¡Sorpresa! Tenemos candidata en San Juan. Ahora que la candidatura es oficial, salen los analistas a decir que siempre supieron que Carmen Yulín Cruz Soto sería la escogida. Pues, yo no. Hasta hace pocos días, ella y personas muy cercanas a ella dejaban claro que para San Juan no inventaran, que ella iba a concentrarse en obtener una posición de liderato dentro de la Cámara de Representantes. Pero, Carmen Yulín quería otra cosa. Y lo ha logrado.
El brillo de sus ojos cuando se expresa sobre su candidatura delata una verdadera pasión por la oportunidad que tiene ante sí. Acepto que ese brillo le ganó a mi cinismo y a cierta incomodidad que me había producido unas expresiones que hizo en torno a las candidaturas de otras mujeres dentro del PPD. Más allá de todo, su candidatura marca un episodio importante dentro de la gesta de las mujeres por lograr más espacio político y, por ello mismo, es susceptible de ataques de todo tipo.
De hecho, como activista feminista, las mujeres candidatas suelen ponerme en aprietos. Una quisiera que todas fueran portavoces de la equidad, que todas trabajaran sus carreras desde la perspectiva de género y que todas fueran solidarias con otras mujeres. Pero, sabemos que eso no es así. En Puerto Rico, los principales partidos políticos tienen a mujeres líderes que ignoran por completo los intereses de las mujeres y de ellas mismas. Al decir de Albita, “primero soy penepé, luego feminista”.
En el caso de Carmen Yulín, ella siempre ha reconocido que su entendimiento de los asuntos de género ha estado marcado por un proceso de crecimiento. También ha dicho que está dispuesta a aprender para entender. Eso, de por sí, es un gran adelanto en comparación con la mayoría de sus compañeros y compañeras, quienes son completamente indiferentes al tema o abiertamente opositores al mismo. En el caso del legislador Luis Farinacci, Cruz Soto fue la única de las políticas de su partido que hubiese votado a favor de la expulsión del individuo, de éste no haber renunciado antes.
¿Cón qué soñamos algunas de nosotras en cuanto a candidaturas de mujeres?
Cuando Sila María Calderón se convirtió en gobernadora, siempre tuve muy presente el doble discurso que ella manejaba muy bien: era puro hierro “como un hombre” para tomar decisiones y una “verdadera dama” cuando se le atacaba. Recuerdo muy bien aquellos días, que parecían felices, porque habíamos salido del rossellato y pensábamos que comenzaba una nueva era. Sin embargo, todo duró muy poco. Algún día la ex Gobernadora nos hablará de la verdad detrás de su desencanto, de porqué la gobernación evidentemente no llenó sus expectativas y porqué prefirió retirarse sorpresivamente.
El asunto es que las mujeres con aspiraciones políticas todavía cargan con las consecuencias de las decisiones de Calderón. Y es que uno de los tantos problemas que nos trae la inequidad es que mientras cientos de hombres pueden equivocarse, de las peores maneras, en la política, nadie se atreve a descartar a los nuevos hombres que surgen. Ahora, si una mujer política es percibida como que hizo un mal trabajo (aunque no lo hubiese hecho mal), las mujeres que venimos después tenemos que responder por ella, por nosotras y por las que vengan. Además, ni la presidencia de Victoria Muñoz Mendoza ni la de Calderón significaron para otras mujeres populares un espaldarazo a sus aspiraciones.
Todavía el PPD sigue siendo el partido con menos candidatas mujeres en su plantilla y la Junta de Gobierno sólo cuenta con tres mujeres, además de los espacios ocupados por Mendoza y Calderón, por ser ex presidentas. Brilla por su ausencia en el PPD alguna estructura o gestión institucional que procure atraer más mujeres para liderar ese partido. Por el contrario, aún siendo Carmen Yulín la representante que más votos obtuvo en las primarias de su partido, su correligionario Luis Raúl Torres, “ocupó” la oficina de su supuesto amigo Héctor Ferrer para lograr la portavocía de su partido a puro mollero, tal como lo saben hacer los machistas como él.
