El pulgar de Dédalo: una breve —e incompleta— arqueología de ‘robot’

“This is the workshop of Daedalus,

and about it are statues,

some with forms blocked out,

others in a quite complete state

 in that they are already stepping forward

and give promise of walking about.

Before the time of Daedalus, you know,

the art of making statues

had not yet conceived such a thing."

— Philostratus de Lemnos en Immagines (1.16)

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I

La humanidad ha estado obsesionada con automatizar el trabajo y mejorar la calidad de vida desde la antigüedad. Y es a través de Aristóteles—no dudo que otros pensadores asiáticos hayan llegado a conclusiones similares—que nos llega la utópica idea de reemplazar esclavos con máquinas:

“For if every instrument could accomplish its own work, obeying or anticipating the will of others, like the statues of Daedalus, or the tripods of Hephaestus, which, says the poet, of their own accord entered the assembly of the Gods; if, in like manner, the shuttle would weave and the plectrum touch the lyre without a hand to guide them, chief workmen would not want servants, nor masters slaves.” (Libro 1, sección IV de la Política de Aristóteles, traducido por Benjamin Jowett.)

Aristóteles, apologista de la esclavitud, estaba hablando de una máquina pensante, o que pueda trabajar por nosotros. El discípulo de Platón hablaba de lo que hoy conocemos como un robot.

 

La palabra cumplirá un siglo dentro de pocos años. La heredamos de la lengua checa, vía una pieza teatral escrita en el 1920 por Karel ?apek: R.U.R. (Rossum’s Universal Robots). [1] Cabe mencionar —por aquello de honrar el crédito— que Karel no fue quien acuñó el término. Quien realmente hizo uso de robot por primera vez fue su hermano Josef, un respetado escritor checo de la época. Sobre la pieza y su importancia en la historia literaria, Isaac Asimov —quizás el intelectual que más ha aportado a la mitología popular de los robots— dijo lo siguiente sobre R.U.R.: "?apek's play is, in my own opinion, a terribly bad one, but it is immortal for that one word. It contributed the word 'robot' not only to English but, through English, to all the languages in which science fiction is now written.” (Septiembre del 1979, vía “The Vocabulary of Science Fiction.” Asimov’s Science Fiction.)

Robot  viene de ‘robota’, que en checo se relaciona con servidumbre; trabajo forzado,  fuerte y monótono. Es inevitable asociarla con  esclavitud y explotación laboral, pues para la época en que las tierras checas eran parte del Imperio Austro-Húngaro, “robotnik” era usada para describir a los campesinos que se levantaron en contra del latifundio.

El primer robot —que bien pudiera ser parte de una ensoñación consensual, y mojada— de Luckács, Marx, etc.; pues eliminaría la labor humana y la despreciada condición de res —fue una cosa hecha para el trabajo. En lugar de cosificar al humano para el trabajo, el Robot —siempre con erre mayúscula en la obra— de R.U.R. personifica la cosa para que el humano no trabaje. Para Apple, Samsung, Gap, Walmart, Banco Popular de Puerto Rico, El Estado Libre Asociado de Puerto Rico, entre otros, los robots de Rossum serían empleados ideales: son más baratos que cualquier mano de obra actual.

El robot de R.U.R. hace labores repetitivas y domésticas, como Roomba. Pero su fabricación nada tiene que ver con metales, tuercas, plásticos, electricidad, cerebros positrónicos, titanio de calidad espacial, alotropías de carbono, entre otros materiales. Más bien éstos son el producto de lo que hoy día llamamos bioingeniería, ingeniería genética, o biotecnología. Sin embargo, ?apek se refiere a “kneading throughs” y “stamping mills” para describir la fabricación de sus robots.

Kneading throughs se refiere a pan amasado (kneading) —sin levadura— y puesto en envases (throughs), o trincheras. Por tanto, el Robot de ?apek tiene un vínculo innegable con metáforas judeocristianas. Hay referencias a estos throughs en Éxodo 8:3, 12:34 y Deuteronomio 28: 5, 7. Y Chaucer, en The Miller’s Tale (1386), cita por primera vez estos envases (vía): “A kneading trough, or else a large vat, /For each of us, but see that they be large, /In which we may float as in a barge, /And have therein sufficient victuals/But for a day -- fie on the remnant!”

