MAUS – o cómo un cómic es la mejor historia del Holocausto jamás hecha

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Conseguí la obra completa en esta edición: The Complete Maus. Originalmente publicada en la revista Raw—durante toda la década de los ochenta—, no puedo evitar sentirme como un Johnny come lately. Como a todo el mundo le pasa, y más hoy en día, queremos ser los primeros en descubrir lo bueno, lo relevante. Después de leer unos pocos paneles —los primeros diez para ser exacto—, es fácil olvidar el guilty feeling que provoca leer Maus en el 2012, décadas después de haber sido publicado.

El tema del Holocausto aún genera controversias, pues el antisemitismo y el sionismo son tramas imposibles de evadir en la actualidad. Todavía se cita al Holocausto —muchas veces en plena violación a la Ley de Godwin*— en innumerables foros cibernéticos. Hasta aquí en Puerto Rico encontramos antisemitismo enreda’o en la mogolla ideológica de muchos. Éstos, y la creciente adhesión al revisionismo histórico —que va desde debatir el número de muertos, hasta negar el genocidio— son aspectos que hacen pertinente la lectura de Maus —veinte años después del último volumen publicado en Raw.

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Esta obra de Spiegelman —la cual considero un vehículo alternativo para tratar el tema del Holocausto, en cualquier nivel educativo— ha sido elogiada por muchos. Conserva una refrescante y honesta mirada a eventos harto discutidos en todos los foros mediáticos (cine, televisión, literatura, etc). Por tanto, no me queda más remedio que prenderle una vela más Maus; aunque a algunos pueda parecerles incómodo el medio: un cómic. Dicho esto, existe la categoría de ‘novela gráfica’ como una alternativa a ‘cómic’ (la categoría existe para asistir la digestión del esnob, myself included).

Hay que leer cómics; pregúntenle a Christopher Nolan

No leo muchos, pero leo los suficientes como para saber que Maus es importante. 

Describir Maus, reseñar Maus, es re-visitar lo que entiendo por cómics, literatura, Holocausto, paternidad, judío, alemán, Nazi, raza, nacionalismo, muerte, violencia, etc. Gracias a Maus puedo decir —sin un ápice de bochorno— que los cómics forman parte de mi formación literaria D.I.Y. El texto también es parte de mi bibliografía en cuanto a Holocausto se refiere.

Otros han sido fundamentales para mi percepción sobre dicho evento (Escape from SobiborSophie’s Choice, fotos de víctimas del Holocausto, etc.); pero jamás podré sentir una experiencia como esta; jamás podré ser testigo de lo que pasó en Auschwitz-Birkenau (ni con un DeLorean – tricked out with a nuclear reaction that can generate 1.21 gigawatts of electricity). Maus es lo más que se acerca, aun cuando el autor no pretende tener las herramientas para reproducir sus más oscuros capítulos: “Sigh. I feel so inadequate trying to reconstruct a reality that was worse than my darkest dreams.”

Art Spiegelman nos trae la experiencia de un sobreviviente: su padre, Vladek Spiegelman. La obra se puede leer como una biografía, como una historia simple en la cual se recuentan las experiencias de Vladek —desde la Polonia pre-Segunda Guerra Mundial, hasta Rego Park, N.Y. en los ochenta. El autor —también ilustrador del cómic— se incluye como personaje en la obra; inclusive, el proceso de escribir Maus también forma parte de la narración (Art entrevistó a su padre para poder escribir el cómic)… Metateatro como artificio literario, pero directo al grano, sin dejar el mal sabor de lo pretencioso.

Maus es un texto que promete subvertir. Mirar el artwork del sleeve (un gato con el peinado y el bigote de Hitler, encima de una esvástica) es suficiente para predecir el poder que evocarán las imágenes. También hay dos ratones antropomórficos que pudieran ser Artie y Vladek. La imagen es llamativa, pues los alemanes son gatos y los judíos polacos son ratones (el polaco no judío está representado por el cerdo). El uso de estas metáforas es más que apropiado; especialmente si se tiene en cuenta cómo operaba la máquina de propaganda Nazi**:

"Mickey Mouse is the most miserable ideal ever revealed....Healthy emotions tell every independent young man and every honorable youth that the dirty and filth-covered vermin, the greatest bacteria carrier in the animal kingdom, cannot be the ideal type of animal....Away with Jewish brutalization of the people! Down with Mickey Mouse! Wear the Swastika Cross!" (Artículo de un periódico alemán a mediados de los 1930 —tomado de Maus).

Las metáforas son bastante claras. Art Spiegelman las usa para poder hacer sentido de la experiencia de su padre como sobreviviente del Holocausto. Siempre se percibe lo difícil que le resulta a Art, autor y personaje, bregar con Vladek y escribir sobre él. También tiene que trabajar con la memoria de su madre, Anja, a la cual le dedica un corto cómic: Prisoner On The Hell Planet: A Case History (1972). De hecho, la pieza se encuentra en las páginas 102 a la 105 de la edición aquí reseñada (Es curioso que en donde único se encuentran figuras propiamente humanas es en estas páginas).

El trauma —experimentado por Vladek (sobreviviente) y por Art (hijo de sobreviviente)— es inmanente en el cómic. Razón por la cual no es difícil sentir empatía por los personajes. Cada uno de ellos cobra vida en torno a sus experiencias traumáticas, experiencias que develan los momentos más tiernos y a la vez más nefastos. Lo traumático, plasmado con crudeza en paneles memorables, puede hacer que la lectura de Maus sea intermitente… Después de cada pausa se retoma la lectura con la certeza de que Vladek va a narrar nuevas experiencias (igual o más traumáticas que las que provocaron la pausa anterior): “So the germans swinged them (infantes judíos de dos a tres años que no paraban de llorar) by the legs against the wall… And they never anymore screamed” —[texto en el paréntesis es mío].

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Maus, más que un relato poco convencional sobre el Holocausto, es la historia real de una relación entre un padre y su hijo. Y es por ello (la realidad del evento) que la obra cobra una trascendencia poco vista en otras. El cómicda cuenta de múltiples vidas vividas bajo el acecho del trauma; vidas vividas con la culpa que se lleva a cuestas con sobrevivir (la culpa de los padres), o la de no haber estado allí (la culpa de los hijos). Esto y la implícita invitación a ser mejores observadores del devenir histórico, hacen de la obra una lectura obligada; pues son pocas las piezas literarias contemporáneas que poseen un alto valor historiográfico; sin olvidar la importancia de lo simple y lo bello al momento de contar una historia.

Espero que nunca hagan una película.

Notas:

* "Although deliberately framed as if it were a law of nature or of mathematics, its purpose has always been rhetorical and pedagogical: I wanted folks who glibly compared someone else to Hitler or to Nazis to think a bit harder about the Holocaust." — Mike Godwin. Nadie puede negar por lo menos una transgresión a esta noble ley.

** Gran parte de la propaganda estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial fue vía Walt Disney

Nota aclaratoria: Estimadxs lectorxs, por este medio nos disculpamos con nuestro colaborador Miguel Adrover Lausell y con ustedes por el error técnico en el artículo MAUS – o cómo un cómic es la mejor historia del Holocausto jamás hecha. El mismo se publicó originalmente bajo el autor Manuel Almeida, pero es de la autoría de Miguel Adrover Lausell. Esperamos que disculpen cualquier confusión o inconveniente que esto les haya causado. Gracias por leer la revista Cruce.

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