Cambios en el año de la serpiente

En días pasados millones de personas alrededor de todo el mundo celebraron el año nuevo chino, la celebración más importante de las fiestas tradicionales chinas. Con el Año Nuevo, se inició el místico año de la serpiente en el calendario lunar oriental. La Serpiente representa el cambio y la transformación hacia una nueva piel, mente y corazón. Según la mitología china, este año estará lleno de grandes retos, aprendizaje, experiencias mágicas, sorpresivas y maravillosas que nos ayudarán a dejar atrás lo viejo, para reconectarnos con nuestra verdadera esencia y abrir espacio a lo nuevo.

No es casualidad que recientemente el Partido Comunista de China eligiera los nuevos líderes que dirigirán el destino del país durante los próximos diez años. En marzo próximo, Xi Jinping sustituye a Hu Jintao y se convertirá en el nuevo presidente de la nación. El cambio de mando es el primero en diez años y el segundo pacífico desde 1949. China es la segunda mayor economía del mundo y un personaje importante en el cosmos global. Los cambios en la alta cúpula del Partido Comunista serán seguidos de cerca por muchos internacionalmente. La forma de pensar y las decisiones que tomen estos nuevos líderes, incluyendo el nuevo jefe de gobierno Xi Jinping de 59 años, implicarán transformaciones positivas o negativas no sólo para el pueblo chino, sino también podrían influir en la manera en la que el mundo vive, como ha ocurrido recientemente.

 

Sin embargo, adicional a la celebración del año nuevo Chino, ¿qué conocemos del gigante asiático en su proceso evolutivo global? En América se ha construido un imaginario sobre la prosperidad del país asiático que muchas veces no es correcto, donde se exagera su realidad. Al igual que todas las naciones, el crecimiento económico en China y su ascenso al poderío mundial ha estado cuestionado por contradicciones. En el país más poblado del mundo con más de 1,300 millones de habitantes, unas de las civilizaciones más antiguas del mundo, el lugar donde se inventó el papel, la brújula, el helado, los fideos, ha habido aciertos, pero a su vez desaciertos.

La globalización en China

Hace 35 años el exlíder chino Deng Xiaoping inició la apertura de China; esta nueva política les ha permitido forjar una de las historias de éxito económico más relevantes en la humanidad. El ascenso del gigante asiático ha sido tan vertiginoso que en tres décadas ha pasado de tener una de las economías más pequeñas del mundo a ubicarse como la segunda más grande del planeta. China es el hogar de alrededor un millón de millonarios. Este adelanto ha cambiado la forma en la que el mundo hace negocios. La mano de obra barata en China ha permitido que se mantengan los precios de miles de productos en los mercados occidentales, desde unas simples sandalias hasta innovadores equipos electrónicos.

La riqueza que se ha creado en China ha repercutido alrededor del mundo. Pero tal vez el impacto más espectacular, se está produciendo en el arte. Artistas chinos, como Qi Baishi, han logrado imponer récords en subastas. Tres de las diez pinturas más caras que se vendieron en el 2011 fueron de artistas chinos, incluyendo la más cara, una obra de Qi Baishi de $57.2 millones.

Treinta años atrás la mayor parte de Occidente sólo conocía de China a sus líderes comunistas, su régimen dictatorial y su Gran Muralla. Hoy día aparecen figuras de renombre internacional como la actriz Zhang Ziyi, el jugador de baloncesto Yao Ming y el artista Zhang Xiaogang, entre otros. Incluso ya algunos colegios en Europa y Estados Unidos enseñan mandarín a partir de los seis años; algunas empresas ya promocionan sus productos con caracteres chinos, como ocurrió en los pasados Juegos Olímpicos en Londres. Recientemente Microsoft realizó la demostración de un software que puede traducir la voz del inglés al chino de forma casi instantánea. Adicional, recientemente el escritor chino Mo Yan fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, lo que supone un auge de sus obras.

Los efectos del rápido crecimiento

Como todo en la vida, el audaz crecimiento del gigante asiático ha tenido sus consecuencias. China ha crecido tan rápido que ha traído un costo medioambiental. Desde el 2007, la rápida industrialización y el auge de la construcción hicieron que China superara a Estados Unidos como el país más contaminante del planeta. Siete de las ciudades más contaminadas están en China y cada año mueren entre 500,000 a 750,000 personas prematuramente por esta causa. Lo que no podemos obviar, es que el daño no sólo afecta a China. La contaminación en el aire transporta elementos como mercurio y plomo más allá de las fronteras, incluso atravesando el océano Pacífico hasta llegar a la costa oeste de Estados Unidos y otros países de América.

foto

Su supremacía económica poco a poco la ha convertido en una potencia militar de primer orden. Su primer portaviones acaba de entrar en funcionamiento y se cree que están invirtiendo férreamente en tecnología, guerra espacial y seguridad cibernética. Sus constantes disputas territoriales con Japón, Filipinas y Vietnam, además de su tensión a fuego lento con Estados Unidos, hacen pensar en un conflicto bélico inevitable. El Ejército Popular de Liberación chino es el más grande del mundo, con un contingente de tres millones de personas. Muchos expertos consideran que este desarrollo es natural para un país con semejante tamaño e influencia. Sin embargo, ¿el poderío económico implica volverse agresivo o simplemente es una manera de alejar a los enemigos?