En el caso de R.U.R., la “masa” que pasará a ser transformada en un Robot es “protoplasma” (protos = primera; plasma = cosa formada). El protoplasma creado en estas trincheras pasará a ser la piel de los Robots. En unos barriles gigantes (vats) se cocinan cerebros e hígados; la producción de los huesos se hace en una fábrica. Las fibras nerviosas, arterias e intestinos son girados en enormes bobinas. El ensamblaje de todas estas piezas ocurre como el de un automóvil. El Robot es una máquina biológica; aún es ensamblada, ni crece ni nace. Para una descripción más imaginativa, hubo que esperar a que Huxley, en Brave New World, le diera un soplo de vida más técnico-científico al Robot de ?apek.

 

II

No es hasta después de la Segunda Guerra Mundial —luego de que Watson, Crick y Frank hicieran un modelo del ADN; luego de las aportaciones de Alan Turing al campo de la informática— que se puede justificar cómo es que el plectro autómata de Aristóteles toca la lira. En otras palabras, el quehacer científico continúa desmitificando. Dicho esto, la biotecnología del siglo XXI, y la noción contemporánea de lo que es un algoritmo, prometen con cumplir predicciones que —en el mejor de los casos— faciliten nuestras vidas; o —en el peor de los casos— traigan la distopía que R.U.R., Blade Runner, Battlestar Galactica, Terminator, entre otros, pregonan.

Y es aquí —el fulcro entre distopía y utopía; amo y esclavo— en donde estamos; casi 100 años después de robot.

A un lado del ring dialéctico tenemos pensadores como Ray Kurzweil: futurista y pro-singularidad. Kurzweil recibiría can brazos abiertos el Rapto de los Nerds: el momento en que la frontera entre biología y robótica esté totalmente difuminada. El director de ingeniería en Google sugiere —no sin anotar posibles peligros, pero no lo suficiente como para no ser considerado un utopista— que nanorobots del tamaño de eritrocitos (células rojas de la sangre) monitoreen nuestro estado de salud; que estos robots arreglen, formativamente, patologías mientras surjan. Kurzweil afirma que esto será posible antes que termine la tercera década del siglo XXI.

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En el otro lado del ring, tenemos a Joseph Weizenbaum (8 de enero del 1923 – 5 de marzo del 2008). Weizenbaum fue el creador de un programa llamado ELIZA. ELIZA cuenta con 200 líneas y modela el comportamiento de un psicólogo —o “the "active listening" strategies of a touchy-feely 1960s Rogerian therapist”.

El laureado profesor de MIT aseguraba que muchas de las más importantes decisiones del ser humano son tomadas por máquinas. Que a pesar de que la inteligencia artificial es posible, esto no significa que debamos hacer entero uso de sus posibilidades. En otras palabras —y tomando el robot como sujeto representativo en este tipo de problema ético; de la misma forma que para el biólogo Elodea es un organismo representativo para estudiar fotosíntesis—, al robot se le debe dar un set controlado de comandos para que pueda llevar a cabo algún trabajo. Según Weizenbaum, ya no se le dan parámetros controlados para tener un resultado: el robot recibe una cantidad mínima de información —a partir de una cantidad mínima de esfuerzo— y reproduce un evento que debió haber sido decidido por un ser humano (Skynet en Terminator ilustra esto perfectamente).

Coda

Robot se refiere a sumisión, control, comando, amo/esclavo. Robot no es una idea terminada, por más arquetípica que parezca. Robot es profecía; también es ciencia en función de aplicación; arte en función de la condición humana; sci-fi in flux —next stop: sci-fact. Robot no es antropomórfico, tampoco es cables y tuercas. Robot es mimesis de cuerpo, también de mente…

 

¿Hasta qué punto uno buscó lo que resulta de una búsqueda en Google —un sistema de operaciones algorítmicas llevan a un artículo de Wikipedia, o a una película de Netflix? ¿Tendremos control sobre el colapso que pueda tener Wall Street en cualquier momento? ¿Ya han habido dichos colapsos bajo nuestras narices? ¿Quién decidió el precio del petróleo la semana pasada, o el precio del arroz en abril del 2008? ¿Quién o qué determinó mi paladar: escoger entre el The White Album o Random Access Memories?

¿Fui yo quien decidió ver The Cabinet of Dr. Caligari?

Notas:

[1] Aquí se puede escuchar una adaptación de la pieza en inglés, hecha en el 2010 (vía Sci-Fi-London.com).

Lista de imágenes:

1. Cartel promocional de la adaptación de la obra de teatro R.U.R. de Karel ?apek en la Universidad de Cambridge, 2009.
2. Escena de la producción de la BBC de la obra de Karel ?apek, R.U.R., en 1938. 
3. Rutger Hauer como Roy Batty en la película Blade Runner. Batty era el líder de los replicantes, biorobots que se rebelaron contra el sistema en la historia.

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