Belleza y basura

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Nos rendimos. No queremos ni podemos separarnos de ella. Nos seduce, nos repulsa, nos obliga a su lógica y la aceptamos como nuestra y aún si quisiéramos o no, está ahí, presente, eternamente presente. 

—Belleza - Basura / Deseo - Tiempo


Sólo habrá una lumbre y esa será el amor. 

—Guillermo Venegas Lloveras


 

Les presento regalos. Son lo que quedan de tacos de zapatos que recogí de la playa. Tacos que sirvieron para apoyar y proteger los 26 huesos de cada pie, una de las estructuras de huesos más compleja del cuerpo y una cuarta parte de la osamenta humana. Esos tacos trabajaron mucho. Quisiera que los pudieran tocar, sentir sus superficies pulidas por los elementos y que pensaran conmigo en la inmensa actividad que se dio para que esos tacos llegaran a nuestras manos.

Comencemos, pues, con el zapato. La cadena de seres que mataron la vaca, pelaron, tiñeron, diseñaron, cortaron, cosieron, pegaron, repujaron y pulieron su piel. La goma vulcanizada o producto de petróleo la crearon en bloque; moldearon, cortaron y martillaron. Esos zapatos requirieron de unos doscientos pasos para finalmente convertirse en calzado. Sin pasar por alto los seres que concibieron su diseño, crearon las máquinas para su confección, l@s ingenier@s y diseñadorxs quienes aplicaron sus conocimientos que van desde el concepto zapato hasta cómo empacarlos, exhibirlos, y seducirnos, para que a su vez, los deseásemos y los comprásemos. ¡Que rosario por un par de zapatos!

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Pero ahí no termina la cosa. En el fluir de eventos desde que firmas el recibo del tarjetazo y te llevas ese par de zapatos para lueguito ponértelos una y otra y otra vez... Ahí comienza el fin. Alguien dijo una vez que hasta la belleza cansa. Es cuestión de tiempo. Por descuido, accidente, abandono o simplemente porque se consumió de prisa, el amor con ese objeto de consumo acaba. El destino de los zapatos es terminar olvidados en el clóset, de reventa en el Salvation Army, colgados del tendido eléctrico, metidos en un zafacón o tirados en alguna playa. Pero en la playa —en los lugares de su destino final— estos zapatos se transforman. Los elementos del medio ambiente intervienen con su inteligencia sobrecogedora y les van separando la suela, el cuero o la tela, las agujetas, remaches, hilo y soportes. Añádale usted una buena dosis de tiempo y he ahí, en esa foto que sigue a continuación, el resultado. No hay dos tacos iguales.

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¡Qué curioso! Estos tacos comenzaron como objetos de producción en masa y ahora son pequeños objetos de arte, pulidos, suaves, sensuales con grabados e incrustaciones, algunos con coral. En fin, son cuerpos únicos, como nosotrxs. Como nosotrxs, materia vibrante.

Cómo llegaron esos tacos a esa playa donde los rescaté, no sé. Lo que sí sé es que son huellas de muchas vidas; testimonio de quienes somos. Un memento mori. A veces imagino que ese mismo taco pudo haberle pertenecido a algún ser queridos —la chancleta de la abuela, el zapato del tío favorito—, a una persona ya olvidada o nunca conocida, quien por una palabra y/o gesto cambió para siempre tu vida o mi vida directa o tangencialmente. Con los grados de separación que existen en esta isla/mundo, ¿quién dice que no es posible?

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L@s invito a imaginar que estamos en alguna convención de arqueólog@s del décimo milenio (si sobrevivimos) y estamos analizando este yacimiento de objetos. Especímen en mano, especulamos sobre la función de estos objetos extraños. Serán artefactos sagrados, símbolos de fertilidad, diosas y deidades, amuletos shamánicos u objetos de fetiche tal vez. Una compañera arqueóloga se pone de pie y nos dice: "Señores y señoras, estos son viles tacos de zapatos".

