¿Quién es esclavo?

Es también debido a causas naturales que unos seres mandan y otros obedecen, para que cada cual obtenga seguridad mutua; porque aquél que ostenta una mente capaz de reflexión y previsión es por naturaleza superior y gobernante, mientras quien tiene excelencia meramente corporal está hecho para ser esclavo; de lo que se entiende que la condición, ya sea de amo o de esclavo, es igualmente beneficiosa para ambas partes.
-Aristóteles, Política - Cap. II

La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento, sin la dirección de otro.
-Emmanuel Kant, ¿Qué es la ilustración? 

         La opresión se moderniza expandiendo por todas partes las formas de mistificación que permiten ocultar nuestra condición de esclavos..
-Jean-François Brient, De la servidumbre moderna

 

En 1981 la última nación esclavista, Mauritania, abolió —de ley, aunque no de facto— la esclavitud. Se pensaría así que los humanos nos hemos emancipado, por fin, del pesado síndrome de homo homini lupus y que finalmente comenzamos a asumir nuestra mayoría de edad, nuestra responsabilidad social de unos para con otros, eso que precipitadamente hemos calificado como sistemas democráticos. Quién es libre y quién no constituye una de las empresas más agobiantes de la historia humana; desde la postura que sostiene que nos hemos esclavizado los unos a los otros desde antes de llegar a ser sapiens (por ejemplo, hay especies de hormigas, las polyergus, que esclavizan a otra especie, las formicas); la que lo sitúa con el comienzo de la agricultura (grandes extensiones de tierra con poca mano de obra); y quienes afirman que nace con la ciudad y con el concepto de propiedad privada (recordemos el caso de Mesopotamia).

La palabra esclavo tiene una etimología de subida ironía. En tiempos de Roma, a los esclavos se les llamaba servuso siervo, en su sentido de "servirse o hacer uso de algo o de alguien". Durante la antiguedad tardía y en el feudalismo, este término pasó a significar tanto el siervo de la gleba como el siervo de un señor, en el contexto de vasallaje, transformando la acepción del término ya que no implicaba compraventa de humanos.

Mientras...los alemanes medievales del Sacro Imperio Romano invadieron tierras del nordeste de Europa, donde se habían asentado los eslavos (o sea, slaves): Eslovaquia, Eslovenia y Eslavonia; allí los toman prisioneros para venderlos. Luego de varios intermediarios—franceses, catalanes, judíos—son finalmente vendidos a los omeyas cordoveses. A su llegada, los hombres eslavos eran castrados y las mujeres (o niñas) preparadas para ser revendidos a través de los harenes del imperio islámico, ya que sus ojos y piel claros eran altamente preciados. En español y en italiano, por razones de pronunciación, se le antepone una "c" a la "l", así el término "esclavo" llegó a connotar alguien rubio de ojos azules...

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Con agudeza quirúrgica, la historiadora Loida Figueroa ha llamado a la prostutición y a la esclavitud "crímenes en los que penalizamos a la víctima, no al victimario". Las cifras de cuántos seres han sido explotados de múltiples formas raya en lo insondable. Por el infame tráfico de africanos a América, hemos llegado a identificar la piel con la condición: ser negro es haber sido esclavo. El historiador congolés Elikia M'Bokolo comentó para el periódico francés Le Monde Diplomatique:

El continente africano fue despojado de sus recursos humanos a través de todas las rutas posibles. A través del Sáhara, a través del Mar Rojo, desde los puertos del Océano Indico y al otro lado del Atlántico. Por lo menos diez siglos de esclavitud en beneficio de los países musulmanes (de los siglos IX al XIX), cuatro millones de esclavos exportados a través del Mar Rojo, otros cuatro millones a través del puerto swahilli del Océano Indico, tal vez hasta nueve millones a lo largo de la trans-ruta de la caravana al sur del Sáhara y aproximadamente veinte millones a través del Océano Atlántico.

Estos números no incluyen la apropiación, luego del Reparto de Africa en el siglo XIX (cuando un puñado de naciones europeas se repartieron, cual deleitoso bizcocho de chocolate, todo un continente) que hiciera entre el 1908 al 1960 el rey belga Leopoldo II quien declaró, de un plumazo, a todos los habitantes del Congo, esclavos de la corona. Entiéndase esto claramente: no del país, sino propiedad personal del rey.

