No olvidar a Rodríguez Juliá

Mejor castígalo.

Dale un latigazo.

Apágale un cigarrillo en la palma de la mano. Esa. Con la que escribe.

Y hazlo jurar que no volverá hablar mal de René porque René tiene que ser importante para el futuro de la radio sin payola o para una patria usando Adidas o para sabe Dios qué cosa y además, es blanco.

Y clasemediero.Y jodón.Y bueno, súper parecido a lo que Edgardo siempre quiso ser. Y lindo, para colmo.

En fin.

La parte del cigarrillo está de más. Y las connotaciones sexuales del latigazo me ababachan un poco. Sólo quiero que sufra. En el sentido figurado. Un poco de torturita china, a la Maelo, y así me aseguro que Edgardo reconoce el referente musical.

A lo que voy: el problema del enfant terrible de la literatura local con el niño bonito de la música urbana es que hoy por hoy se tendría que morir Cortijo de nuevo para que Rodríguez Julía entre y salga de Llorens con una carrera literaria debajo del brazo, mientras que la música de René suena en los mismos espacios que la del fenecido Maestro sin demasiado extrañamiento.

Eso, en parte, se lo debemos al mercado. Pero también, a que hoy en día lo más cercano que tenemos a la imagen de un Maelo descamisado, jodedor, es la de un Residente, descamisao, jodiendo.

Y lo cierto es que importan poco sus destrezas musicales, o sus convicciones políticas, o su street cred cuando pudiendo pegar la canción que fuera, pegó “Latinoamérica.” Pero bueno, Residente ya aburre. Sólo que menos que Edgardo. No obstante, la diferencia real entre ellos radica en que lo más que aburre de René es escribir sobre él, mientras lo que más aburre de Rodríguez Julía es su escritura.

Al menos desde que Cortijo murió. Yo escribo de ellos simplemente porque soy blanco. Burgués. Y jodoncito. Por lo tanto, son mis ídolos. Después de todo, yo siempre quise entrar y salir de Llorens con vida (y una carrera literaria). Y ser importante. Para la patria. O para Adidas. O para sabe Dios qué cosa. En fin. La parte de que su escritura aburre desde que murió Cortijo está de más. Es desde antes. (Para que sufras).

Ismael Rivera

 

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