Carmen Yulín ya llegó a la candidatura, ¿ahora qué?
En un principio, cuando su partido la ninguneaba, se pensó la candidatura de Cruz Soto como una apuesta de la ciudadanía preocupada por su Capital, más allá de agendas partidistas. Por su propio trabajo, Carmen Yulín cuenta con apoyo de organizaciones sindicales, de la comunidad LGTTB y de algunos grupos feministas, entre otros. Hasta ahora, ese apoyo no ha sido organizado. No existen medidores, por ejemplo, de cómo el mismo se ha traducido en votos, sobre todo, porque me consta que muchos y muchas de quienes la han apoyado no son populares y, por ende, no votaron en las pasadas primarias. Lo que sí me parece claro es que esos puentes de comunicación le han brindado a ella una profundidad filosófica de lo que debe ser la polis y hacia qué quiere y debe trabajar. A cambio del apoyo, ella le ha dado mayor resonancia a ciertos reclamos.
Sin embargo, y precisamente por esos grupos de activismo social no estar organizados entre sí y por el repelillo que muchas de nosotras y nosotros le tenemos a la cuestión político partidista, ese apoyo evidentemente no fue suficiente para que ella se sintiera segura para aspirar a la candidatura por San Juan, aunque su partido no lo quisiera. Cuando nos dimos cuenta de que ella no sería la candidata, entonces llorábamos por las esquinas y un poco le reclamábamos que no hubiera sido “valiente”. Claro, queríamos que ella se sacrificara por nuestros sueños, pero no queríamos trabajar por su candidatura. Y ella, ciertamente, no estaba lista para aspirar a una posición tan importante sin contar con el apoyo de su partido. Tengámoslo claro, Carmen Yulín es popular. No soñemos con otras cosas.
Esos casi 220,000 votos que la pusieron en la cúspide de las pasadas primarias, fueron votos de mujeres y hombres populares, de toda la Isla. Si me obligaran a apostar, yo apostaría a que ella recogió los frutos de ser una de las pocas voces firmes que reiterada y consistentemente se han opuesto a la agenda neoliberal de Luis G. Fortuño. Y ya. Ni los soberanistas deben reclamar que el voto fue un apoyo a la soberanía ni las feministas podemos reclamar que los votos corresponden al género de Carmen Yulín. Sobre todo porque ella misma se ha ocupado de aguar intensamente su discurso soberanista y porque, en días previos a la primaria, dijo tranquilamente que no se debía tomar en cuenta el género de una persona a la hora de votar por ella. Aunque a mí me haya sabido y me sepa muy mal esa declaración, la verdad es que ella así habló. Por ende, fueron esos votos populares los que hoy le entregaron la candidatura. ¿Qué pasará con la Alcaldía de San Juan?
Las mentadas alianzas
Si hay alguna palabra que ha sido manoseada es la palabra “alianza”. El PPD se ha encargado de procurar alianzas en las pasadas tres elecciones que, según sus líderes, se refieren a “voten por mí porque no soy el PNP”. Ya en las pasadas elecciones se llevaron un buen cantazo porque los y las electoras están hartas de ese tipo de manipulación. Y en San Juan sucede, desde hace tiempo, que el voto no afiliado y el independentista decide las elecciones. La vez pasada muchos se quedaron en sus casas porque el candidato popular era como una versión roja del actual alcalde. En vista de eso, ¿puede ganar Carmen Yulín? Claro que sí. Pero, nos necesita a todas y todos, y tendrá que ganarse el voto, puesto que cada día son más quienes le han tomado el gusto a eso de quedarse en casa el día de las elecciones, comprar popcorn y ver el show por televisión.
Para ganar, además, necesitará no sólo un compromiso particular de que votemos por ella. Su campaña no se caracterizará precisamente por el despilfarro de millonarias sumas de dinero en publicidad. Ella misma ha dicho que necesitará el cara a cara por los barrios. Necesitará, entonces, que quienes logremos alguna alianza con ella y su candidatura, salgamos a la calle a hacer campaña por y con ella.
