Un gobierno en el cual las mesas de trabajo para tomar decisiones económicas están llenas de hombres, heterosexuales, blancos, cristianos y adinerados es un gobierno cuya legitimidad debe ser cuestionada. Debe ser cuestionada por las mujeres, pero también por los demás grupos sociales que, como nosotras, están mirando la mesa desde la vitrina manipulada de los medios de comunicación sin saber a ciencia cierta lo que está pasando. Hablemos en serio, ¿es legítimo un gobierno que piensa primero en los grupos privilegiados y que luego, si acaso, se acuerda del resto del país?
La realidad es que en nuestra Isla el nivel de desigualdad social es similar al de la década del 50. Sí, lo digo a cada rato. Pero lo digo y lo repito porque parece que aún mucha gente no entiende lo que eso implica. Hablar de una desigualdad de tal magnitud implica reconocer que nuestra clase media está desapareciendo, que los títulos universitarios ya no sirven, que los empleos que surgen son empleos no diestros y por lo tanto mal pagados y temporeros, que la educación está en jaque con una calidad cuestionada, que derechos humanos como la salud, la vivienda y la propia vida no están garantizados y que todo esto crea un clima social en el cual se polarizan más y más las diferencias de clase social, raza, género y hasta de orientación sexual.
¿Para qué el gobierno, entonces? ¿No es acaso la función gubernamental servir de ente regulador de las fuerzas sociales e intervenir para lograr el bienestar común? Y si nuestro gobierno -las tres ramas- está fallando en su encomienda, ¿merece nuestra confianza? ¿Merece que le paguemos contribuciones? ¿Merece que le entreguemos el poder de tomar decisiones que afectan nuestro presente pero también el futuro de nuestras hijas e hijos? Si no cuestionamos, si no retamos, estamos dando carta blanca para que sigan saqueando nuestra patria. Peor aún, estamos rindiendo a la desesperanza y el cinismo nuestro derecho legítimo a exigir que el gobierno nos sirva y no que se sirva de nosotras y nosotros.
¿Pero qué hacer? ¿Qué hacer?
La semana pasada el Senado de Puerto Rico aprobó el Proyecto de la Cámara 1696 (PC1696). Mucha gente miró el asunto y dio por sentado que se trataba de una emisión de bonos más. Nada particular. Mucha más gente, sin embargo, ni siquiera notó que se estaba discutiendo una nueva emisión de bonos. En ese contexto, nadie se preguntó “¿qué hacer?”. Parecía que no había que hacer nada.
Desde que el PC1696 se aprobó en la Cámara, algunas personas intentamos llamar la atención sobre varios asuntos que no tienen nada de rutinario o insignificante: la nueva emisión de bonos refinancia $2,000 millones de dólares, pide $1,500 millones adicionales, cede el poder de imponer contribuciones a los bonistas y abre la puerta a demandas fuera de la Isla en tribunales seleccionados por esos mismos bonistas para cobrar las deudas. ¿Le parece rutinaria esta emisión de bonos? Mire dos veces. Algunos de los legisladores que defendieron la emisión en los medios dijeron que eso se había hecho antes para que la gente se olvidara del tema. Pero la realidad es que nunca antes habíamos negociado una emisión de bonos en términos tan desastrosos para la Isla y con una deuda que es claramente impagable. ¿Un dato adicional? De los $3,500 millones que estamos pidiendo a préstamo con esta emisión, la fuente de préstamo se quedará con cerca de un 30%. Es decir, empeñamos la Isla y pagamos por $3,500 millones, pero sólo recibiremos una cantidad que el propio Senado no pudo precisar y que puede rondar los $2,600 millones.
Sólo tres senadores de mayoría votaron en contra del PC1696 y en su voto explicativo en contra señalaron tres puntos importantes: (1) Nuestra deuda pública ya supera el tamaño de nuestra economía; (2) Si hacemos un cálculo de lo que habría que pagar, cada familia puertorriqueña debería pagar $5,000 anuales de intereses; (3) Del total de $76,000 millones de nuestra deuda, cerca de $50,000 son de deuda extraconstitucional. Según los senadores Ramón Luis Nieves, Antonio Fas Alzamora y Ángel Rosa, esa deuda “no está garantizada. Nuestro ordenamiento establece que la deuda constitucional debe ser pagada de forma prioritaria sobre cualquier otro gasto”. La deuda constitucional es de $14,700 millones de dólares. Es decir, nuestro gobierno podría tomar otras medidas y decidir NO emitir más bonos mientras encamina otras acciones dirigidas a reorganizar nuestra economía y trabajar un plan REAL de desarrollo económico.
