El escrutinio oficial no hizo más que confirmar todos los sondeos: Evo Morales arrasó en las elecciones presidenciales celebradas en Bolivia el 12 de octubre de 2014. Reelecto con un 60% de los votos, una victoria sólida después de nueve años de Gobierno, Morales será presidente de Bolivia por tercera vez consecutiva, y, de cumplir su mandato, se convertirá en el presidente que más años (14) habrá permanecido en el poder, en la democracia boliviana. Hay que subrayar que el país andino lleva eligiendo a sus gobernantes de manera ininterrumpida desde 1982, el mayor periodo de estabilidad democrática del país en el último siglo. Este periodo fue inaugurado por Hernán Siles Zuazo, un hito en la historia política del país al convertirse en 1956 en el primer mandatario boliviano elegido por votación popular.
La habilidad política y el carisma de Evo Morales han conseguido que la población haya respaldado su proyecto, cuya retórica sigue siendo la de la tradicional izquierda latinoamericana, pero que incorpora el modelo de un capitalismo de Estado que sabe limar los peores excesos neoliberales. El alejarse del discurso revolucionario le ha permitido incorporar a sus filas de simpatizantes cada vez más adherentes del centro y la derecha que vieron con recelo su llegada al poder en 2005 y a los que la política económica del Gobierno hace mucho que dejó de darles miedo.
A pesar de su combatividad con los inversores extranjeros durante su primer mandato (la nacionalización de una veintena de compañías de hidrocarburos, telecomunicaciones, electricidad, minería, gestión de aeropuertos y producción de cemento de inversores europeos, estadounidenses y latinoamericanos, y la rescisión de contratos), Morales puede presumir de una gestión económica más que correcta. La economía —que está en manos de quien es considerado el hombre detrás del éxito de Morales, Luis Alberto Arce (Ministro de Economía y Finanzas desde 2005), del Vicepresidente y del Titular de Exteriores (los únicos que han permanecido junto al presidente desde que accedió al cargo)— creció mas del 6% el año pasado, la segunda con mayor crecimiento en Latinoamérica.
Si en la Venezuela fundadora del bolivarianismo, Nicolás Maduro no cesa de proclamar la próxima domesticación del capitalismo, y en Ecuador el presidente Correa está cada día más enfadado con las grandes compañías occidentales, la Bolivia de Morales ha conocido en la última década la racha de mayor expansión capitalista de su historia. Un despegue propiciado por los altos precios de las materias primas y los hidrocarburos, que Morales recuperó para el Estado poco después de llegar al poder.
A diferencia de Hugo Chávez, quien confundió a PDVSA (la empresa estatal del petróleo) con una caja infinita y la usó para construir su liderazgo a nivel regional, Evo no se puso a regalar gas y ha sabido administrar sus recursos naturales. Esto ha repercutido en que, en una década, los ingresos por exportaciones han aumentado de 2.000 a 10.000 millones de dólares (1.600 a 7.800 millones de euros). El país jamás tuvo unas reservas internacionales como las de hoy, las cuales alcanzan los 15.000 millones de dólares (11.800 millones de euros). Además, ha tendido puentes con el poderoso sector empresarial del este del País, logrando, por primera vez, el triunfo en el departamento de Santa Cruz, motor económico del país que concentra el 29% de la actividad empresarial y que el pasado año contribuyó al 28.1% del PIB nacional. Al Santa Cruz ser, antiguamente, el gran bastión opositor, este logro ha desactivado las tensiones territoriales que amenazaban con desgarrar el País.
A pesar del discurso anticapitalista de su gobierno, Morales ha aplicado una lógica liberal con los empresarios y ha hecho suya la hoja de ruta que estos le plantearon el pasado año. El presidente y sus aliados han entendido que el MAS tiene que pasar de ser el partido de unos cuantos, al partido de todos, y que eso implica reconocer el discurso de los otros, pero también incorporarlo. De eso dependerá su avance en el oriente del País y el final de la polarización entre los indonacionalistas y las elites que han gobernado Bolivia durante los siglos anteriores.
Paralelamente, Morales ha logrado una transformación profunda en las estructuras sociales del país. En la ultima década, ha invertido más de 8.000 millones de dólares en gasto social, y ha desarrollado una serie de políticas redistributivas que han logrado la inclusión de una parte de la sociedad discriminada durante décadas. Sin embargo, en ese oasis de estabilidad política y social, los derechos de las mujeres —un tema que todos los candidatos han abordado en la campaña, pero que ninguno ha llevado como propuesta concreta— y el trabajo infantil siguen siendo las grandes asignaturas pendientes de un Gobierno que presume de un discurso de izquierda. Las mujeres tienen cada vez más presencia pública y política en el país andino, pero la violencia contra ellas es un fenómeno en expansión. Por ejemplo, asuntos como el aborto, aunque comienzan a ser discutidos, siguen siendo temas tabúes en la agenda política.
En cuanto al tema del trabajo infantil, cerca de 850.000 niños y niñas, con edades de entre cinco y catorce años, trabajan en el país. Con la entrada en vigor del Código del Niño, Niña y Adolescente, que permite trabajar a los críos desde los 10 años y no a partir de los 14 como es hasta ahora, Bolivia se ha convertido en el único país del mundo que lo autoriza. La medida es producto de la presión que ha ejercido, durante los meses de trámite parlamentario, la Unión de Niños, Niñas y Adolescentes Trabajadores de Bolivia (Unatsbo), una especie de sindicato de trabajadores infantiles. En general en el Código se prohíbe el trabajo a menores de 14 años, pero se prevén excepciones a partir de los 10 años, si tienen permiso de los padres o son autónomos. Esto ha causado gran preocupación entre los organismos internacionales, como la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que ha anunciado una detallada revisión de la medida.
Los avances en materia de igualdad, el trabajo infantil y la industrialización del País podrían ser las bases del nuevo periodo de Evo y el MAS, lo que ayudaría, sin duda, a administrar una hegemonía que de momento parece no tener rival.
Lista de imágenes:
1) Corbis, Hernán Siles Zuazo.
2) Hidrocarburos Bolivia, Evo Morales, presidente de Bolivia, y Álvaro García Linera, vicepresidente.
3) Los Tiempos, Infografía de Ramiro Moncada Averanga, IBCE.
4) Dario Kenner, Partidarios del MAS (Movimiento al Socialismo) de Evo Morales.
5) Miembros de la Unatsbo.
6) RT, Evo Morales en la campaña presidencial, Mercopress.