Acaba de salir a la luz el primer poemario de la puertorriqueña María Miguel. Su título, Pétalos de un violeta intenso: Mutabilis, remite a la metáfora de la mujer como flor —desde lo sexual hasta lo botánico—, y al proceso de crecimiento, sufrimiento y sobrevivencia que la llevó de una planta que tal vez hubiera perecido antes de mostrar todas sus hojas hasta lograr florecer y revelar cada uno de sus coloridos pétalos. La hermosura de la flor no quita las marcas dejadas, de ahí el color, de ahí la esperanza.
La estructura del libro es singular debido a los diversos elementos incluidos en la misma. Los poemas, cuya extensión va desde media página hasta tres hojas, están divididos en cinco partes: “Pétalos sexuados”, “Mutación amorosa”, “Decepción violeta”, “Intensidad reaccionaria” y “Flor hembra”. Estos textos están precedidos por un prólogo, “Hecha de poesía”, de Mary Ely Marrero-Pérez y una dedicatoria-poema, “Dedico mis versos”, de pluma de la autora. Además, luego de los poemas, se incluyen los datos biográficos de la escritora, sus agradecimientos, una convocatoria para un certamen literario con la “intensidad” como temática y varias páginas en blanco que invitan a los lectores a escribir sus propios textos.
A través de sus páginas podemos encontrar poemas en verso libre de diversa medida poética y que exploran temáticas variadas de la mujer contemporánea: la pasión sexual, carnal, del goce; una variada gama de sentimientos, que van desde el amor hasta la decepción; la violencia de pareja; la salida del encierro y el abuso; y la autovaloración. Esa metamorfosis es a la que alude el “Mutabilis” del título y se explicita en la portada y la contraportada de este libro-concepto que es también un canto a la libertad.
Con motivo de esta publicación, decidí hacerle varias preguntas a María Miguel sobre su escritura en general que espero interesen a los lectores presentes o futuros de la autora.
¿Cuándo comenzaste a escribir y por qué?
Mi encuentro con la poesía fue repentino y casual, aproximadamente para el 2012 comencé a escribir. Surgió en mí una necesidad de comunicar, de expresar unos sentimientos, unas inquietudes. Me percaté que fue un proceso terapéutico, más que nada. Luego de un tiempo escribiendo prosa poética, mientras veía una película de la historia de la cantante Tina Turner, experimenté una retrospección y fue bien impactante, recordé episodios tristes de mi vida cuando fui víctima de violencia doméstica y de ahí, en ese momento, nació Violeta. Luego, no pude parar de escribir.
¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?
Debo decir que mi abuela me enseñó a leer desde antes de entrar a la escuela. La lectura para mí era un escape. Soy hija única y me entretenía leyendo y tomando prestados libros en la biblioteca del colegio. Luego, todas las noches, mi abuelo me leía sentado en su sillón al lado de mi cama. Relataba historias diversas, aventuras, suspenso, de todo un poco. Ya mis lecturas más formales fueron en la escuela intermedia y, sin duda, mis maestras de Español tuvieron mucho que ver en despertar mi interés por los grandes exponentes de la literatura: Vargas Llosa, García Márquez, Ángeles Mastretta, Alejandro Casona, Olga Nolla, Antonio Skármeta, Ana Lydia Vega, Isabel Allende, René Marqués, Luis Rafael Sánchez, José Luis González, entre otros.
¿Cuáles son tus escritores favoritos y por qué?
Bueno, en cuanto a la prosa y al drama, puedo decir que la mayoría de los antes mencionados y otros más. Leí hace poco: Temporadas, de Stefan Antonmattei y me pareció muy interesante y original su propuesta, pues la historia completa está escrita en tuits. También, el libro de cuentos cortos de Mary Ely Marrero, titulado Hambre. Su estilo es muy peculiar, muy realista e, incluso, puede ser crítico y denunciante. A mí, particularmente, me encanta ese realismo, el uso de las imágenes y su manera de transformar situaciones cotidianas en historias que transmiten una enseñanza y pueden ser grotescas, crudas e impactantes. Claro, de un tiempo acá, me he concentrado más en los exponentes de la poesía. De este género puedo destacar a: Cortázar, Benedetti, Alfonsina Storni, Gioconda Belli, Antonio Machado, Octavio Paz, José Lezama Lima, Dulce María Loynaz, Neruda, por supuesto. Me gustan sus temáticas, el estilo particular de cada uno, especialmente poemas relacionados a los temas del amor. Gioconda Belli y Cortázar son de mis preferidos.
