World on a Wire* y la iteración de simulacros en el cine

La virtualidad, el simulacro, la híper-realidad, la tecnología... Todos estos son puntos de engranaje, o enlaces viables, para dar cuenta de nuestra condición —una condición que se ha hecho particularmente evidente en los últimos 50 años. Todos estos factores están contenidos en la cotidianidad de millones de personas en todos los países desarrollados. Por tanto, merecen atención, merecen análisis a la luz de todos los contextos posibles. Y ese es precisamente uno de los problemas fundamentales: tenemos una vasta cantidad de contextos; muchísimos más de los que habían disponibles antes.

Soy parte de la generación que, por fortuna o por desgracia, está imbuida en este superávit de contextos, en esta vorágine de meta-narrativas. Sin embargo, ¿no es verdad que esto, en cierta medida, siempre ha sido así? ¿Es descabellado pensar que hemos estado re-accionando y gestándonos en torno a ideas y concepciones de los que vinieron antes? ¿Es erróneo pensar que la innovación es un simple remix?

No soy un académico; simplemente soy un entusiasta de memes culturales. Soy de los que piensa que Roy Batty es un filósofo existencialista; soy de los que sabe lo que es un chrono-synclastic infundibulum. También quiero hacer el ejercicio de contestar preguntas especulativas y retóricas como las antes mencionadas. En otras palabras, confieso que soy un fan de la ciencia ficción —ya sea cinematográfica o literaria. Recientemente, vi una restauración digital de la película alemana World on a Wire (Rainer Werner Fassbinder, 1973), basada en Simulacron-3: una novela de ciencia ficción, escrita por Daniel F. Galouye.

Precedida, en muchos aspectos, por la computadora de Alphaville y la genialidad de Fritz Lang; World on a Wire es más film noir que sci-fi, es el inverso estilístico de Blade Runner. Tiene dos partes y fue hecha para la televisión alemana de los años setenta. Es larguísima, —sus dos partes suman un total de 212 minutos—, densa en contenido, alegórica, kitsch, irreverente, satírica y dialoga muy bien con películas como The Matrix, Inception, Source Code, eXistenZ** etc.

Estos trabajos pueden ser tomados como textos al momento esbozar la relación que tiene el hombre con la tecnología —especialmente las tecnologías cibernéticas y los avances biotecnológicos. No es necesario ser un cinéfilo experto para notar los paralelos entre World on a Wire y las películas mencionadas. Y es que, con toda seguridad, se puede decir que es precursora —especialmente en el caso de The Matrix (el que se aventure a ver este delirio fílmico, además de soltar algunas carcajadas catárticas, podrá notar el vínculo con el trabajo de los Wachowskis).

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La película es laberíntica. El entramado de mundos está hecho de simulacros, contenidos unos dentro de otro; una suerte de matryoshka fílmica: cada uno de ellos simulando el otro, en donde las relaciones humanas se re-presentan con un fin tecnocrático. Visto así, la fórmula es bastante parecida a lo que vimos en Inception. Los discursos del filme también remiten la concepción de biopoder —concepción explorada en películas como Source Code— y a la dialéctica hegeliana amo-esclavo: “It is thus a parable of a master and his servant: as the master’s needs become more refined and he increasingly relies on his servant to ensure they are met, the servant becomes more and more refined and the master increasingly stupid. Although the master cannot live without the servant, the servant can live without him. Seen historically, this is the equivalent of feudalism, which gave rise to the middle classes but was then abolished by them.”[1]

Este laberinto fractal y fílmico de espacios virtuales, poblado por identity units, precede la Internet; no obstante, me hace pensar en el contexto contemporáneo y los simulacros y virtualidades jóvenes que llamamos social media"I believe with your new responsibility for the simulation model and the unusual stress of your job you're overworked, psychologically unstable. Think about it... Every day you reign like God over a miniature world you helped to create and which you mistake more and more for a real world. You can add and delete people at will. This leads to feelings of guilt, depression and anger." — Dr. Hahn, psicólogo de la institución cibernética IKZ Esta cita del psicólogo —en la cual se analiza la situación del Dr. Fred Stiller, nuevo director del Simulacron—  bien pudiera ser un diagnóstico a cualquier persona del siglo XXI que haya tenido una experiencia psicopatológica, al momento de manejar cuentas en Twitter o en Facebook.

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Es fácil confundir a World on a Wire con una película diseñada, solamente, para satirizar. No culpo a quien esto le parezca así, pues el elemento satírico es fundamental en este trabajo: se expone la utopía como un chiste, una distopía (dys – mal/topos – lugar). Sin embargo, el humor en la película es un vehículo que lleva las inquietudes –estéticas y filosóficas– del director de una forma muy original; se puede decir que, en muchos sentidos, Werner Fassbinder se adelantó a su época. El director utiliza la técnica miseen abîme: utilizada en el arte occidental por siglos (puede referirse al efecto que se produce cuando se refleja un objeto entre dos espejos).

En el séptimo arte hemos visto la técnica en algunas de las películas mencionadas en este escrito. Además de atender las inclinaciones estéticas del director, este recurso también funciona para contemplar inquietudes de corte metafísico, preguntas que tienen resonancia con las tradiciones filosóficas que se cuestionan la naturaleza del ser y de la realidad: "You are nothing more than the image others have made of you." — Prof. Vollmer. El Prof. Vollmer, –predecesor del Dr. Stiller–, sabe como sabía Morpheus, como sabía Dr. Manhattan, y como sabía Winston Niles Roomford… saber es cargar con la existencia a cuestas. Pero ¿cuál es este saber?; ¿cuál es esta existencia?

 

World on a Wire es una película detectivesca; y hace referencia, aunque sea de forma indirecta, a otras piezas que forman parte de la Literatura Universal; piezas que a su vez hacen referencia a textos predecesores, textos que son referencias a unos más antiguos — “It's the idea of an idea of an idea….” — Dr. Stiller. De esto sabía Borges, aunque su dominio en las matemáticas no fuera infalible"Scharlach, cuando en otro avatar usted me dé caza, finja (o cometa) un crimen en A, luego un segundo crimen en B, a 8 kilómetros de A, luego un tercer crimen en C, a cuatro kilómetros de A y de B, a mitad de camino entre los dos. Aguárdeme después en D, a dos kilómetros de A y de C, de nuevo a mitad de camino. Máteme en D, como ahora va a matarme en Triste–le–Roy."[2]

El filme es un texto fractal, una pieza iterativa que expone una procesión satírica de conceptos, ideas y temas que dan cuenta de la tradición filosófica occidental Zeno, Platón, Hegel, Baudrillard etc. Definitivamente, no es la primera gestión creativa en señalar estas ideas. Sin embargo, en el contexto contemporáneo e híper-tecnológico actual, señala, de forma refrescante, nuestra experiencia cibernética un distópico en(red)o inaprensible, que constantemente se burla de nuestra idea de lo real.

*World on a Wire puede ser vista en la pagina Hulu.

**Netflix tiene en su librería eXistenZ.

Notas:

[1] Press Kit de World on a Wire (vía Janus Films).

[2] La muerte y la brújula (Ficciones Completas, Jorge Luis Borges, Emecé Editores, S.A., 1965).