Realidad virtual, realidad no virtual (parte 1)

“Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin moverse de su casa”, pronosticó el gitano Melquíades a los residentes de Macondo. Y no se equivocó este comerciante de la célebre novela Cien Años de Soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez.

Claro que no se equivocó. Claro que no se equivoca este gitano. Sólo pensemos un poco. Posiblemente ni nos costará mucho trabajo conseguir algún ejemplo actual que pueda validar esta conclusión, esta realidad que expresa Melquíades, o, mejor dicho, García Márquez en su libro de 1967.

Desde la comodidad de nuestro hogar, sin movernos de la casa, desde la paz de la butaca, desde nuestra realidad frente a la pantalla del televisor, vimos con qué violencia las Torres Gemelas se desplomaron. Un hecho, una realidad, impensable que abrió, casi al unísono, las bocas de horror, o asombro, o hasta de júbilo, en todo el mundo. Desde Singapur hasta Uruguay, el planeta se acercó gracias a la tecnología del televisor. Y así la población, que no estaba en la Ciudad de Nueva York ese día, construyó “su realidad” del evento, a partir de lo que vio desde el aparato tecnológico.

Pero eso pasó en el año 2001. Ahora, diez años más tarde, los que podemos acceder a una conexión a Internet, con agilidad y dinamismo, desde las posibilidades múltiples de interacción que provee este espacio virtual, supimos de inmediato que en Túnez se prendió en fuego el hombre que provocó el estallido de impaciencia, por tantos años de opresión, en el mundo árabe; o que en Japón las heridas de un fuerte terremoto obligan a repensar las políticas de seguridad en las plantas de energía nuclear en el país asiático; o que Osama Bin Laden fue asesinado en su guarida en Pakistán por el gobierno de Barack Obama; o que Ricky Martin salió del clóset.

Pero, ¿qué hacemos nosotros con esta información que conocemos gracias a las mediaciones tecnológicas de la realidad virtual, por ejemplo de Facebook?

No tan sólo la conocemos justo en el momento en que transcurre, algo así como ver un show en vivo; no tan sólo esta información la consumimos, sino que la comentamos, la compartimos y muchas veces hacemos que otros, nuestros “amigos virtuales”, reaccionen de vuelta velozmente. Estas interacciones, convierten a los usuarios de distintas plataformas virtuales en entes activos. Es un flujo de información constante, y vivo, dentro de comunidades o sociedades electrónicas. Los participantes de estas comunidades o sociedades son los “habitantes virtuales” de lo que me atrevo a llamar “países virtuales”. Se comparten códigos, como idiomas, que potencian el intercambio, la comunicación y las relaciones en la red cibernética. Los habitantes de estos países virtuales se desplazan a través de escenarios digitales que han transformado la forma en que los seres humanos se relacionan y vinculan (Qualman, 2009).

Sobre este punto coincide nuestra entrevistada, Norenid Feliciano, estudiante graduada de Teoría de la Comunicación, que en 2008 realizó una tesis titulada Puerto Rico en la Web 2.0, y quien actualmente se desempeña como encargada de mercadeo y posicionamiento de la empresa Microjuris en las redes sociales. Feliciano sostiene que se viven mundos paralelos, entre lo virtual y lo físico. Lo que para este análisis llamaremos realidad virtual y realidad no virtual.

Encuentro oportuno comenzar a  delimitar nuestro objeto de estudio. Algunas de las preguntas que se puede hacer el lector, como se hizo la autora, pueden ser: ¿Qué es la realidad virtual, en contraposición con la realidad no virtual? ¿A estas alturas, es posible desligarnos de esta realidad virtual? ¿Cómo la realidad virtual incide, afecta o ha resignificado ciertas prácticas en la realidad no virtual? Estas tres preguntas son fundamentales para enfocarnos en lo que nos atañe en este análisis.

¿Dos realidades o una sola?

Es crucial trazar una diferencia clave entre estos conceptos: realidad virtual y realidad no virtual. En este sentido, la realidad virtual comprende el escenario de desarrollo de prácticas vinculadas a las herramientas tecnológicas de la comunicación; en tanto la realidad no virtual es la que prescinde del uso de las mismas y se concentra en las dinámicas interpersonales que involucran el contacto de los seres físicos y no mediados por las tecnologías. Vemos la realidad virtual como ese escenario que tiene su origen mediado por una tecnología electrónica de la comunicación. Por otro lado, la realidad no virtual es ese escenario que tiene origen sin ninguna mediación tecnológica, es la realidad del cuerpo con el cuerpo, y no del cuerpo con la máquina (Contreras, 2003).