Igualmente, tanta riqueza también ha promovido la codicia y corrupción entre algunos líderes chinos. Ya varios funcionarios importantes y sus familiares han sido acusados por tener una dudosa fortuna. Su actual presidente, Hu Jintao, ya ha realizado varias advertencias sobre el grave problema que amenaza al Partido Comunista y al Estado. La lucha contra la corrupción y la promoción de la integridad política son tema de gran preocupación para el gobierno chino. ¿Será el gigante asiático capaz de contener la corrupción y cómo lo hará?

Con un crecimiento económico entre el 8% y 10% anual, el gigante asiático se ha convertido en el primer exportador e importador del planeta y en la nación con mayor reserva a nivel mundial. Pero el milagro tiene un lado oscuro. La columna vertebral de este salto económico son los más de 200 millones de migrantes que abandonaron el campo para buscar trabajo en la ciudad. Estos ciudadanos pobres constituyen la tercera parte de la población económicamente activa, tienen entre 15 a 64 años y no tienen acceso a la salud o la educación. Para ellos no hay prosperidad, el milagro chino no existe, es una simple utopía.

El fututo incierto

Ahora, la interrogante es saber si los nuevos líderes tendrán la clave para mantener el crecimiento al mismo ritmo que en los últimos años y ayudar, al mismo tiempo, al mundo a recuperarse financieramente. Desde que el actual presidente Hu Jintao tomó posesión en el 2002, China cuadruplicó su Producto Interno Bruto (PIB) y se convirtió en la segunda economía mundial, primer exportador e importador global, con la mayor cantidad de reservas monetarias del mundo. Será acaso que, ¿el nombramiento de una nueva cúpula dirigente marcará el fin de una década prodigiosa? Podrá el nuevo jefe de la nación, Xi Jinping, mantener el crecimiento económico.

El cambio de mando igualmente ocurre en momentos en que la economía global atraviesa una profunda crisis estructural y la propia China ha agotado un modelo de crecimiento exportador que le sirvió para dar el gran salto en los últimos 30 años. Ahora China enfrenta los dilemas típicos de una economía en desarrollo. Si la primera fase de su despegue fue gracias a la exportación basada en una mano de obra barata; ahora necesita dar un nuevo paso hacia una economía dominada por la innovación tecnológica.  

Adicional, China tiene otro grave problema que superar. Los chinos producen pero no consumen; es la cruel paradoja del crecimiento chino. China necesita hacer la transición de una economía basada en la exportación a una en la que el consumo interno tenga más peso. La población china no gasta, ahorra por temor a una enfermedad y ante la deficiente cobertura de jubilación. Como ejemplo, China cuenta con ciudades fantasmas y espectaculares carreteras, pero sin vehículos. Mientras no se le dé una solución a esto, la transición a una economía basada en el consumo doméstico no será posible.

arte

¿Será el año de la serpiente uno de cambio? ¿Seguirá China siendo un actor de primer orden a nivel internacional? Los próximos diez años serán decisivos para la economía China e igualmente se redefinirá la economía mundial. Para muchos el gigante asiático tendrá una influencia que irá más allá de los vaivenes económicos. Otros aseguran que en 25 años o menos, China será la primera economía mundial y destronará a Estados Unidos. Ante la confusión económica estadounidense, es prácticamente inevitable que China, e incluso India, lleguen a sobrepasar su economía. Ante este cuadro, muchos de los países de América, particularmente el Caribe -incluyendo a Puerto Rico- no están preparados, ni cuentan con un plan para enfrentarse a la nueva realidad económica que plantea esta reorganización mundial. De los aciertos y errores de China todos debemos aprender, de eso se trata el desarrollo y éxito.

Lista de imágenes:

1. S. M. Yang/The Epoch Times, Good wishes for the Year of the Snake. The snake pattern symbolizes good fortune, the fireworks represent wishes for peace, and the fish stands for abundance, 2013.
2. Bethanie Blanchard, Mo Yan wins Nobel Prize for Literature, 2012.
3. Gallo/Getty, The rise of China's military and economy worries some neighboring countries, 2010.
4. Yongjun Zhao, China has reached a critical point in its development. Widespread poverty and growing social inequality are posing daunting challenges for social stability, 2008.
5. J. Jesse, The New Chinese Consumerism, 2010.
6. April Rabkin, Scenes From the Chinese Consumerist Revolution, 2012.