¿Qué podría aportar el movimiento de mujeres?
Creo que es hora de ponernos de acuerdo en cuanto a qué es una alianza.
Dice la Real Academia Española que una alianza es la “unión de cosas que concurren a un mismo fin”. Si en el caso de San Juan, el fin es un proyecto orgánico e integral de una “ciudad”, las mujeres tenemos pedidos que van más allá de que se nos respete nuestro derecho constitucional a pintar carteles en contra de la violencia machista.
Obviamente, no puedo hablar por las otras mujeres ni por el movimiento feminista de Puerto Rico. Pero, se me ocurre que, de entrada, es imposible hablar de un verdadero proyecto democrático sin que la perspectiva de género lo atraviese de principio a fin, es decir, transversalmente. Los asuntos de las mujeres, como a veces les llamamos, son también los asuntos relativos al ambiente, a la seguridad, a la comunidad LGTTB, a la economía, a la vivienda, etc. Eso quiere decir que no se llenarían nuestras expectativas (o al menos, las mías) de una buena plataforma con un mero inciso de algún programa que se titule “Mujeres” y bajo el cual se bosqueje un compromiso superficial con nosotras.
Quisiera también una candidatura que se comprometa, desde un inicio, a que una vez obtenida la administración de la Ciudad, se abriera un espacio ciudadano de comunicación directa con la Alcaldesa en el que los diversos sectores y comunidades podamos incidir en el día a día de la ciudad. Quisiera también una candidata con visión histórica de la importancia de su propia campaña para las otras mujeres que vienen detrás. No puede ser que “ser mujer” no sirva para validar toda una propuesta política, pero sí sirva para requerirle al presidente de su partido que le diga personalmente que es su candidata a San Juan. Quisiera una candidata solidaria y que esté dispuesta a abrir puertas a otras. Que en vez de considerar a otras mujeres como amenazas, las vea como futuras aliadas.
A cambio de un compromiso así, las mujeres organizadas podríamos aportar nuestros conocimientos en organización de base, en campañas mediáticas con pocos recursos, en redacción de escritos. Aportaríamos también nuestro expertise en trabajo social, en medios, en derecho, en psicología, en desarrollo comunitario. Aportaríamos nuestra credibilidad, entrega…y nuestra pasión.
El camino no será fácil. La llamada maquinaria del Partido procurará hacer las cosas siguiendo patrones tradicionales porque supuestamente esos son los que conducen a la victoria. Habrá quienes pretendan reproducir las maneras violentas del Alcalde. Habrá quien pretenda que Carmen Yulín Cruz Soto, una vez más, ponga sus propios deseos por debajo de los del candidato a la Gobernación. Habrá quien le susurre al oído “esos grupos no conocen a San Juan” para que nos descalifique. Esos serán algunos de los retos que Carmen Yulín tendrá que superar para validar su apuesta inicial de que “el poder está en la calle”. Las expectativas son altas y tremendas, tal vez demasiado, pero si alguien las puede cumplir es una mujer.
Lista de imágenes:
1. Imagen del perfil de Carmen Yulín en Facebook.
2. Albita Rivera. (Andre Kang, archivo de Primera Hora).
3. Carmen Yulín y legisladores del Partido Popular Democrático. (Gerald López Cepero, archivo de Primera Hora).
4. Manifestación en la UPR Río Piedras, enero de 2011. (Foto Primera Hora/Andre Kang).
5. Archivo de El Vocero.
6. Carmen Yulín participa de la marcha contra el Gasoducto. (Archivo de Claridad).
7. Mural contra la violencia machista creado por el Movimiento Amplio de Mujeres de Puerto Rico.
8. Corrección: Meme difundido en las redes sociales en el que se parodia al eslogan de "Llegó papá", el cual aludía a la campaña de Hipólito Mejía por la presidencia de la República Dominicana, y que reproduce los patrones tradicionales sobre cómo se hace politica. (Fe de errata: Se hizo una corrección a la información de esta imagen el lunes, 2 de abril de 2012).