Sin ánimo de sonar esencialista o reafirmar nociones del binomio entre mundo natural/social y su relación con los constructos de hombre/mujer, hago una invitación a pensar en los cuerpos y nuestra relación con la tierra. Si bien fechas como el 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, nos invitan a pensar en todas aquellas que defendieron y defienden la vida, en este año, desafortunadamente, nos ha tocado despedirnos de la compañera hondureña Berta Cáceres.
Retomando la provocación sobre las mujeres y la tierra, el asesinato de Berta el pasado jueves, 3 de marzo, en su propia casa, conmocionó al mundo entero por la pérdida de una mujer que siempre tuvo claro que la defensa de las comunidades indígenas, en especial de la comunidad del pueblo Lenca, y de la naturaleza era la defensa de la vida misma, es decir, la custodia de la tierra como fuente de vida. A este lamentable hecho se le suma la impunidad con la que se siguen cometiendo los crímenes en la región.
Hace unos años atrás se levantó una campaña feminista bajo la consigna “Mi cuerpo, territorio de derechos”, una vez más aludiendo al cuerpo como ese primer territorio, uno que ha sido objeto de conquista y violencia. No obstante, en un mundo —donde a una víctima de agresión machista, una jueza le pregunta si cerró bien las piernas o donde se señala la “imprudencia” de las víctimas asesinadas por caminar o viajar solas—, enfrentarse al sistema económico patriarcal es estar, desgraciadamente, condenada a una vida de altos riesgos: un territorio bajo amenaza constante.
La lucha ambiental cada vez se hace más urgente y, a la vez, más peligrosa. La protección de los recursos naturales, que son los únicos que permiten cualquier tipo de vida en nuestro planeta, se ha convertido en una declaración de guerra hacia el sistema económico y así lo están viviendo muchas poblaciones alrededor del mundo. En un artículo publicado por la BBC Mundo, se señaló que, según la organización sin fines de lucro Global Witness, la mayor parte de las muertes de ambientalistas que se documentaron el año pasado ocurrieron en América Latina. Un elemento importante y que se repite en todos los escenarios del activismo ambiental alrededor del mundo es el rol que juegan las mujeres en estas luchas. Y es que parecería que el vínculo entre la explotación de las mujeres y la tierra, del que siempre se ha hablado desde la época de la conquista y la colonización, se ha revertido en una lucha eco-feminista alrededor del mundo.
Desde las campesinas hasta las investigadoras se han organizado para combatir un sistema que está destruyendo la posibilidad de subsistencia en nuestro planeta. Mujeres como Berta Cáceres, en Honduras; Vandana Shiva, quien ha denunciado las técnicas de producción agrícola capitalista y defendido la agricultura tradicional en India; Wangari Muta Maathai, quien fundó una organización ambiental enfocada en la reforestación y conservación del ambiente y los derechos de las mujeres en Kenia; o nuestra querida Sarah Paige y su defensa por las costa de Piñones en Puerto Rico, han denunciado e incluso paralizado políticas neoliberales y proyectos que hubiesen tenido un costo ecológico irremediable. La lucha por el ambiente cada vez se hace más imperante y lo vemos con las acciones de las y los activistas y también con su discurso, porque hoy día ser defensor del medio ambiente, ya ha quedado claro, es ser antisistema. El discurso del capitalismo verde ya no aguanta más y de ahí la consigna de algunos grupos: "System Change, Not Climate Change”.
En estos días que pude conocer más sobre la vida y la lucha de Berta Cáceres y el pueblo Lenca, sobre su defensa y protección de los ríos y su victoria en contra de la represa de Agua Zarca, recordé la lucha del pueblo de Cochabamba en contra de la privatización del agua. En ambos escenarios tenemos pueblos indígenas luchando contra la privatización de un recurso natural y por la vida misma: el agua. La ardua batalla del pueblo, y en especial de las mujeres indígenas de Bolivia, no solo logró paralizar la privatización del agua, sino que consiguió, por primera vez en la historia del país andino, elegir un presidente indígena, Evo Morales, y tener la primera ley que protege los derechos de la tierra. Estos cuerpos, como territorios de resistencia, y las tierras, que defendieron como hábitat, nos sirven de lección de vida e inspiran a continuar la protección de nuestros recursos, nuestro medio ambiente y, con ello, nuestras vidas.
Lista de referencias:
Martins, A. (2016, 4 de marzo). Honduras: matan a Berta Cáceres, la activista que le torció la mano al Banco Mundial y a China. BBC Mundo. Tomado de <">http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/04/150423_honduras_berta_caceres_am>.
Lista de imágenes:
1. Goldman Prize.
2. Web, "Berta Cáceres ¡Presente!".