Hiperrealidad

El filósofo francés Jean Baudrillard (1978) discute el concepto de hiperrealidad en su obra Simulacra and Simulations. El concepto es clave en este análisis para entender la dimensión de realidad virtual, pues la hiperrealidad, según Baudrillard, es un medio para definir un estadio de la conciencia que no puede distinguir lo real físico, en contraposición con la realidad mediada por la mediación de las herramientas tecnológicas. En otras palabras, la hiperrealidad comprende la realidad mediada por las tecnologías de la comunicación (radio, televisor, computadora, iPhone…) como la realidad misma. Dicho de otro modo, el que hayamos presenciado la caída de las Torres Gemelas a través de la mediación tecnológica del televisor o que sepamos lo que pasa actualmente en el mundo árabe gracias a la mediación de los tweets de Twitter, pasan a ser la realidad tal cual. Desmenuzando la teoría de Baudrillard, no hay una realidad más real que otra, tanto la realidad virtual como la realidad no virtual son realidades, reales, cada una con sus complejidades y cualidades, que responden al medio donde se desarrollan. En este sentido, podemos ver cómo la realidad virtual, que es la estrechamente vinculada a los aparatos tecnológicos, incide en la realidad no mediada por dichas herramientas.

Norenid Feliciano explica esta idea cuando dice que en la mayoría de los casos, nuestros perfiles en la red social Facebook son un reflejo de nuestro mundo físico o realidad no virtual. “La mayor parte de los amigos [en Facebook] que tienes viven cerca de ti, son conocidos en más o menos un nivel. Por ejemplo, en mi Facebook tengo a más de mil amigos, pero realmente interactúo frecuentemente con 20. Eso pasa en mi vida real [a su vez]. Así que lo que se ve es que cambian las formas de hablar y socializar, pero la dinámica social (común) es muy parecida a la de años anteriores. Lo que sí es diferente, es que todo queda registrado, y realmente es tener dos realidades paralelas. En Facebook todo es aumentado, es el simulacro social”, analiza esta estudiosa de comportamientos virtuales.

Una vez expuesto lo anterior, conviene anotar lo que señala Baudrillard, cuando dice que “el hiperrealismo de la simulación se traduce por doquier en el alucinante parecido de lo real consigo mismo”. Que no cunda el pánico. Trataré de explicar esta idea. El filósofo francés defiende que aunque se establezcan categorías de diferenciación para: realidad virtual y no virtual, lo cierto es que una complementará a la otra, y la otra a la una. Es como si el participante de la realidad virtual se apropia y consume de tal forma lo que discurre por ese espacio virtual, que los vínculos que desarrolla no consiguen desdibujar las diferencias entre un entorno y otro. No hay distinciones entre una y otra realidad (Baudrillard, 1978). Se hace una. La hacemos una al naturalizar las prácticas.

 

Lista de referencias

Baudrillard, J. (1978). Cultura y Simulacro. (P. Rovira, Trad.). Barcelona: Editorial Kairós.

Brunetti, D., Chaffin, C., et. al. (Productores), y Fincher, D, (Director). (2010). The Social Network [Película]. Estado Unidos: Columbia Pictures.

Contreras, P. (2003). Me llamo Kohfam, Identidad Hacker: una aproximación antropológica. Barcelona: Editorial Gedisa S.A.

Urista, M.A., Dong, Q. y Day, K.D. (2009). Explaining Why Young Adults Use MySpace and Facebook Through Uses and Gratifications Theory. Human Communication12(2), 215-229.

Fanjul S. (2011, 12 de mayo). Atentos a todo…y a nadaEl País. Recuperado de

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/Atentos/todo/nada/elpepusoc/20110512
elpepusoc_3/Tes

Qualman, E. (2009). Socialnomics: How Social Media Transforms the Way We Live and Do Business. Hoboken: John Wiley & Sons.

Serrano, M. (1982). Teoría de la Comunicación. (A. Corazón, Ed.). Volumen VIII. Madrid, España.

 

*Fue analizada la información suministrada por la compañía Facebook sobre las estadísticas de población de los usuarios.

*Entrevista a Norenid Feliciano, sobre realidad virtual, redes sociales y Puerto Rico en la Web.