Un proyecto democrático: libros al alcance de todos

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Si la regla con que mides tiene misericordias extras; sé feliz pues con esa norma te medirán.

—"Amistad y otros asuntos", Proverbios boricuas de Rayza Vidal (En una de las mesas de la librería del ICP)


 

Cerca de la iglesia San José en el Viejo San Juan, donde comienza la calle Cristo, ubica un espacio que enseguida obliga al visitante a percatarse de su belleza —su piso, sus arcos, el arte que allí se muestra y del acervo de libros puertorriqueños que engalanan sus mesas, así como de los libros nuevos premiados por la editorial del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP). Capta el ojo del visitante, también, otra sala en la que puede adquirir librillos por un peso, y en la que aparecen mecedoras grandes —para abuelos y padre y madre— y mecedoras chicas —para los niños y niñas— al lado de mostradores de cuentos infantiles y juveniles y también otros bienes culturales: algunas tallas de santos, máscaras y joyería. Para muchos, este espacio de la Librería del ICP es un oasis, pues el golpe de calor se aplaca quizás no solamente por el aire acondicionado sino por los descubrimientos que poco a poco los visitantes van haciendo mientras pasean por las mesas. Reciben al visitante hojas naturales inmensas, —con una roja flor de jengibre—, sobre una mesa redonda de madera, arriba de la cual aparece un manojo ordenado de un grupo de libros de literatura infantil y juvenil. El olor de la buena madera dibuja en el aire un pas de deux con el olor del café Puya (en grano y molido), también a la venta. Se impregna el espacio del olor de cosas buenas. 

Es la librería del ICP, y muchos le habían perdido el rastro, quizás por su entrada sin fanfarrias y quizás por su asociación con las letras grandes que identifican al edificio: "Instituto de Cultura Puertorriqueña - Galería Nacional", cerrada, ésta última, hace un par de años, cuya reapertura todos esperan.  

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Conversamos una mañana con Ángel Antonio Ruiz Laboy, el director de cuatro oficinas del ICP: Editorial, Grabaciones, Revistas, y Ventas y Mercadeo (a esta última oficina se encuentra adscrita la Librería del ICP). Ruiz Laboy llega al ICP en octubre de 2013. Y sin administrar culpas ni responsabilidades sí contrasta lo ocurrido, por ejemplo, en el año 2006 en relación a los Premios del ICP. "La gente no se enteraba, y por eso comenzamos a utilizar las redes sociales para las convocatorias y atraer mayor cantidad de público", lo cual ha favorecido la atención de la gente a lo que sucede en la Librería. La Librería adjudica premios nacionales en las categorías de cuento, ensayo, novela, literatura juvenil (antes con El barco de vapor), y literatura infantil. Desde el 2006, cuando Georgina Lázaro ganó esta última categoría, hubo "cero convocatoria". "Tenemos una misión de crear lectores, hay un mercado que no estábamos convidando", apunta al referirse a las dos últimas categorías. Informa que "se abrió una beca de ilustración para la literatura infantil y juvenil que consistió en un taller de ilustración por Walter Torres e ilustrar un libro, los cuales están próximos a entregar". Al hablar del libro de literatura infantil, titulado Una fiesta azul, se le encienden sus ojos oscuros y comunica su embeleso reproduciendo las imágenes del libro que es "una historia de celebración en el fondo del mar". El ilustrador es Jonathan Vega, indica.  

Intercala el presente de la librería con lo que ocurría antes con el solo propósito de explicar las razones de los cambios que han ocurrido. Por ejemplo: "antes un libro se tardaba de 13-14 años para publicarse", y "ahora lo que queremos es recobrar la confianza de los autores y colaboradores para que vuelvan a someter trabajo". Otras de las cosas que lamenta es que "la Editorial no ha guardado organizadamente los archivos ni los documentos originales, ni los contactos de los autores ni las copias de los contratos; no hay un directorio de escritores ni un manual de estilo; ahora es que estamos haciendo el reglamento". En fin, lo que plantea es que "no hay historia de la editorial", y que sobre la marcha, a la par con los otros deberes de su cargo, todos dedican tiempo y esfuerzo a poner las cosas al día. 

Luce contento cuando habla de los Cuadernos de poesía, y del último que está en proceso de ilustración; es de Angela María Dávila, ilustrado por el maestro grabador Martín García, "el primer Cuaderno de poesía dedicado a una mujer negra". Otro de los trabajos que hacen al presente es crear una colección nueva: Guayacán (en honor a don Ricardo Alegría que sembró los guayacanes en la Plaza san José, y luego en el 2014 se sembraron tres en honor a su natalicio), "un poco como la colección de Cátedra, y hacer "la gran colección de clásicos de la literatura Puertorriqueña". "Cuando llegué no encontré que la editorial era lo que fue antes, la casa editora del país", agrega. Este proyecto iniciará con la publicación del Canto a la locura de Francisco Matos Paoli. Dice: "es necesario un libro manejable para apreciar la poesía".