Luego de conseguir consenso (algo tan difícil de lograr en nuestros días), hablamos sobre los excesos de esa cultura antigua, de las adicciones de esa civilización, de cómo la economía de ese periodo pasado (nuestro periodo actual) trató de convertir a la gente en tecatos de los mercados globales de consumo para someterla y asordinar su voz interior. En esa convención, además, hablamos de cómo cayó el imperio estadounidense y de cómo ese imperio se pareció (o no) a la caída del imperio romano, británico, mongol, japonés, alemán, ruso, portugués, español, francés, islámico católico, israelí o al chino. Quizás, otra compañera presentará su trabajo sobre los hallazgos bélicos que generaron basura de todo tipo (incluyendo vidas humanas), producto de tanta guerra por tantos siglos y de cómo la población de ese periodo no entendió —cómo no entendemos— ese ciclo para crear modelos de acción más comprehensivos y elevados.

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Durante el tercer y último día de presentaciones y para finalizar la convención, un descendiente presenta un manuscrito biográfico de un tal Nick Quijano, quien vivió durante la transición entre el segundo y el tercer milenio, y lee así:

"En el verano de 1981 Sylvia Calzada me llevó a la playa de Cascajo en la comunidad La Perla, del Viejo San Juan. Seguí visitando esa playa para despojar mi mente, enterrar a mi mascota y recoger objetos. Aún paseo entre callejones, escalinatas, murallas, cancha de baloncesto, hogares y residentes para dar con esa playa de tesoros. Me los llevé a casa sin saber qué hacer con tanta basura. Miles y miles de objetos de toda clase, tamaño, forma, textura y color. Con tanta basura en casa, ¡qué bueno que vivía solo! Empecé a organizarla, guardarla en cajas de lechera y jugar con ella. Han pasado 34 años y 'BASURA en la Casa' en Casa Roig, en Humacao, es la octava edición con este material.

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Ahora, gracias a la solidaridad de mi compañera Sonia, a tanta energía invertida, tanta colaboración de gente valiosa e inmensamente creativa, me encuentro sumergido en 'BASURA'. Proyecto 'BASURA' me ha servido para encontrar y dar cuenta de la de seres que también llevan muchos años trabajando en su nombre. Proyecto 'BASURA' lo compone una gran variedad de esfuerzos de todo tipo del quehacer humano. Nos pasamos pensando en ella, explorando sus dimensiones y posibilidades.

Mientras más se la piensa más se puede decir de ella. Parece que la basura no tiene fin. Es como el deseo mismo. Y así como el deseo mismo nos quedamos con él. ¿Por qué tanta basura? ¿Por qué será que donde quiera está la basura? Podemos especular y hasta dar con razones muy buenas para explicar el porqué, pero ¿sería suficiente? Cada momento es una invitación a la transitorialidad, a lo ligero, efímero, frágil, y atomizado que en el fondo es todo. Pensar en la rueda eterna de las leyes de orden y entropía y nuestra incapacidad para habitar once dimensiones según han podido aprehender un@s poc@s.

Aún, lo que más me ha sorprendido al pensar basura es el lugar a donde ma ha llevado. Cuando llegué a ese lugar me dije, ¡pero qué cursi, qué vergüenza y qué obvio! Si fuéramos a aceptar mi conclusión, he aquí, otra vez, el problema del consenso: nuestros pensamientos se moverían hacia otro espaciotiempo. Empezaríamos a vivir sabiendo que TODO va por ahí y desde ahí todo se organiza. Nos daríamos cuenta de lo que verdaderamente importa. Veríamos las luchas propias y ajenas con el mismo amor porque es la misma.

Siento que este proceso de pensar y hablar basura me ha ayudado a entender este mundo y ubicarme en el en paz. Me doy cuenta que los momentos intermitentes de perfección duran sólo un instante, en comparación al tiempo que transcurre camino al zafacón del hoyo negro. Nano-organismos, galaxias y universos serán basura, es cuestión de tiempo. Mientras tanto, BASURA nos acompañará toda la vida, hasta el momento de nuestra muerte. En ese instante, ya nuestro cuerpo también será basura. Habremos dejado nuestros tacos gastados para unirnos a la gran composta para ser reciclados en otro cuerpo, en otra memoria. En el amor, para empezar".

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** La exposición “BASURA en la Casa” del artista puertorriqueño Nick Quijano, abrió al público el miércoles, 22 de abril de 2015 en Casa Roig de Humacao. La exposición estará abierta hasta septiembre de 2015. Para más información, puede comunicarse al (787) 852-8380.

 

Lista de imágenes:

* Todas las imágenes son parte de la muestra de la colección BASURA, del artista (y autor de esta nota), Nick Quijano, quien las ha suministrado para su publicación en este medio.

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