Nuevamente, ¿qué hacer? ¿Qué hará usted?
El PC1696 es sólo un botón de muestra de la ristra de botones con la cual se cierra el gabán el señor don dinero que nos gobierna desde hace décadas. El gabán ya está a punto de reventar con su barriga mientras en las barriadas y barrios de nuestra Isla las mujeres son el grupo más pobre de nuestra sociedad y los hombres mueren por decenas en el mundo del narcotráfico que se les diseñó como realidad alterna para que no interfieran con el mainstream que gobierna, da y recibe incentivos, explota trabajadoras a tiempo parcial y educa a sus hijas e hijos para el segundo nicho de empleos que existe ahora: el de alta especialización en tecnología.
Las hijas e hijos de la clase media no tienen ni tendrán acceso a la educación necesaria para escalar a ese mundo. Descenderán al mundo de la pobreza no diestra y se sumarán a las masas que no tienen tiempo ni recursos para participar activamente en una democracia que es más bien el sello de goma que cada cuatro años sube al poder a los sirvientes del señor barrigón, que además, como dije en el primer párrafo, es blanco, heterosexual, cristiano y adinerado.
Ya, ya. Estoy incitando a una guerra de clases. Casi escucho los pensamientos de alguna gente. Pero no. Se equivocan. La guerra ya existe. Sólo que el grupo bajo fuego aún no ha decidido contestar.
¿Qué hacer? ¿Qué hará usted?
Si repasamos la prensa de los últimos meses y nos enfocamos lo suficiente como para ver los patrones de las acciones y expresiones gubernamentales, nos daremos cuenta de lo siguiente.
Mientras economistas como Joseph Stiglitz dicen que la combinación entre una educación mediocre y un aumento en empleos de alta tecnología implica un aumento en el desempleo porque la clase media no estará preparada para entrar en ese sector, en nuestra Isla desmantelan el sistema de retiro de las maestras y se habla de cerrar 200 escuelas. Si en Puerto Rico hay 78 municipios, cerrar 200 escuelas equivale a cerrar al menos dos escuelas por municipio.
Miren más. En septiembre de 2013, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió un nuevo Documento de Análisis llamado: “Las mujeres, el trabajo y la economía: Beneficios macroeconómicos de la equidad de género”. Según algunas economistas feministas, la importancia de este documento estriba, no en lo que dice, sino en quién lo dice. El FMI es una de esas entidades que son escuchadas por ministros o secretarios de finanzas y por entidades bancarias importantes. Al margen de las discusiones que podemos tener en cuanto a lo que falta o sobra en el documento, hay varios puntos a resaltar: (1) reconoce que las contribuciones de las mujeres a la actividad económica medida están por debajo de su potencial; (2) señala que el avance de la equidad de géneros parece haberse estancado y (3) afirma que la desigualdad de géneros tiene serias consecuencias macroeconómicas.
Mientras el FMI dice esto, en Puerto Rico la tasa de participación laboral de las mujeres es menor que la de los hombres y el gobierno está fomentando dos tipos de empleos (vean los anuncios de acuerdos con la Ley de Empleos Ahora): sector construcción y sector fastfood-walmart-explotagente. No hay políticas reales de desarrollo que reconozcan las capacidades del sector de las mujeres, su jefatura de familia y las limitaciones de acceso que nacen de la pobreza y la discriminación. ¿Las consecuencias serias? Esas las veo cada día. Desde las consecuencias que veo en mujeres que viven la violencia de género, hasta las que veo en sus hijos e hijas que heredan la pobreza y las que nos explotan en la cara cada día cuando nos enfrentamos a un país violento y a la vez incapaz de una concertación que nos ponga en camino a un sistema de producción equitativo.