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Al hablar de su labor de crear el Directorio de escritores y escritoras comparte una anécdota cuando lo contactó una persona desde Serbia, contentos allá con la figura de Luis Palés Matos, pues están traduciendo su obra al serbio. Hace hincapié en que este ejemplo "es la mejor evidencia de la necesidad del Directorio de escritores".

En las mesas de la librería, en la sala a mano derecha, están los librillos de la serie Literatura Hoy, que "aunque existió antes vimos qué funcionó y reconceptualizamos la colección"; "incluimos grabados en las portadas: ahora son una familia". Los primeros doce, añade, "son seis de poesía y seis de crónica, con grabados de Roberto ‘Yiyo’ Tirado", egresado de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico. Los próximos doce serán ilustrados por Sharon Nichole González Colón, miembro del grupo de muralistas Moriviví, e incluirán cuento y poesía.

En cuanto a las Grabaciones apunta: "Hace cerca de treinta años que no se publicaban partituras, y Ernesto Alonso, compiló Partituras inéditas de compositores Puertorriqueños. Esto dio paso a publicar más libros de música: dos de Música coral puertorriqueña de Guarionex Morales y el de Danzas puertorriqueñas, las que han ganado las competencias de composición de danzas del ICP en los últimos diez años. Añade, en cuanto a otro proyecto, que "se trascribieron y se van a publicar todas las composiciones originales del primer profesor de guitarra clásica, Don Leonardo Egúrbida, profesor jubilado del Conservatorio de Música de Puerto Rico".

Además de otros proyectos, hay un "gran proyecto" que consta de la digitalización de 153 producciones de estos sesenta años del ICP. Ya se completó la digitalización y ahora falta restaurar y masterizar (nivelar los canales para que la música se escuche como si fuera en vivo), proyecto que se presentará en un conversatorio con Javier Santiago (Popular), Guarionex Morales (Académica) y Néstor Salomón (Técnica).

En torno a las revistas indica que ahora solamente cuentan con un empleado: la Dra. Doris Lugo. Al presente hay 125 números digitalizados de la primera y segunda serie y dos de la tercera, que es enteramente digital. Ya cerró la convocatoria para la revista de las Migraciones, y el 29 de febrero cierra la convocatoria para la revista de Afrodescendencia. "Ahora pubicamos tres al año, antes dos".

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En cuanto a la librería (por donde comenzamos), fueron los mismos empleados, incluyendo al director, los que pintaron y cargaron los muebles. "La tienda estaba en el ICP, y confiamos que cuando la iglesia abra venga más gente, y seguimos facilitando espacios de conversación, diálogos, conversatorios de arte, de arqueología, presentaciones de libros, documentales, etc". "Y en mayo vamos a celebrar un Ciclo de Arquitectura Patrimonial, para conversar en torno a la labor del arquitecto contemporáneo, y pensar no solamente en el Viejo San Juan", agrega.

Podemos decir, como dicen los carteloncitos colocados en la pared del rincón de las mecedoras y libros infantiles y juveniles: "El café se germina, se siembra y se espera a la cosecha". Y "Una vez se da la cosecha, se recoge el grano maduro", inscribe el carteloncito que leen los niños, jóvenes y todo el que se siente en una de las mecedoras. 

Para Ángel Antonio Ruiz Laboy y su equipo de trabajo la cosecha está comenzando, podríamos decir, y se están recogiendo algunos fardos de grano maduro. Al director Ángel Antonio Ruiz Laboy lo asisten en su trabajo de siembra Sandra Rodríguez Aparicio, Leah Rivera Vargas, Yomari Osorio, Nieves Pumarejo, Edder González, Carmen Rodríguez Marín, Juan Huyke, Juan Tomasini, Doris Lugo, en Utuado (Parque Ceremonial Caguana) Cynthia Montalvo y en Ponce (Casa Armstrong Poventud) Maritza Cubillé.

El Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP) cumplió 60 años en el 2015, y cuatro de sus oficinas las dirige Ángel Antonio Ruiz Laboy, de 36 años, con formación de arte plástico en la Escuela de Bellas Artes de Ponce, quien es pintor y dibujante, y además es recipiente del premio de literatura (El Nuevo Día) por su Canto a la ceniza (2015). Fue también cantor en el Coro de la UPR, en el Orfeón San Juan Bautista y en la Coral Filarmónica.

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Puya es un café bueno y sabroso como el espacio de libros, arte, y otras cosillas que se despliegan en la librería del ICP donde los artistas presentan su obra, sus libros, sus documentales. Se ha conversado y seguirá la siembra gracias al tesón de su director y de quienes lo asisten en su labor, así como gracias a los puertorriqueños y turistas que día a día pican las losas de la Librería y compran.

"¿Si la misión del ICP no es hacer accesible la cultura, entonces cuál es?": cuestiona Ángel Antonio Ruiz Laboy al concluir la entrevista.

 


Lista de imágenes:

1-4. Librería del ICP. Imagen suministrada por la autora.
5. Foto de Ángel Antonio Ruiz Laboy. Suministrada por la autora.