Pero hoy nos damos de palmadas porque nos pensamos emancipados de semejante barbarie. Las Naciones Unidas, en su Convención sobre la Esclavitud(1926,1953), inicia una impronta internacional a fin de extirpar la esclavitud de la faz de la tierra. Define la esclavitud como: "el estado o condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos;  comprende todo acto de captura, adquisición o cesión de un individuo para venderle o cambiarle; todo acto de cesión por venta o cambio de un esclavo, adquirido para venderle o cambiarle, y en general todo acto de comercio o de transporte de esclavos".  Así, cualquier forma de explotación de una persona por otra (tratarlo como objeto), el trabajo forzado y el maltrato físico y mental, se incluyen bajo esta rúbrica.

Pero... en los albores de este tercer milenio, se calcula conservadoramente que hay más de 26 millones de esclavos en este mundo globalizado. Los números los provee Anti-Salvery International, una de las organizaciones más antiguas (1839, Gran Bretaña) en trabajar para fiscalizar y denunciar la esclavitud mundial. En 2007 el sociólogo inglés Kevin Bales, autor del crítico libro Disposable People: New Slavery in the Global Economy (1999) funda en Washington, D.C. Free the Slaves con la misión de identificar, diseminar y penalizar todo aquél que deshumaniza y se apropia de la persona o el trabajo de un ser humano. En 2008 el periodista estadounidense E. Benjamin Skinner publicó a Crime so Monstruous, testimonio agudo y desgarrador, producto de una investigación exhaustiva en la que entrevistó esclavistas y esclavos en todas partes del mundo, se infiltró en organizaciones esclavistas y visitó enclaves de trata de esclavos en países alrededor del globo. Lo que sigue es información recopilada por estas fuentes.

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La mayoría de los esclavos residen en el sur de Asia y en la India; en Brasil la esclavitud es una epidemia incontrolable —5 mil niños son rescatados por organizaciones gubernamentales cada año sin que esto haga mella en la proliferación de personas que son sojuzgadas cada día. En números absolutos, nunca se había dado un momento en la historia con tantas personas en cautiverio (aunque proporcionalmente la tasa haya disminuído).

Comprar un esclavo hoy en día es más barato que nunca antes: entre 45 a 90 dólares por cabeza. Hay áreas, como la China o Mauritania, en que sale más caro cuidar de un esclavo que dejarlo morir de inanición, tan fácil es reemplazarlo. A la raíz de la esclavitud está la desigualdad social y económica, el concepto de propiedad privada y la ideología que favorece el bienestar personal a costa de la desgracia de otros. Quien tiene o comercia con humanos piensa que hay seres que nacieron para mandar y que la naturaleza de otros es la de obedecer.

Hay diferentes formas de entrar en esta penosa condición—llamémosla esclavitud dura
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(1) servidumbre por deuda—de las más comunes—somete a un individuo o su familia entera a un pago imposible de finalizar que se va extendiendo a través de generaciones (de 15 a 20 millones de personas, principalmente en la India, Pakistán, Bangladesh y Nepal)
(2) trabajo forzoso—bajo condiciones de abuso mental, físico y emocional, paga mínima
(3) explotación sexual—prostitución forzosa de mujeres, niñas y niños que incluye el "turismo sexual" (en Estados Unidos se rescatan anualmente más de diez mil niños abusados al año)
(4) reclutamiento obligatorio—niños, principalmente varones a partir de los siete años que son secuestrados para servir en ejércitos lícitos e ilícitos (Africa y Latinoamérica: Honduras, Guatemala, México, Colombia, Paraguay, Bolivia, entre otros) 
(5) migrantes—trata o tráfico de humanos con pago y condiciones de explotación (entre 600 a 800 mil en E.U.)
(6) matrimonio forzado o precoz—esclavas de su esposo y de la familia del esposo, abuso sexual y sometimiento a la figura de la suegra (principalmente la India, Pakistán, Afganistán, Baluchistán)
(7)  esclavitud tradicional—compraventa en mercado de esclavos (Mauritania y otros, con la anuencia del gobierno que se hace de la vista larga y que participa a través del soborno
(8) trabajo infantil—entre los 6 a los 17 años para proveer mano de obra barata a las transnacionales del primer mundo —246 a 171 millones que trabajan en minas, campos contaminados con pesticidas—según cifras dadas por la Oficina Internacional del Trabajo, en Ginebra. (Africa y Latinoamérica son testigos principales de este tipo de abuso.)
(9) adopción—niños vendidos o secuestrados inescrupulosamente para satisfacer la demanda de infantes en parejas de E.U. y Europa
(10) secuestro para suplir la demanda médica (órganos, médula, sangre, etc.).