Por otro lado, tuve la oportunidad de conocer de cerca la poesía negrista cuando participé en algunas producciones de teatro y declamación. Me enamoré de esas historias, de esa cadencia y me siento solidaria con esa lucha y con el sufrimiento y los atropellos que aún siguen viviendo los negros y las negras en todo el mundo. Que esto suceda en el Caribe es inmoral, pues todos somos parte de esa negrura, de esa mezcolanza de razas. Aparte de que los negros han aportado grandemente a nivel intelectual y cultural, pero de eso no se habla, de ese aspecto intelectual no. De estos poetas puedo destacar a: Fortunato Vizcarrondo, Nicolás Guillén y Luis Palés Matos. Me agradan los poetas intensos, que te atrapan, que te enganchan desde la primera línea y, por supuesto, la historia detrás de los versos. Me encuentro estudiando también a otras poetas, pues me parece importante y enriquecedor continuar estudiando el género y cultivarme. Alejandra Pizarnik y Ángela María Dávila son dos poetas que he comenzado a leer y que me erizan la piel, esa es una buena señal.
¿Qué te motiva a escribir?
Desde una emoción en un momento dado, situaciones de la cotidianidad, una musa, algún recuerdo, un tema que me preocupe a mí o a otros, el amor, el desamor y el erotismo, sobre todo, la denuncia, la crítica hacia alguna situación que me perturba, que me parezca injusta. La naturaleza es un elemento muy constante en mi poesía, me brinda mucha paz y me siento parte de ella.
¿Crees en la inspiración o en el trabajo continuo?
Pues, creo en ambos procesos. He sabido levantarme de madrugada a escribir un poema, he estado trabajando y de repente surge un poema, un pensamiento; aun manejando he tenido que detenerme para escribir algo que se me ocurre en el momento. Pero, en este proceso de escribir el poemario, fue maravilloso escribir, incluso, por encargo y me percaté de que el trabajo continuo puede llevarnos a otras posibilidades. Pienso que debe existir la sensibilidad y el talento para escribir, como para cualquier arte. No obstante, el trabajo continuo, el investigar junto con la inspiración y el estudio, pueden desembocar en grandes resultados.
¿Cuál es tu proceso al escribir en cuanto a fondo y forma (temática y género)?
La temática de la mayoría de los poemas es el amor y el desamor. También trabajé con la violencia de género, con el erotismo, la sumisión, la búsqueda de la independencia y la libertad. En el poemario se trabaja el amor que va más allá del género, pues aparentemente es un libro escrito para mujeres, pero todos y todas experimentamos el amor y el desamor. Por lo tanto, se puede aplicar a cualquier género. Es importante destacar que, aunque fui una mujer maltratada por hombres, pude ser objetiva y entender en el proceso que no todos los hombres son maltratantes y que, incluso, existen mujeres que sí lo son. El maltrato no es un asunto de género, es más bien un asunto de poder y de control. En cada una de las cinco partes del poemario ha intervenido la figura masculina y cada una de esas figuras me demostró que no todos los hombres son iguales en su trato hacia las mujeres. Este es un aspecto muy interesante y que deseo que se conozca. En cuanto a la forma de la poesía, puedo decir que, en algunos poemas, no fue estudiada ni premeditada. En algunas ocasiones podían ser sonetos, pero en otras ocasiones se trabajó con una poesía cuya forma es más libre. Utilicé muchos adjetivos calificativos y concatenación, que es parte de mi estilo y lo he percibido en muchas de mis poesías.