Miremos de nuevo la prensa. ¿Con quiénes se reunió el gobernador para hablar de la degradación de bonos? Con la Asociación de Bancos, la Asociación de Industriales y otras asociaciones que por décadas han legislado a través de sus testaferros en el gobierno y se han beneficiado del dinero que ahora el país debe a los bonistas. Transparencia: cero. Participación democrática: cero. Seguir recomendaciones de economistas: cero. Mientras se recomienda limitar la asistencia pública a las grandes empresas, incluyendo las ocultas, el gobierno paga los empleos de Walmart y de otras corporaciones foráneas que se llevan sus ganancias de la Isla. Mientras se recomienda limitar los excesos del sector financiero, el gobierno les pide permiso para tomar decisiones y el presidente de la Asociación de Bancos ha dicho enfáticamente que los bancos no pueden renunciar derechos ni aceptar nuevas imposiciones. Mientras se recomienda reforzar la asistencia social, aquí la quieren limitar. Mientras se recomienda crear y mantener empleos plenos, aquí se ha fomentado el subempleo.
No me tiene que creer. Haga su búsqueda en google (el dios google) y mire.
Notará que esta columna es de economía, de derechos de las mujeres y de los derechos del país entero. También es una provocación que nace de la indignación. Traté de escribir del 8 de marzo y el Día Internacional de las Mujeres que conmemoraremos esta semana, pero me resultó imposible. Esta no era mi columna original, pero así son las cosas en un país en el que el gobierno tiene prisa por resolverle a los bonistas y parsimonia y dejadez para resolverle al pueblo. Se cuestiona una todo. Desde una perspectiva de género, pero también de derechos humanos y de equidad. Y ahí, en mi corazón feminista entonces entra el amor y la solidaridad con otros sectores. La equidad es para todas y todos, o no es.
Y vuelvo y pregunto, usted, ¿qué hará? Le propongo que lea, que cuestione, que hable. Le propongo que haga cosas concretas. Que su hablar tenga un propósito y que su hacer tenga consecuencias. Salga de su confort. Estamos en tiempos excepcionales. No pretenda vivir su vida de siempre. Después de todo, esa no le va durar mucho. Cuando el gobierno empiece a implosionar por sus propias decisiones usted se arrepentirá de no haberlo retado a hacer lo correcto. El PC1696 aún necesitará la firma del gobernador. Eso es algo concreto, pídale que vete el PC1696. ¡Aprenda a usar los dichosos hashtags! El 15 de abril se pagan contribuciones, ¡pregúntese si las quiere pagar! Desde abril y mayo se hace y aprueba el presupuesto del gobierno, ¡instrúyase y exija transparencia!
Déle. ¿Qué hará? Y por favor no me diga que esperará al 2016. No deje que el cinismo o la desesperanza que han sembrado en el país nos gane la batalla por un país de equidad.
Lista de imágenes:
1. Gráfica: "Puerto Rico's 20 year bond crashes", 2013.
2. Nikki Khan, Puerto Rico in Crisis, 2013.
3. Getty Images, People scan the bulletin board for job postings at the unemployment office on November 14, 2013 in San Juan, Puerto Rico. The unemployment rate hovers around 14 percent, almost twice the national average.
4. Gráficas de Wall Street Journal.
5. Alvin Baez/Reuters, A man in Ponce, on Puerto Rico's southern coast, stands next to a stand displaying newspapers with headlines referring to last week's downgrade by Standard & Poor of the U.S. territory's credit rating. Standard & Poor's, Moody's and Fitch have now all downgraded Puerto Rico's debt to junk status in the latest blow to an economy that has been battling chronic recession, high unemployment, population decline and a perennial budget shortfalls that have left it with $70 billion in debt, February 2014.
6. Alfredo Sosa/Getty Images, An abandoned building in the Isla Verde area of San Juan, Puerto Rico, 2013.
7. Ricardo Arduengo/AP, A demonstrator holds a mock skeleton with a sign that reads in Spanish “March. Don’t play with my pension!” during a teachers protest outside the Department of Labor in San Juan, Puerto Rico, Wednesday, Jan. 15, 2014 as Puerto Rico’s financial crisis worsens.
8. José Buscaglia, "Puerto Rico en su Laberinto", 2012.