Pero existe otro tipo de esclavitud más insidiosa y difícil de detectar —llamémosle esclavitud blanda. Es famoso el pasaje de Marx sobre trabajo enajenado en Los manuscritos de economía y filosofía (¡Ay Marx, las noticias de tu muerte han sido grandemente exageradas!):

[El trabajo es enajenado porque] es externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo el trabajador no se afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo forzado [Su énfasis]. 

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La palabra trabajo proviene del latín tripalium, que significa tortura (¡ay, negrito del batey!). Es tortura porque un ser va a aduañarse de la energía y el esfuerzo de otro ser. Nunca le pagará lo que esa persona en realidad produce. El capitalismo, por lo tanto, es un robo legalizado. En una sociedad sana, el trabajo es precisamente la fuente de placer y alegría. Pensemos en los artistas, en los músicos. La dicotomía entre trabajo y ocio es en sí un síntoma de que no somos libres para hacer lo que realmente queremos, que estamos atados al trabajo con apretado grillete, que portamos la tarjeta de la compañía como un carimbo.

Jugamos a la lotería aspirando a liberarnos de las obligaciones contractuales, nuestra vida se desempeña entre la di-versión (que no es otra cosa que escape y evasión) y la lucha por sobrevivir en base a las necesidades más básicas: comer, beber, engendrar. En este ambiente de trabajo forzado nos engañamos si pensamos que podemos disfrutar del ocio libre. También esa esfera ha sido tomada por el poder, que penetra hasta nuestros hogares, hasta nuestro espacios más íntimos para darle forma y definir las posibilidades del placer. La vida urbana (y suburbana) es entonces ese diseño, ese entramado que determina y da forma a las posibilidades de actividad humana.

Guy Debord, en su incisivo libro La sociedad del espectáculo, reflexiona sobre la relación entre la estructura social y económica del presente:

El urbanismo es esta toma de posesión del medioambiente natural y humano por el capitalismo que, desarrollándose lógicamente como dominación absoluta, puede y debe ahora rehacer la totalidad del espacio como su propio decorado.

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Esto es así, porque, según el filósofo y cineasta francés Jean-François Brient, vivimos en un sistema mercantil totalitario:

Omnipresencia de la ideología, culto al dinero, monopolio de la apariencia, partido único disfrazado de pluralismo parlamentario, ausencia de una oposición visible, represión en todas sus formas, voluntad de transformar al hombre y al mundo: He ahí la verdadera cara del totalitarismo moderno que ellos llaman “democracia liberal”, pero que es hora de llamar por su verdadero nombre: el sistema mercantil totalitario.

Quién es esclavo es algo que nos concierne a todos; nadie se salva de ser responsable, partícipe, explotador y explotado. El trabajo de emancipación es un proceso inacabado.

A cada cual nos corresponde asumir el proceso de liberación. ¡Sapere aude!

Lista de imágenes:

1. Three anti-slavery activists in Mauritania expose a case of two young girls forced to work as servants, West African News, 2011.
2. From Sugarcane Fields to Freedom, Muestra de un grupo de esclavos de contrabando para la venta, provenientes de las costas del sur de África, 1800s.
3. Colonos belgas se disponen a cortar las manos de tres esclavos congoleses, una práctica común del régimen esclavista Belga en el Congo, 1907.
4. Salgado, Un par de niñas prostitutas juegan en un restaurante de Bahia, Brasil, 2011.
5. Zofeen Ebrahim. Faqir Masih, a Pakistani who was cheated in a kidney deal, displays his scar, 2008.
6. John Smart, Wage Slave.
7. John Smart, Debt Slave