Carta desde Lima

«Tenemos más costumbrismo que costumbres».
Lima la horrible
-Sebastián Salazar Bondy

Querido Lucho,

portada

Como bien sabes, esta es mi séptima vez en Lima. Ando sin auto, tal y como dicta mi costumbre, por lo que me desplazo a pie y ya he caído en la afición de aprenderme varias rutas de los micros que envenenan la capital. En esta estadía más prolongada tengo a Lima de frente, la ciudad y yo con un tiempo indefinido para conocernos. A pesar del estruendo de sus calles -los bocinazos de los autos, los motores prehistóricos de los buses y la constante repetición de las rutas en la voz ronca, deshidratada, de los cobradores de las combis, las sirenas que siempre anuncia el principio o fin de una menor catástrofe-- siento que Lima se calma cuando la miro con ojos firmes, cuando siente sobre su milenaria piel la delicada lentitud de mis movimientos. A ambos –nunca lo he dudado– nos une la soledad.

En mi andar he llegado a hacerme la pregunta que otros, más peruanos que yo, se han hecho por décadas: ¿Lima es Perú? La respuesta inmediata, cuando sales del Jorge Chávez, te paseas por Callao para ingresar a Lima y no sabes a dónde mirar (porque, ¿hacia qué lugar, exactamente, se mira cuando tu ruta, obligatoriamente, atraviesa el caos?), es no. Lima es otra cosa pero no Perú. A lo mejor es otro Perú y, si me excusan mis compatriotas de Caguas, Lima es realmente otro país. Una amalgama que hierve en las mañanas y en las noches.

foto

Soy fiel creyente que en las madrugadas Lima se regenera, como hacen algunos organismos invertebrados, y a la vez se expande como una mancha negra de tinta sobre el papel. Un ave roc[1] –quizás un cóndor extraviado– de niebla, polvo, humo y concreto que renace, no de entre las cenizas, sino de entre las arenas del desierto. Esta es la explicación para que nada se vea nuevo aunque en realidad lo sea: las partículas que quedan atrapadas entre el Pacífico y la sierra le dan a Lima esa tara de sentirse olvidada, huérfana, de “la extraviada nostalgia”[2]. Eso que otros prefieren seguir llamando subdesarrollo, a pesar de los milagros.

            Yo creo en ellos y a continuación doy fe de los mismos:

Amazonas

Selva de libros o feria popular donde encuentras ediciones variopintas hasta llegar a las muy famosas copias elaboradas en talleres localizados a la vuelta de la esquina (literalmente). Es el jirón que bordea la ciudad junto al río Rímac, cruzando la avenida Abancay y pasando el conglomerado de kioskos que venden ropa, electrónicos, plásticos y películas pirateadas.

foto

En el jirón Amazonas conseguí las tres novelas de Cortázar (Rayuela, 62. Modelo para armar y Libro de Manuel), El nombre de la Rosa de Eco y El barón rampante de Ítalo Calvino, todas en versiones originales por menos de 50 soles. El único costo escondido fue la recomendación de un amigo: limpiar con alcohol las cubiertas de los libros para matar los gérmenes que puedan habitarlas y se cultivan entre el sucio y la humedad de los libros viejos que pululan los estantes de este laberinto que cuenta -muy afortunadamente- con una salida no tan difícil de encontrar.

Combinado

Una de las palabras más útiles en Lima ya que representa la gloria del mestizaje hecha comida. Es el junte, el "arroz contodo", el "un poquito de cada cosa". El hecho de solo mencionar esta palabra es garantía de que lo mejor está por venir.

En las cebicherías de mercado, el combinado es chicharrón de pescado o calamares servido al lado del cebiche, con sus guarniciones. El golpe de lujuria viene con la mezcla de los chicharrones con la leche de tigre: en este encuentro no hay mayonesa, salsa tártara y aioli que valga para mojar los trozos fritos, el zumo de limón, especias y ají son suficientes para elevar las bondades del pescado o calamar apanado. Además del mestizaje entre lo frío del ceviche con lo caliente de los chicarrones, tenemos el dulce del camote (batata) con lo salado y lo picante (un ceviche sin ají simplemente no es ceviche), lo mojado con lo seco, una experiencia única a un precio popular.

