La poesía de 'The Life of Pi'

Tyger! Tyger! burning bright
In the forest of the night
What immortal hand or eye
Could frame thy fearful symmetry?
-William Blake 

Las historias de naufragio han ido mermando desde que las embarcaciones transatlánticas se fueron perfeccionando y, en el siglo XX, desaparecieron los submarinos que tantos barcos hundieron desde 1914 a 1945. La más famosa de estas historias, no cabe duda, es Robinson Crusoe deDaniel DeFoe, que ha sido popular y continuamente publicada desde 1719. Al libro de DeFoe se le atribuye el comienzo del género realista en la novela, y se le han visto tantos símbolos que Karl Marx la comentó en Das Kapital como un ejemplo de la predominancia del trabajo sobre el capital. Se han filmado muchas versiones, pero para mí, la mejor es la de Luis Buñuel de 1954, filme que no he vuelto a ver desde entonces, pero que vive en mi memoria. En ella muchos de los simbolismos realistas se mezclaron en una escena onírica maravillosa que fue, según recuerdo, preámbulo a la encadenación de Viernes. Nada puede ser más realista que la esclavitud.  

Pi, el joven protagonista de la hermosa película de Ang Lee, con un guión de David Magee, es una especie de Robinson Crusoe del género poético. A pesar de que también está repleta de simbolismos realistas, esta película brilla con la emoción controlada de imágenes bellísimas que sostienen la historia con su lirismo y, al mismo tiempo, su realismo mágico.

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Los avances de la película delatan parte de la historia. Un chico hindú cuya familia emigra al Canadá junto a los animales de su zoológico, queda en un bote salvavidas después de que el barco se hunde. En el bote quedan también una zebra herida, una hembra orangután, que ha perdido a su hijo, una hiena y un tigre de Bengala, que se llama Richard Parker.

El origen del nombre de Pi es gracioso y es mejor que se descubra según progresa la película. No obstante, sí merece la pena señalar que también tiene que ver con el pi que todos conocemos: la constante que es la circunferencia de un círculo a su diámetro y que se representa con la letra griega ?. El significado de eso en la película es sutil, pero contundente, pues mantiene a Pi ocupado tratando de recordar los dígitos que puede más allá de los cinco ? después del punto decimal que uno aprende en la clase de geometría (las computadoras los han llevado a un ¡trillón!).

En la voz poética del filme, que es una historia dentro de otra, Pi tiene varios interlocutores: Richard Parker, que le responde con rugidos; Dios, que ni él ni nosotros como espectadores estamos seguros si le contesta o no, aunque a veces el ruido de los relámpagos o de las olas puede que sea su voz; el océano, que puede que responda por Dios; y él mismo.

Del mar surgen visiones y formas que brillan por la noche y que iluminan momentáneamente la vida de Pi mientras Richard Parker duerme. Contrario al famoso poema de William Blake, parte del cual cito en el epígrafe, la simetría feroz del tigre reluce en el sol. De noche la suplanta el brillo del rebaño de constelaciones que permite ver la oscuridad en el océano.

En un momento en que Pi está en la balsa que improvisa para mantenerse alejado y protegido de Richard Parker, una ballena fosforescente salta de lo profundo del mar en un paso espectacular del ballet acuático más hermoso, desde que Esther Williams sonreía con los ojos abiertos debajo del agua. Pi se maravilla, pero ese lirismo, como el de Blake, tiene su realidad. El tumulto acuático que causa ese ser del océano, hace que Pi pierda sus raciones de comida y el agua enlatada que halló bajo la lona del bote salvavidas. El “fearful symmetry”de Blake lo tienen todos los animales salvajes, incluyendo la ballena, porque esa es su idiosincrasia. Es algo que el padre de Pi trató de enseñarle cuando era más chico y que ahora ha aprendido a la fuerza. Es difícil, si no imposible, domar a la bestia.[1]   

Ese paso de la poesía lírica a la realista es también parte del encanto de la breve pero fascinante estadía de Pi y Richard Parker en una isla misteriosa que de día es un paraíso y de noche se convierte en una trampa para seres vivos que son devorados por las plantas carnívoras que allí viven. Según se alejan de ella Pi ve, como en un sueño, el contorno de la isla en la oscuridad y resulta que también se manifiesta en ese momento lo que resulta ser terrorífico: la isla es un cuerpo tendido en la vastedad de un océano que tiene también sus simetrías mortales.   

Hay momentos hermosos y emotivos antes de Pi ir en el barco condenado que tienen que ver con su relación familiar y con la chica de quien se enamora. Es, en contraste al resorte sexual que ya cansa en las películas juveniles de Hollywood, un amor espiritual basado en las posiciones de baile que sostiene la chica y que representan cada una un valor abstracto en la vida hindú, y que son referentes al elevado valor estético y filosófico de ese país misterioso que es la India. Las inquietudes religiosas de Pi son un llamado a la tolerancia, y el guión sabio hace de la fusión del hinduismo, islamismo, cristianismo y judaísmo una nueva visión del mundo a través de los ojos humildes e inocentes del protagonista. Es parte de la poesía del filme que se ajuste la vida, la muerte, la humanidad, la bestia, la naturaleza y la maldad del hombre a que, al fin y al cabo, básicamente vivimos en un bote salvavidas o en una balsa protectora la mayor parte de nuestras vidas.

Ang Lee, director a quien admiro, ha demostrado su sensibilidad anteriormente, en particular con la maravillosa Brokeback Mountain, con la que ganó un Oscar como mejor director en 2005. Me parece que esta película pasa a ser su obra maestra y que puede que haya comenzado un nuevo género en el siglo XXI, la fantasía fílmica poético-realista, con mano y ojo firmes.

 

Notas:

[1] Se debe recordar el ataque de Roy Horn, parte del duo de magos Sigfried & Roy, por uno de sus tigres en pleno escenario en Las Vegas. Lo había entrenado desde que era un cachorro y actuado con él durante seis años. Roy está vivo gracias a la ciencia médica.

* Todas las imágenes son tomas de Life of Pi (2012), dirigida por Ang Lee, y basada en el best seller de 2001.

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