Volver a Marchar...

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Regreso a Puerto Rico de visita. Una visita diseñada para coincidir con la parada de orgullo LGbttQi, que se celebra todos los años el primer domingo de Junio. ¿Qué significa para mí viajar a Puerto Rico en esa fecha? Pudiera viajar a sitios diferentes, o quedarme en Nueva York, donde hay varias paradas, en diferentes boros durante el mes. Ésta no es una reflexión nueva.

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No hay duda, hay nostalgia en mi decisión de volver, y volver a marchar en la Parada LgbttQi de Puerto Rico. Mi referente es siempre esa primera y segunda parada en que marchamos a lo largo de la Ashford. La primera porque era una parada a la que estábamos siendo invitados por una persona, Cristina Hayworth, quien no importa lo que se diga, concibió la idea.

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La segunda porque era nuestra parada, la rescatamos, para que fuera organizada por las organizaciones comunitarias. Organizaciones comunitarias LGbt y de VIH, diversas, todas con voto y acceso al poder decisional. A veces, las reuniones eran largas, pero ese es el costo del consenso y estábamos dispuestxs a pagarlo. Un poco ahora eso ha cambiado. La gente ha hecho sus organizaciones, asisten a la parada pero ya no son parte de ese proceso decisional tan necesario para una comunidad fuerte y saludable. No hay compromiso con el compromiso. 'Hago mi Kiosko aparte y no tengo que bregar con eso', pudiera haber sido el motivo. Pero aún así, sabemos que tenemos que marchar.

Regreso, y marcho. No soy nacionalista. Para mí, ser feminista o ser activista Queer, pro inmigrante es incompatible con ser nacionalista. Sin embargo, todos los años siento la necesidad de marchar en el país donde nací, el país donde me crié y me eduqué. Marcho en el país dónde por primera vez amé y deseé a otros hombres. Aún cuando aquel país ya no existe, marcho en lo que queda en su lugar.

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Sigo tratando de entender ese deseo, esa necesidad, de poner el pie en “la Ashford” y marchar. Marchar y celebrar que soy Queer. Celebrando ante el mundo que me acuesto con hombres, y que mamo huevos (que no son de gallina) y que no uso el culo, solo para cagar (¡qué aburrido!). Y que he aprendido a quererme y celebrarme a pesar del bombardeo de ideas negativas que recibo sobre mí desde antes que tengo uso de razón. Que me disculpe el lector o lectora que se ofenda, no creo en una parada LGBT de-sexualizada, es precisamente por el sexo, que se nos persigue, es eso lo que me interesa rescatar. O, no me perdone nada.

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Esos primeros años de la Parada LGbttQi se me acercó mucha gente, algunoxs gays y lesbianas, amigxs hetero, camaradas de organizaciones de izquierda, que siempre han dicho presente, desconcertados porque esperaban asistir a una protesta y la parada LgbTTQi es, más que nada, una celebración. Una celebración del ser.

Siempre digo que es una protesta lúdica, ¿qué más impactante, políticamente, que dejar que nos vean, que nos queremos y celebrarnos nosotrxs mismxs a pesar del constante bombardeo mediático, político, religioso y violento contra nuestra existencia? Que podemos ser felices y gozar a pesar de que día a día tenemos que resistir las fuerzas heteronormativas y sexistas que intentan borrarnos como miembrxs de la sociedad. No se pueden ya borrar las enormes contribuciones que hemos hecho y continuamos haciendo a la cultura puertorriqueña desde múltiples y diversos espacios.

Para mí es un ejercicio ciudadano. Pocas veces me siento, tan ciudadano, ciudadano pleno en mi país como cuando marcho en la parada. No sé cómo explicarlo, es como una afirmación de que cuento en mi país. Un poco, a veces, recuerdo el niño que fui a los 12 años y que temió “no pertenecer, no contar, no valer” y un poco deseo que al vernos marchar, en la prensa, o en la televisión, o en persona desde la acera, otras niñas y niños nos vean y piensen que ellxs también pertenecen, cuentan, y valen. Que vean y disfruten el arcoíris de representaciones de género visibles bajo el sol, respirando el mismo aire. Que sepan que pueden ser más, mucho más, que las pobres, estrechas y limitadas representaciones de “hombre” o “mujer” donde nos quieren encasillar.