¿Cómo fue el desarrollo del libro? ¿Lo pensaste desde el comienzo como una unidad, como un concepto, o como un grupo de poemas heterogéneos?
El desarrollo de mi libro fue un proceso de lo más interesante. Como dije anteriormente, comencé a escribir un día y después no pude dejar de parar. De repente, vi que tenía bastante material y que algunas personas me animaban a publicar, fue cuando comencé a percatarme de que en mis poemas había temas bastante autobiográficos y otros más generales. El libro se concibió primeramente como un libro sobre historias de mujeres. Luego, cuando la Editorial Lamaruca lo revisó, me recomendó que trabajara solamente los poemas relacionados con mi proceso de víctima a sobreviviente de violencia doméstica y este fue el resultado. Es un poemario que relata la historia de una mujer maltratada, engañada, enamorada, pero que despierta de su letargo y que necesita huir desesperadamente de ese círculo. El resultado es una mujer repuesta, realizada, no victimizada y que ha logrado la mayoría de sus metas.
En tu texto, utilizas variadamente la metáfora. Por ejemplo, destaco versos como estos: “Si el amor está en la piel”; “Regálame la música de tu silencio”; “alimenté la ilusión / y la arrojé al vacío”. ¿Cómo trabajas las metáforas en tu poesía?
El uso de metáforas en mis poemas surgió a la luz de los temas. Fluían con naturalidad, por inspiración y en ocasiones, un poco más elaboradas y estudiadas, si cabe, según el texto o la idea que quisiera comunicar.
En tu libro hay elementos de tu vida, pero también de las experiencias de otras personas. ¿Cómo ves el elemento autobiográfico en la literatura y en tu poesía?
El elemento autobiográfico en mi poesía es uno inevitable, pues este poemario fue una catarsis muy necesaria. Fue como botar el golpe a través de las palabras. No todos los poemas son autobiográficos, pero la mayoría sí lo son. Sin ánimos de ser pedante, me parece que he sido sumamente valiente al exponer parte de mi historia en este libro. Para llegar a donde he llegado, he tenido que vivir experiencias sumamente dolorosas. Este poemario es un desnudo del alma. Estoy lista para la censura, para la crítica. Cuando me refiero a la crítica, quiero decir que esa crítica puede venir de personas que, desde su ignorancia, van a comentar acerca de todo aquello que debí o no debí hacer para salir de ese círculo. También estoy preparada para enfrentar a los intelectuales a quienes mi trabajo pueda parecerles insignificante y de poco valor literario. En realidad, mi trabajo está dirigido a todos aquellos y aquellas que sean sensibles, que apoyen este movimiento de no violencia de género y, más que nada, deseo ser un ejemplo para tantas personas que continúan en el círculo y entienden que no tienen esperanza. Soy un ejemplo de que sí hay esperanza y de que el mundo no se termina porque alguien trató de destruirte.
La sección central del libro, “Decepción violeta”, es la más extensa, en ella incluyes casi el doble de poemas que en cada una de las demás. ¿Por qué?
Como mencioné antes, el haber sido víctima me inspiró a desahogarme bastante. Es comprensible que “Decepción violeta” contenga el grueso de los poemas. Se puede decir que esa parte representa el clímax del poemario.
El uso central de la palabra “violeta”, además de por las marcas dejadas, ¿lo usaste también por su cercanía literal con la palabra “violencia”?
Tu pregunta es muy válida. Pues, “violeta” no tiene que ver con el término “violencia”, aunque representa un juego de palabras interesante y pertinente. Violeta tiene que ver con el color de los moretones en la piel de las víctimas y así fue que surgió. Además, el color violeta representa cambio, transmutación a nivel espiritual. También coincide con el color representativo del Día Internacional de la Mujer.
¿Cómo ha sido la recepción a tu poemario?