El combinado también ha encontrado recepción en el chifa, donde es muy famoso el arroz chaufa con tallarínes saltados en un mismo plato, con dos o tres wantanes fritos aderezados en la rojiza y dulce salsa de tamarindo. En Ricardo's, huarique (en boricua sería chinchorro) del jirón Carabaya del Centro de Lima, se sirven combinados criollos de la mano de Ricardo, un nikkei (peruano-japonés) que ha amaestrado la sazón peruana con creces. El lugar es diminuto y los comensales se sientan al mostrador en forma de "U" en unos banquitos de fierro encadenados entre sí para que nadie se los robe. En el centro del mostrador, están las fuentes enormes con los guisos y chaufa que formarán tu combinadito, junto a la entrada de tu predilección. A cinco soles cincuenta, no hay pierde en Ricardo's donde he ido a desayunar y alamorzar con gusto y sin preocupaciones.

Combinar es también útil a la hora de adentrarse al mundo de las juguerías limeñas. La calidad de la fruta peruana es asombrosa y de ellas extraen jugos variados, perfectos para el desayuno, acompañar los sánguches o simplemente refrescarse del calor del verano austral.

Isla

Desde Lima veo a mi tierra con más detenimiento. Puerto Rico, la isla que se repite cada cuatro años –y cada vez de una manera más monstruosa– nos plantea con más intensidad la opción de alejarnos por el tiempo que las circunstancias nos permitan. La mayoría se va a Estados Unidos por nuestra condición sujeta a una cláusula. Otros, cansados de Washington, hemos optado por otros destinos. Esta fuga o exilio (hay muchos que tienen razones para así llamarlo) me parece fundamental para conocer de cerca experiencias en otros países o estados y así generar nuevas ideas que eventualmente puedan ser adaptadas en Puerto Rico para así frenar la emigración masiva que sufre la Isla.

foto

Salida que surge de las precariedades causadas por una clase dirigente que claudicó y traicionó el futuro de Puerto Rico hace más de 60 años. La inercia de esta clase se ha apoderado de las pocas instituciones a las que Washington nos ha permitido ejercer algún tipo de gerencia, y que van más allá de lo político, invadiendo las instituciones académicas y la cultura empresarial. La ilusión de ostentar el poder entrelaza estos ámbitos, creando una dependencia innecesaria que busca la exclusión y la explotación de la mayoría a beneficio de un pequeño grupo que se ha hartado de dinero y privilegios gracias al status quo.

Por otro lado, la oposición, aquilosada, ha llegado a un entendimiento con las estructuras del poder para apropiarse de, precisamente, la palabra oposición. Ellos son los únicos a establecer las alternativas, a ser los más libre pensantes, a ser la vanguardia del país. Los demás no saben lo suficiente o ya han claudicado. Igual de excluyentes que la oligarquía local, a los ejes de oposición tampoco se les puede confiar la reconstrucción del país. Por suerte, hay movimientos alternativos que se han adentrado al juego sucio para deshacer la inercia caracteristica del bipartidismo y las alternativas fosilizadas. Estas nuevas tendencias deben recibir el apoyo de todos los boricuas, dentro y fuera del pais porque saben que hay que dejar de ser claúsula para ser poema.

Lucía

foto

Me encontré a Lucía en esta ciudad, en Miraflores, unos cuantos días antes de la Navidad, en el café La Tiendecita Blanca. De la mano de Beatriz, quien andaba en tránsito hacia La Paz, Lucía me parecía apacible, en pleno control en otra de sus fugas. Yo me adentraba más a Lima como parte de mi fuga personal porque no me gusta la palabra exilio. El junte creció mediante la incorporación del esposo de Beatriz, mis amigos peruanos y mi papá. Al final, entre limeños, peruanos-boricuas, una boricua-boliviana, un venezolano y una huancaína, nos dimos cuenta que la magia de los viajes, de vivir otras experiencias lejos de tu tierra, no radica en las distancias que recorremos, sino en los encuentros. En que la tierra de uno lo persigue no por las cualidades físicas que tenga, sino por la patria que todos hacemos a donde quiera que vayamos. Fugados todos en la Tiendecita éramos ciudadanos de una tierra llamada Posibilidad.

Miami

Símbolo de status trasnochado de las clases media y media-alta limeñas. Una aspiración de alcanzar el paraíso americano vía una ciudad de glamour playero y latino, y de tiendas y más tiendas. Miami es también toda la Florida, una especie de Orlando al revés para el peruano con dinero (más no necesariamente de la élite)  que cree que todo lo "Made in USA" es superior a lo criollo.

