Entonces el objeto obsceno de gobiernos
tiranos y cobardes ya no importa.
Ni los tristes servidores de la muerte,
ni los lacayos de la desnutrida nada.
Pues siempre sin apenas quejarnos:
poetas de la noche y esta arrebatada luz,
soberbios y armados —justamente— aquí estamos.
—Edgar Ramírez Mella, Púrpura
Edgar Ramírez Mella formó parte del grupo de personalidades culturales que exploró el proceso creativo con este servidor. Conversar con él es una experiencia enigmática y múltiple, en la que varias manifestaciones artísticas se dejan sentir. Tal como expresa la poeta Kattia Chico acerca de Púrpura, el más reciente poemario de este escritor: “Todas las artes florecen en su verbo exacto, todos los adjetivos saben bailar juntos, historia, calle y ciencia, pleno gozo de la cultura y la lengua, la pena natural causada por vivir y pensar, el agobiante amor, sus paradojas”. Nacido en San Sebastián es autor además de Estación de lirio (Isla Negra Editores), Máquina emotiva (La Secta de los Perros) y Marginalia (Taorojo).
CEC: ¿Por qué crees que tu vida ha sido marcada por el signo artístico?
ERM: Cierta sensibilidad, cierta timidez, cierta fantasía y un atisbo de otredad; cierto misticismo o religiosidad, pálpitos de otros mundos y como resultado una compleja vida interior (con todo y su deseo de transgresión); bastante insatisfacción por una realidad mediocre o hipócrita; necesidad de buscar otras respuestas a las preguntas eternas. No podemos dejar de lado la mala o buena fortuna de haber tenido excéntricas o raras amistades.
CEC: ¿En cuál disciplina te sientes que fluyes más como creador, al menos en este momento?
ERM: La poesía y la pintura siempre se me han dado con alguna facilidad especial; hubiera preferido dominar la música. Aunque cuando pinto hago música, ya casi no pinto; necesito un espacio, un taller, una cueva, donde manchar. Y con la poesía creo que también ella me dirige. Tal vez lo que llevan del niño, la poesía y la pintura, en cuanto juego me gusta y por ello tal vez fluyan.
CEC: ¿Cómo contrastas esa experiencia con la que recibes al explorar otros géneros u otras disciplinas artísticas?
ERM: La danza, el teatro y otros géneros también conllevan mucha carga mágica y lúdica; pero al ser yo un tipo bastante tímido, "casi autista", la pintura y la poesía por su carácter introvertido me sirven de refugio del ojo ajeno, del otro y del público… al menos en el momento de la creación. Son sinceras e íntimas, casi como el rezar.
CEC: ¿Necesitas distancia o soledad para realizar tu obra?
ERM: Sí.
CEC: ¿Cómo observas lo que te precede en el arte? ¿Cuáles son, si alguna, esas voces creativas del pasado o de la actualidad que merecen tu atención?
ERM: No hay nada nuevo bajo el sol. En el pasado encuentro muchas almas afines y obras cuya modernidad aún me asombran. No ha cambiado gran cosa la humanidad. La evolución se estancó o es muy lenta, o tomó el camino equivocado distraída o hipnotizada solamente por el aspecto material. Todo este alud de máquinas que amaron tanto Marinetti y otros futuristas nos envenena. Aunque no dejan de maravillarme, son peligrosos y pérfidos juguetes; y no te niego que me sumerjo también en ello: artilugios mágicos de Hefestos.
CEC: ¿Tienes algún ritual a la hora de acercarte a la página en blanco? ¿Concibes la idea, el motivo, con anterioridad o te vas en un flujo de palabras hasta que encuentras el delta indicado?
ERM: Eso varía con el tiempo, antes me desbordaba hacía un vaciado desgarrador: descargas de la psiquis, con sus variaciones e improvisaciones al estilo del jazz o Bach. Ahora observo más los signos e interpreto, también salgo a cazar al ente poético o trato de escuchar lo que dice el viento.
CEC: En un mundo como el nuestro… ¿tiene lugar el arte, la palabra, la creación?
ERM: Continúa el ser humano con mucho ardor, mucho anhelo, una sed gigante que no la satisfacen los credos, por eso el arte y la creación continúan supliendo esa necesidad y urgencia que “reeliga” (Lactancio derivaba la palabra 'religión' del latín religare), uniendo al hombre con el universo. También el arte azota y advierte sobre las malas jugadas y criminales intentos que continuamente ponemos en práctica, como hambrunas y guerras innecesarias, mientras envenenamos al planeta. ¡Oh, generación de víboras! (jajaja) ¡Qué miseria! Me río por no llorar.
