugene; él fue el que hizo los épicos hanging sit ups. Pilló entre su cráneo y sus manos un libro enorme: Celestial Navigations. La fuerza de los bucles nucleicos de Eugene —el bien nacido— era la más válida posible, pero lo imposible pasó. Vincent —inválido, de-gene-erate, borrowed-ladder, God-child, nacido en la riviera, the Detroit variety— llegó a la luna más bella del Sistema Solar. Lo dejó todo por un año…
Prefiero pensar que murió en Titán. Allá vivió y trabajó por casi un año. Analizó terabytes de data —nueve meses leyendo polímeros jovianos—. Me gusta pensar que Vincent murió sabiendo que hay vida en Titán, que fue parte del equipo de válidos que descubrió vida fuera de la Tierra. Y es que su padre lo impulsó a triunfar. Le dio el nombre y le dijo cómo llegar a GATTACA: "The only way you will see the inside of a spaceship is by cleaning it".
***
La mayor parte del tiempo me pienso como un optimista cauteloso. Por nada del mundo quiero la etiqueta de "ludita". Sin embargo, en el 2017 se habla de engendrar un mamut, mientras se contempla la posibilidad de exterminar la malaria. Podemos editar el source code de la vida, pero las universidades se quedan sin fondos. Podemos darles shuffle a los playlists que tenemos en nuestros núcleos, pero estamos viviendo episodios de Black Mirror. Ya le enseñamos a una computadora a predecir millones de arreglos proteicos, pero hay gente que niega el alunizaje.
A 20 años de Gattaca, la cosa está más atrás que un lagging strand.
memorias
Cuando estrenó la película, tenía 17 años. Empezaba mi año Senior —o terminaba el Junior—. Vi Contact para esa época. Y si mal no recuerdo, Sagan murió el año anterior. De seguro vi Dark City y The Matrix en el cine. En la radio sonaban Chumbawamba, Bitch —cosas así—. Mi Winamp tenía un skin de Dragon Ball Z. Creo que escuché punk por primera vez en el 97. Todavía veía NBA; fui fan hasta que se retiró Jordan. En fin, Gattaca pasó cuando acababa mi niñez. Pasó justo cuando descubrí Internet; poco tiempo antes de que se portara mal el fraseo del par 16. Qué cosa cabrona: eliminar códigos no deseados, editar ADN para corregir. No queremos replicaciones gulembas, queremos las más altas secuencias. "No me llegues a casa con un negrito o una negrita, hay que arreglar la raza…". Realmente, "la raza se arregla cuando se daña"[10].
Leí algo sobre Dolly en mi último año de la high. ¿En serio vamos a estar en esas? ¿Optimismo cauteloso? ¿Alarma? ¿Qué se joda to, todo el mundo por su lado? Como una buena película —un buen experimento, una pieza efectiva—, la poesía de Niccol dejó muchas preguntas. Bregamos con ellas mientras se acababa el siglo XX y empezaba el XXI. Gattaca —como We, Brave New World y Nineteen Eighty-Four— ayudó a millones a trabajar con estas preguntas. "Más vale vencer que nacer bien".
Notas:
[1] https://youtu.be/uAVs0m3Xak4
[2] http://www.thehastingscenter.org/team/willard-gaylin/
[3] https://en.wikipedia.org/wiki/HeLa
[4] http://berkeleysciencereview.com/article/good-bad-hela/
[5] R.C. Lewontin en Biology as Ideology
[6] https://youtu.be/jAhjPd4uNFY
[7]http://www.elnuevodia.com/noticias/politica/nota/expresionesdesacertadasdelospoliticos-1447692/
[8] http://wiki.ggc.usg.edu/wiki/Crohn's_disease#Chromosome_location
[9] http://www.bbc.com/future/story/20160804-china-may-be-the-future-of-genetic-enhancement
[10] https://youtu.be/VIcsLgjPlXs
Lista de imágenes:
1-4. Andrew Niccol, "Gattaca", 1997