Complejo del subdesarrollo, de países que por gran parte del siglo XX estaban en los márgenes de la desidia, la fascinación por Miami se traspasa de generación en generación, sin avejentarse. Un culto a un estilo de vida artificial, fácil y accesible, quimera de la confusión de valores que el modernismo ha inyectado al Perú y a sus nuevos ricos. Por lo menos ahora no tienen reparo en ponerse camisetas con el logo de Perú.

Ollanta

La Hoja de Ruta dicta su camino. Adiós a la luna de miel con la izquierda radical e internacional: su nuevo gabinete no quiere desvirtuarse del rumbo económico del país. También te dirán que las revoluciones no llegan así. Hasta el propio Chávez, te dicen con seguridad, cotizó en la bolsa de Nueva York durante sus primeros años y ¿quién puede dudar de las credenciales del caudillo venezolano?

Ollanta y los suyos saben que todos los peruanos quieren que el país siga avanzando en la dirección que ha tomado en estos últimos años. Si bien quedan injusticias por resolver y han surgido nuevos problemas, la mejoría sustancial del Perú se nota, cierto, en proyectos de infraestructura y servicios, pero está más presente en el espíritu de la gente, en la confianza y orgullo que representa para ellos ser parte de un momento importante en la historia peruana.

foto

Lo que la prensa continental no ha reseñado con tanta insistencia es la manera en que el Brasil se ha inmiscuido en la política interna peruana a través de la inserción de asesores poderosos en el gobierno nacionalista. Una gran contradicción en el seno de la ideología del partido del presidente, Gana Perú, y que pudo evitarse a pesar de la situación particular que tiene el Perú frente al gigante sudamericano que tiene a cuestas. Perú es el puerto en el Pacífico de Brasilia gracias a la Carretera Interoceánica y, mediante su frontera compartida en la región amazónica, hay mucho interés brasilero de crear hidroeléctricas que suplan la energía que necesitarán en su despegue como potencia mundial.

No es fácil ser vecino de un país del BRIC, por lo que el Perú se debe cuidar, dentro del marco muy positivo de cooperacion regional que se ha instaurado en Sudamérica, de no actuar en contra de sus propios intereses, sobre todo en el ámbito de las comunidades originarias del Amazonas y en temas energéticos y fluviales. Esto es un trabajo del pueblo, no de Ollanta. Y si bien el Perú sigue adelante a pesar de los cambios realizados, el mayor peligro que enfrenta el Perú a raíz de esto no es la militarización del gabinete como han sugerido algunos (el ex Presidente Alejandro Toledo, entre ellos, al comentar la designación del Primer Ministro, un ex militar), sino que Ollanta, a modo de Obama, decida tomar una vía alterna a su Hoja de Ruta prometida en las elecciones.

 

Ponce

Acá no soy Ponce. En Lima soy Lucho y tengo familia por parte de padre. Por eso no me gusta la palabra exilio para describir mi caso: no me han echado de la Isla por lo que soy, más bien, he regresado a Lima a reencontrarme conmigo mismo. Con Lucho.

477

Lima, “la ciudad dibujada un cálido día de enero por la espada de Francisco Pizarro”[3], cumple esta cantidad de años el 18 de enero. Sus cognomentos han variado, indicando la constante mutación de la capital peruana, desde la Ciudad de los Reyes durante la época virreinal, Ciudad Jardín de América durante finales del siglo XIX y las primeras cinco décadas del XX, hasta llegar, en las décadas del 60 y 70, a ese apelativo por el que Salazar Bondy se ha hecho ineludible punto de referencia para todos los que llegamos a esta ciudad: Lima la horrible. El horror del desparramiento urbano y edificios a medio construir por doquier no impiden (ni nunca lo han hecho) disfrutar una de las gastronomías más deleitables del mundo. El 18 de enero Lima también se pone de fiesta como la Capital Gastronómica de América.

Mi muy apreciado Lucho, con este recorrido segmentado por mi nueva realidad, me despido, no sin antes pedirte de favor que mires bien a ambos lados antes de cruzar la calle. Los autos, como el país, no quiere o no sabe utilizar los frenos.

Atentamente,

Luis

Notas: 

[1] Ver Jorge Luis Borges (junto a Margarita Guerrero), Manual de Zoología Fantástica, p. 33. Fondo de Cultura Económica, México (2010).

[2] Sebastíán Salazar Bondy, Lima la horrible, p.13. PEISA, Lima (1974).

[3] Id., p.7.

Categoría