CEC: ¿Qué es necesario para ser un escritor?
ERM: Sentir deseo. Ponerse a ello. Amar su herramienta, el lenguaje, el verbo. Claro, leer y releer; primero, afinar y afinar y escuchar, si tenemos algo que añadir o corregir o explicar o mejorar. Saberlo, luego cantar o contar, por supuesto, dominando el instrumento que es la palabra y sus acentos.
CEC: ¿Crees que existe el llamado bloqueo del escritor?
ERM: Sí, hay etapas de sequía, tal vez necesarias para volver a la carga. Se debe reevaluar, hacer retrospección, quemar las naves. Hay etapas de doloroso silencio, noches obscuras, abandonado de luces. Hay que evolucionar y reinventarse sin duda.
CEC: Hay quienes piensan que las mejores páginas salen de situaciones extremas o dolorosas… ¿Qué piensas al respecto?
ERM: Posiblemente sea verdad. En momentos de mucha dicha o felicidad solo se nos ocurre disfrutarlo a cabalidad, lo cual no quiere decir que no se pueda hacer un arte alegre o desde la alegría o que invite a cierta esperanza o bienandanza.
CEC: Otro esgrimen: la tesis de que ese periodo nocturno y sinuoso de los sueños, abona para la creación... ¿Será valioso ese universo onírico para crear?
ERM: Definitivamente el mundo onírico por su plasticidad, igual que el delirante, es muy sugerente.
CEC: ¿Hay algo que no te gusta o disfrutas del oficio de ser creador?
ERM: La incertidumbre o esa sensación de nunca poder estar muy seguro ni del camino ni de lo logrado, ni de acabar: I can get no satisfaction (como decían los Stones). Como que hay que volver a comenzar como Sísifo, según Camus cita en su ensayo: "No te afanes, alma mía, por una vida inmortal, pero agota el ámbito de lo posible de Píndaro". Siempre dejamos o perdemos de vista algo imposible de concretar, un sentimiento del esfuerzo inútil.
CEC: ¿Prefieres escribir o crear todas las semanas, o tienes periodos voluntarios de silencio artístico?
ERM: Escribo cuando me urge… casi como un sentido fisiológico. Quisiera fuera más a menudo, como ocurría cuando era más joven. Últimamente por no andar sobre lo andado, ejerzo algo de ese silencio que dices.
CEC: Otros teóricos del proceso creativo, o incluso artistas, manifiestan que el creador es un medio, una especie de antena o médium por el que desemboca la creación... ¿Concurres con esa idea?
ERM: Puede ser, hay creaciones que parecieran tener esa sensación de rapto, pero no siempre, y como quiera uno tiene siempre que ejercer una voluntad creativa y un criterio.
CEC: ¿A qué aspiras con tu arte?
ERM: A ser fiel siempre a mí mismo, y al mismo tiempo, justo con los demás.
CEC: ¿Cuáles han sido los creadores u obras artísticas más significativas para ti: esas y esos que ocupan un lugar de privilegio en tu biblioteca?
ERM: ¡Uf! La lista sería muy grande: Rabelais; la poesía mística; El Quijote; Unamuno; la Generación del 27; Dada; Surrealistas; Buñuel; Cortázar; Vallejo; Huidobro; Cocteau; Picasso; Rimbaud; Beatles; Serrat; Isadora Duncan; Mahler; Whitman; Julia; Borges, etc.
CEC: A veces, como autor, tenemos un aprecio particular por un libro de nuestro… ¿Cuál de tus libros o cuadernos propios merece tal aprecio?
ERM: Creo que Púrpura.
CEC: En una sociedad globalizada con redes cibernéticas, teléfonos inteligentes y espacios en la WEB como Youtube… ¿Crees que tales avances tecnológicos ofrecen ventajas de exposición? En tu caso, ¿esos recursos han sido útiles?
ERM: Sí, son útiles sin duda. Nos acercan, aunque con su natural y artificiosa distancia paradójica.
CEC: ¿Cuál, entiendes, es el mayor reto que tiene de cara un autor en el futuro?
ERM: Seguir apostando por la vida en un mundo de tanta muerte.
CEC: Y para concluir… ¿Qué te ocupa en estos momentos? ¿En qué linderos creativos pernocta actualmente el creador que eres?
ERM: Una cierta sobrevivencia muy austera y rara, como persona ya adulta en un horizonte siempre joven, cada vez más, ya uno va bajando la cuesta. Terminar mi Bitácora de nieblas, por supuesto (último proyecto). Poder seguir teniendo cosas que decir, sin perder entusiasmo con el arte y la vida.
Lista de imágenes:
1-4. Facebook, Edgar Ramírez Mella