Uno de los nombres que más han escuchado los norteamericanos, sin la mayoría saber de qué se trata, es Benghazi, una ciudad en Libia, país del norte de África. Allí un “complejo diplomático” de los Estados Unidos existía rodeado de elementos antagonistas y enemigos sanguinarios. A pesar de eso, la seguridad del lugar era poca y dependía de fuerzas locales libias que no estaban muy interesadas en proteger a elementos foráneos. El grupo Ansar-al Sharia, militantes islámicos que supuestamente trabajaban con el gobierno local para proveer seguridad en la ciudad, estaban al asecho del complejo. Contrario a lo que se esperaría de operativos de la CIA y el servicio diplomático, al complejo llegó el embajador Christopher Stevens (Matt Letscher) y el mánager de información del servicio extranjero Sean Smith (Christopher Dingli), conociendo la inestabilidad del lugar y el peligro que corrían. En ese momento se decía que la ciudad era el lugar más peligroso del Planeta.
A eso de las nueve de la noche del 11 de septiembre de 2012 (sí, en el aniversario del ataque a las torres gemelas), más de cien atacantes irrumpieron en el complejo, respaldados por el uso de armas de alto calibre montadas en camiones (bazucas, morteros y ametralladoras). Al principio se atribuyó el ataque a que una película o video antiislámico, llamado “La inocencia de los musulmanes”, había inflamado los ánimos de los fanáticos. Luego se demostró que el ataque había sido planificado y orquestado por los atacantes y que uno de sus líderes era un tal Ahmed Abu Khattala.
El filme, sin embargo, no trata de eso, sino de cómo se relacionan entre sí los miembros de un equipo a sueldo de la CIA, que fue el único que llegó a ayudar a los atacados. Desarrollado como un thriller de guerra, la acción en la película está centrada en los ataques al complejo, la indecisión del jefe del complejo de la CIA (David Costabile) en Benghazi y la falta de respuesta de los centros militares norteamericanos más cercanos (en Italia y Croacia) que pudieron haber ayudado. Más que nada, la interacción de los seis hombres es lo que se destaca; no se desarrollan los personajes; y, aunque hay destellos obvios de lo que debe ser estar lejos de la familia en lugares de los que a lo mejor no se puede regresar, este aspecto de la película es bastante flojo. Lo que sí maravilla es la compleja coreografía de las tomas de acción y la planificación acertada de las explosivas escenas de batalla. Como casi toda la cinta ocurre de noche, a veces es difícil determinar la estrategia de los atacantes, pero lo que sí aterra es la suerte que acompaña al embajador y al programador.
El director Michael Bay, quien siempre me ha parecido un director dado a trucos y ángulos de cámara que no ayudan y que muchas veces sirven para opacar lo que ocurre, usa muchas de esas prácticas. Sin embargo, tengo que admitir que el filme es excitante y nos da una visión simplista del problema que resultó en la muerte de cuatro ciudadanos norteamericanos y los problemas políticos que siguieron a los resultados del ataque. No hay mención alguna de las complicaciones después del ataque, pero sí se nos informa las condecoraciones que recibieron los participantes de la defensa, que sin duda hicieron un gesto patriótico tratando de salvar las vidas de sus conciudadanos.
Todos sabemos que el Congreso republicano ha investigado el ataque a Benghazi, no para prepararse para una futura defensa a las embajadas, sino para disminuir la imagen de la entonces secretaria de estado Hillary Clinton y debilitar su postulación a la presidencia. Para saber más sobre eso, tendremos que esperar a otra película (que sería muy aburrida) que nos lo explique bien, sin politiquerías.
Lista de imágenes:
1. Publicada por Heroic Staff en Heroic Hollywood, Review: '13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi', 14 de enero de 2016.
2. Publicada por CaptainJack en NigeriaMotion, The Movie Hillary Clinton Doesn't Want You to See, 14 de enero de 2016.