Algunas compañeras y compañeros de la comunidad o sus aliadxs, se preocupan por la “imagen” de la parada LgbTTQi. A mí nunca me ha preocupado. No se trata de que se nos reconozca en las formas heteronormativas aceptables para algunos y algunas. No se trata, como a veces se cree, que necesitemos correr a los extremos del binomio hombre/mujer, y que nos presentemos de forma “aceptable.” No hay liberación posible en ser el hombre o la mujer aceptable.

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La posibilidad de liberación está en que ese día explotemos el binomio opresor, y que presentemos orgullosas y orgullosos todo ese gigantesco espectro de re-presentaciones de género y las validemos todas. Marcharemos las más viejas y los más jóvenes, las más buchas y los más femeninos, los más flacos y las más gordas, las más políticas y los menos políticos, los más ricos y las más pobres, los más religiosos y las más ateas, los más pudorosos y las más impúdicas, y todo el rico espectro de gente en el medio. Los más religiosos. 

Algunas compañeras y compañeros de la comunidad o sus aliadxs, se preocupan porque ven organizaciones de izquierda que han marchado con nosotras y nosotros desde la concepción de la parada. A ellxs les invito a reflexionar, no se preocupen por esas organizaciones presentes apoyando nuestros derechos, preocúpense porque no estén allí las suyas, apoyándonos a todxs. 

El día 3 de Junio, desde las 11:00 AM, allí estaré, frente al Parquecito del Indio, con Olga Orraca y José Joaquín Mulinelli y decenas de voluntarios, en la parada organizada por la Coalición Orgullo Arcoiris. Uno más junto con cientos y cientos de compañeras y compañeros, cantando, bailando, marchando, orgullosos de ser quienes somos, bajo el sol o la lluvia, con aliadas y aliados de decenas de otras organizaciones, marchando por la Ashford, hasta el parque observando y celebrando la inmensa diversidad de nuestra comunidad Queer y de la comunidad diversa, mayormente aliadas y aliados, que acuden a lo largo de todo el tramo a aplaudirnos y apoyarnos, y a demostrar su solidaridad.

Y también estaré acompañando a cientos y cientos de personas, en el antiguo Escambrón, disfrutando del maravilloso show que nuestras y nuestros artistas nos brindarán, conversando en las casetas de nuestras organizaciones Queer y aliadxs. Con amistades de toda la vida; con amistades del mes pasado; y por momentos recordando aquellas y aquellos que antes marcharon y ya no están. Para mí es una fiesta de familia, y últimamente, por eso decido siempre asistir. Ésa es mi familia.

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Lista de imágenes:

1. Foto ciudadana, junio 2011.

2. Foto por Rony Santana P., junio 2010.

3. Foto por Eldon Garrett, Christina Hayworth in the Sonewall Veterans Association car, Gay Parade en Nueva York, junio 2002.

4. El Nuevo Día, 6 de junio del 2010.

5. Foto por Rony Santana P., junio 2010.

6. Foto de CMI-Puerto Rico, Indymedia, junio 2010. (Papel Machete en performance)

7. Foto de Angel Rivera. Publicada en El Nuevo Día en el 2012.

8. Foto de Angel Rivera. Publicada en El Nuevo Día en el 2012.

9. Foto de Angel Rivera. Publicada en El Nuevo Día en el 2012.

10. Foto de CMI-Puerto Rico, Indymedia, junio 2010.

11. Primera Hora, junio 2010.

12. Foto por Diana de la Pava. 

13. Foto de Angel Rivera. Publicada en El Nuevo Día en el 2012.

14. Foto del blog de la escritora Yolanda Arroyo Pizarro, Boreales.