Puedo decir que, sin haber presentado el poemario, ya cuento con un público cautivo que no solo se ha interesado en la historia de María Miguel la sobreviviente de violencia doméstica. La temática de los poemas los ha cautivado y se han sentido, en algunos casos, identificados. La entrevista con el rotativo Primera Hora fue impactante para muchos, incluyendo miembros de mi familia, que desconocían sobre mi experiencia. En ocasiones publicaba en Facebook algún verso o algún poema completo y a muchas personas les encantaban; me preguntaban que dónde podían conseguir mi libro y me dije: ¿por qué no? Ya el poemario tenía su fanaticada antes de ser publicado. De hecho, me han escrito víctimas de violencia doméstica, estudiantes e, incluso, otros poetas y algunos profesores, felicitándome por mi trabajo, lo cual aprecio muchísimo, pues ayudar es el propósito principal.
El libro tendrá dos presentaciones próximamente. La primera será el miércoles, 30 de marzo, a las 10:00 a.m., en la sala Olga Nolla de la Universidad Metropolitana, Recinto de Cupey. La segunda se llevará a cabo el martes, 12 de abril, a las 7:30 p.m., en Le Petit Bistro Café, en Plaza las Américas (frente a los cines, en el local del antiguo Borders). ¿Qué puedes anticipar de esas presentaciones?
A la luz de la recepción del poemario, entiendo que las presentaciones serán, en su mayoría, exitosas y cumplirán su cometido. He sido invitada a participar en actividades relacionadas al tema de la violencia de género, he ofrecido charlas para estudiantes de Trabajo Social en la Universidad de Puerto Rico. Además, tengo proyectadas varias entrevistas radiales, una de ellas con una escritora mexicana y algo que me emociona muchísimo es que mi poemario llegará a impactar a estudiantes de escuelas intermedias y superiores. Me parece relevante que se eduque a nuestros jóvenes acerca de la violencia de género. Incluso, ofreceré una presentación que incluye taller y charla, donde se tocará el tema de la violencia de género y los estudiantes podrán escribir sus poesías. Por último, otra población que me interesa impactar también es la comunidad LGBTT. Sabemos de sobra que esta comunidad ha sido una de las más discriminadas e impactadas por la violencia de género.
¿Qué estás escribiendo en estos días, qué debemos esperar de cara al futuro?
En estos días, además de la promoción de este primer poemario, estoy trabajando con el próximo, que trata sobre historias de diferentes mujeres. Ya mi historia no es la única que ocupa un papel protagónico, todas somos protagonistas. En este segundo poemario se trabaja con las distintas facetas y situaciones que puede atravesar una mujer. La mujer madre, la mujer hija, la patria como mujer, la mujer que no puede concebir, la madre que adopta, la mujer anciana, la que deambula, entre muchas otras. Entiendo que muchas se sentirán identificadas. Por otro lado, estaré trabajando junto a Mary Ely Marrero, fundadora de Lamaruca Editorial, el certamen de poesía para poetas intensos. Uno de los propósitos de Pétalos de un violeta intenso: Mutabilis, precisamente, es que otras y otros se expresen a través de sus versos. Contemplo la idea de trabajar certámenes o actividades relacionadas a la escritura de poesía u otros géneros, esta vez con jóvenes y con mujeres. Me interesa muchísimo llegar a los albergues de mujeres maltratadas. Este poemario y la causa detrás del mismo, tiene que trascender, de lo contrario, no tendría sentido.
Lista de imágenes:
1. Fong Qi Wei, "Orchid Exploded 01" de la serie Exploded Flowers, 2012.
2. Portada de Pétalos de un violenta intendo: Mutabilis (2016), de María Miguel.
3. Fong Qi Wei, "Dahlia Exploded 01" de la serie Exploded Flowers, 2012.
4. Fong Qi Wei, "Gloxinia Exploded 01" de la serie Exploded Flowers, 2012.
5. Fong Qi Wei, "Lotus Exploded 01" de la serie Exploded Flowers, 2012.
6. Fong Qi Wei, "Pom Pom Exploded 01" de la serie Exploded Flowers, 2012.