Recientemente, mientras conducía mi auto (en ocasiones, una de las pocas cosas que podemos conducir), escuchaba una emisora de radio en la que con total morbo, casi celebrando, anunciaban que una gran cantidad de estudiantes habían obtenido “F” en ciertas pruebas realizadas a nivel nacional y que, por lo tanto, los boricuas somos brutos.
Esa afirmación tan categórica y disparatada de animadores de radio boricuas, lamentablemente confirma ciertos estigmas y clichés, con los que en otros lugares etiquetan injustamente a los puertorriqueños.
Por lo general viajo una o dos veces al año a Miami, donde en varias ocasiones he tenido que explicar mi opinión acerca de la inteligencia del boricua promedio, ante preguntas al respecto de personas que de tanto escuchar que los puertorriqueños somos brutos, lo han creído o al menos han indagado al respecto. En otras ocasiones, me he sentido obligado a “poner en su sitio” a personas que de manera menos respetuosa afirman despectiva o burlonamente, lo ya comentado acerca de lo brutos que somos.
Las circunstancias de la vida y mis decisiones personales me han llevado a vivir en varios países, y si de algo no tengo la menor duda es que los boricuas promedio son tan inteligentes como cualquier otro ciudadano del mundo. A ello hay que añadirle la “chispa”, la creatividad y el ingenio típicos del caribeño, que constituyen, sin duda, elementos de la inteligencia. En muchas ocasiones me he preguntado el por qué de esos estigmas que nos han adjudicado en otros lares y que otras veces nos autoadjudicamos (como en el programa radial que mencioné), pues no deben haber salido de la nada, sino de determinados hechos, actitudes y situaciones.
Una de las muchas posibles respuestas la podemos encontrar en el sistema educativo: su concepción, diseño, implementación y, por lo tanto, resultados. No voy a comentar sobre los niveles elemental, intermedio y de escuela superior, pues aunque he colaborado en ellos y conozco lo que allí sucede, mi desempeño cotidiano y mi mayor experiencia es en el universitario. A continuación comento acerca de algunas situaciones a nivel postsecundario que pudieran “contribuir” a estigmatizaciones negativas de los puertorriqueños:
-El mercado laboral se encuentra altamente saturado en casi todas las profesiones, por lo que la inmensa mayoría de laspersonas que
egresan de Bachillerato no encuentran empleo en lo que estudiaron y se estancan en su desarrollo y crecimiento profesional, lo que de varias maneras también constituye un “estancamiento” de los niveles de inteligencia.
-La competencia de mercado entre las instituciones postsecundarias (con un crecimiento importante en las que solamente ofrecen Grados Asociados) es feroz. Cada estudiante cuenta ($$$) y retenerlo, en ocasiones a costa de la calidad, es una prioridad que puede atentar contra el desarrollo de la inteligencia.
-Para muchos estudiantes postsecundarios, acostumbrados a ser mantenidos por sus padres y por el proteccionismo de los sistemas de becas y hasta de préstamos, estudiar no es su prioridad número uno. He escuchado a algunos colegas comentar que muchos estudiantes universitarios son, primero que todo, empleados de las tiendas, restaurantes y otros lugares en los que trabajan a tiempo parcial; después clientes de las compañías de celulares, autos, etc.; y por último, en sus ratos libres, asistentes al College o a la Universidad, supuestamente a estudiar.
-Con el desarrollo exponencial y el acceso masivo (en Puerto Rico, pues en el resto del mundo no siempre es así) a las tecnologías, la investigación y cualesquiera otros procesos de movimiento del pensamiento que conduzcan al desarrollo de la inteligencia, en muchos casos, se han estacando pues todo (o casi todo) se resuelve de manera fácil, acudiendo al Internet y, en no pocas ocasiones, copiando y pegando lo que allí se obtiene y entregándolo como propio (lo cual todos sabemos cómo se llama y qué connotación tiene).
-La fiesta “contra la inteligencia” es casi permanente. Hace un par (según el significado boricua) de años, un profesor universitario tuvo que defenderse ante la acusación de un estudiante que obtuvo cero puntos en un trabajo por haber plagiado completamente de Internet una composición de más de 400 palabras. A pesar de que en el Syllabus del Curso se establecía que ese tipo de situación conllevaba la calificación de cero puntos en todo el trabajo, el estudiante exigía que se le calificaran los dos ejercicios del mismo trabajo en el que no había cometido el flagrante plagio. Algo así como si alguien que roba un banco exige que se le premie porque del total del dinero que había, solamente se robó un tercio.
-El mismo profesor fue juzgado en otra ocasión por funcionarios de Recursos Humanos de su institución, quienes hacían eco de la acusación de una estudiante hacia el profesor porque había orientado la lectura de la última novela de Gabriel García Márquez titulada Memorias de mis putas tristes. Al profesor se le acusó de promover literatura pornográfica en sus clases (únicamente por la novela de García Márquez). Afortunadamente salió absuelto, no sin antes sufrir hasta la saciedad, por el proceso por el que fue sometido.
-Para muchos estudiantes estar matriculados y asistir al College o a la Universidad es solamente una fiesta, pero no del conocimiento, del saber, del crecimiento profesional y personal, sino una verdadera parranda de socialización. En algunas de esas instituciones, como parte de la parranda, el primer semestre “casi” culmina con Acción de Gracias y el segundo con las Justas de la LAI, aunque en los calendarios oficiales ambos semestres duren algunas semanas más.
Las situaciones y ejemplos anteriores no son totalmente generalizados, aunque tampoco son excepciones. Reconozco y me complace enormemente —porque es lo que verdaderamente le da sentido a mi profesión— que hay muchos, muchísimos jóvenes (y otros, no tanto) que potencian su inteligencia, que crecen profesional y personalmente, que se toman muy en serio y hasta como una parranda del conocimiento y el saber, los estudios postsecundarios y se demuestran —primero que todo, a ellos mismos y después, al resto del mundo— que los puertorriqueños son personas muy inteligentes, tanto como cualquier otro ciudadano del mundo.
Para quienes no lo saben, comento que el título de este artículo parafrasea la letra de la famosísima canción “el muerto vivo”, de la autoría de un colombiano y muy difundida por algunos cantantes españoles. También invito a que vean uno de sus videos (en especial el de Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina) y/o la escuchen, pues es una delicia en todos los sentidos.
El día en que todos, o la gran mayoría, nos tomemos la educación (en toda la extensión del concepto EDUCAR) como una verdadera parranda de conocimiento, investigación, crecimiento, etc., a nadie se le ocurrirá preguntar, afirmar o mucho menos burlarse de nuestro supuesto déficit de inteligencia. Mientras eso sucede les digo, a los conductores de la emisora radial y a quienes en Estados Unidos y en cualquier otro lugar se cuestionan la inteligencia de los Boricuas, que no se equivoquen, pues no somos brutos, solamente ESTAMOS DE PARRANDA…
Lista de imágenes:
1) Report card F (October 23,2010) en artículo de Carolyn Thomas Big Pharma’s biggest ‘phlops’. The Ethical Nag.
2) Artículo de Jaime Reyes, (Junio 16, 2013). Boricuas celebran en Chicago al coro de ¡Viva Puerto Rico!, Vívelo Hoy.
3) Fotos de birrete.
4) cartel del filme Memorias de mis putas tristes (2011), de Henning Carlsen.
5) Foto por Alberto Bartolomei para El Nuevo día, grupo FR media.
6) video de canción en vivo de El muerto vivo, interpretada por Joan Manuel Serrat y Joaquín Sabina.