Sabido es que, en radio, el silencio es contraproducente, un espacio radial sin emitir sonido durante 30 segundos puede ser de mala imagen para una emisora. Pues bien, en la FM de la Universidad Nacional de Misiones en la Argentina se la arreglaron para que ese espacio sin transmitir sea ¡de tres meses! Hecho que en cualquier otra radio universitaria de América Latina lo mismo habría supuesto un escándalo nacional.
En Misiones, no obstante, se nos ha explicado con toda la calma que es que un rayo le pegó a la antena de FM Universidad el 15 de noviembre del año pasado, y en principio los directivos adujeron que no era técnicamente posible montar la antena nuevamente en el mismo lugar. Primera afirmación que llama la atención.
Sucedió que después del rayo inoportuno, la gente que sintonizaba la 98.7 durante muchísimos años, a partir de ese día no escuchaba absolutamente nada, ni siquiera una explicación de por qué no escuchaba nada. El tratamiento dado a esta situación de parte de sus responsables, fue bastante particular: no hubo ningún tratamiento.
En una entrevista hecha por la revista superficie a Hernán Cazzaniga, secretario de extensión de la Unam, al preguntársele qué pasaba en este lapsus con la difusión de situaciones sociales de extrema gravedad que FM Universidad solía tratar, contestó textualmente: “los graves hechos que usted menciona merecen un tratamiento en los medios de comunicación y de hecho existen medios públicos como LT17 donde a la mañana por ejemplo hay una propuesta muy plural…o la radio municipal y también variedad de medios privados que son voces alternativas”. Es como si de repente el gerente de Pepsi decidiera cerrar por un par de meses la empresa y dijera “En estas vacaciones, díganle a los clientes que tomen Coca Cola nomás”.
Pero la historia es más turbia -¡cómo y de qué manera!- ya que la caída del rayo pareciera que fue más un argumento de un plan preestablecido. En efecto, la tan mencionada forma cooperativista de refundar la radio nunca existió. Ningún conductor tuvo oportunidad de despedirse de su audiencia, y tuvieron que dejar a todos sus invitados colgados. Tampoco fueron convocados para proyectar el nuevo sistema de cambio. Además, en el proceso de reorganización racional de la emisora, retomar el mismo programa en el caso de los programas externos cuesta bastante. Los interesados deben ahora esperar respuesta. ¿Por qué simplemente no se le reunió a la gente que venía trabajando con la mayor de las voluntades y se les preguntó si querían continuar? Sería lo ético. Aunque continuarían bajo circunstancias bastante especiales. El nuevo estudio -el anterior fue virtualmente desmantelado- queda a cinco kilómetros del centro, no sólo de más transitado acceso para la realización del programa, sino bastante complicado para tener visitas en planta.
Desde el Campus, transmitiendo con una potencia igual a la que se tenía en el centro, con la gente trabajando en idénticos espacios físicos del original -si bien el predio del Campus es enorme, el destinado a la FM por el momento son de similares dimensiones a la anterior-, con problemas de falta de accesibilidad desde el microcentro -hay que pasar por una veintena de semáforos para llegar-, uno se pregunta ¿dónde está la gran evolución? ¿pasa realmente la FM Universidad de la Era de Hielo a la Civilización Espacial con esta movida, o todo fue una excusa para replantear la programación?
Si la Radio Universidad de La Plata, que ya lleva 90 años transmitiendo, suspendiera por un día sus actividades, sería noticia nacional. La FM de la Universidad Nacional de Misiones no transmite por tres meses, y acá te dicen “tranquilo nomás”.
De repente el prestigio, la credibilidad, la consolidación de la imagen, la solvencia que se había forjado pacientemente en más de 22 años de trabajo, se deja en tela de juicio en el verano de 2014, sin una razón contundente o justificable.
El gesto de los directivos de FM Universidad tanto con los realizadores de programas como con los fieles oyentes es, a todas luces: irrespetuoso, poco responsable y de poco sentido de pertenencia de su propia identidad, conquistada durante más de dos décadas.
Otro de los argumentos que ponen en relieve es que la Facultad de Ciencias Exactas exigía el estudio del centro con mucha premura. No es un argumento sólido. Es como si una empresa de amplia trayectoria demoliera su edificio de prensa y difusión, aduciendo que el gerente necesitaba una oficina extra.
Y si todo este juego es solamente para hacer de la radio un espacio afín al pensamiento político del gobierno renovador, podrían haberlo hecho de forma menos traumática, algo más elegante, y no someter a la gente a este destrato que nadie merece: ni los oyentes ni los apasionados conductores radiales. Además, sería bueno que consideren que en la diversidad está el gusto, y es la pluralidad de voces la que da el sentido a la famosa ley de medios, que en Misiones debe ser un ejemplo, ya que el Gobernador se dice tan nacional y popular como Cristina Fernández de Kirchner.
La FM Universidad de Misiones tenía hasta su abrupto corte una programación propia del 90 por ciento, como mínimo, porcentaje cosechado por conductores que dejaron sangre sudor y lágrimas en el estudio de la radio, ¿cuánto le llevará recuperar esa calidad estética, pluralidad de voces y variedad temática de nivel después de este injustificado via crucis al que sometieron a los realizadores de programas, algunos de los cuales ya están trabajando en otras radios?
No hay ningún argumento técnico para desmantelar el estudio del centro, ya que desde allí se podía hacer fácilmente un enlace o, en última circunstancia, grabar los programas allí, y pasarlos desde el Campus, cosa que ya se podía hacer con la tecnología del siglo antepasado. Lo lógico y elemental era preocuparse por conservar ese estudio para los que los veteranos conductores pudieran grabar fácilmente sus programas en pleno microcentro de Posadas, y no complicar hasta el hartazgo la movilidad de los locutores e invitados.
Si todo este trastorno mediático fue para “sacarse de encima” algunos programas que molestaban a ciertos funcionarios, debo decir que es muy chiquito el lente con el que miran. ¿A esto querían llegar los directivos de la FM? Pues bien, ya tienen su radio políticamente correcta y una programación técnicamente refinada. Disfruten de su propia trampa. Pero tengan cuidado con ella. El universo es curvo, y las ondas que emitimos siempre vuelven.