La historia oral como abordaje para la reconstrucción de nuestra historia nacional

mural


El olvido ordenado por ley so pretexto
de garantizar la estabilidad no hace mas 
que garantizar la impunidad… 
Por eso los olvidos impuestos no duran.

—Juez Baltazar Garzón 


 

Provocar y facilitar que los propios hacedores de los eventos que han marcado nuestra región caribeña reconstruyan sus historias y las de sus sociedades posibilita lograr conocer, reinterpretar y escribir sobre la otra realidad de nuestras sociedades, muchas veces desconocida para la mayoría de las personas. Esta manera de descubrir, estudiar e interpretar los eventos acaecidos en las comunidades y países es un abordaje que parte de la continuidad entre el pasado y el presente, otorgándoles presencia histórica e importancia a aquellos cuyos puntos de vistas, acciones y experiencias han sido ignorados en los estudios tradicionales. Además, este abordaje no se limita a los héroes de causas particulares, a los líderes y figuras reconocidas por la comunidad. La confrontación con realidades invisibilizadas y por ende desconocidas lleva a cuestionamientos, descubrimientos contestatarios, más allá de datos y del documento truncado. Utilizando la historia oral como metodología de investigación, nos lleva a trascender la mirada parcializada e ineficiente que ha caracterizado muchos estudios sociales e históricos en nuestra región caribeña. Estamos convencidos de que el sesgo en torno a la interpretación de la historia muchas veces está motivado a “evitar el dislocamiento del orden social vigente, y garantizar la continuada dominación” de un sector sobre grupos y sectores de la mayoría de las poblaciones.

Por medio de este acercamiento, se les reconoce y restituye la importancia histórica a los verdaderos hacedores de nuestra realidad nacional, dentro de los diferentes ámbitos que componen nuestra sociedad. Además, se privilegia el reconocimiento de todos los miembros de la sociedad, entre estos trabajadores, artistas, amas de casa, migrantes, pescadores, mujeres trabajadoras, pacientes de VIH y de otras condiciones y personas desocupadas. Además, se distinguen, valorizan y reconocen como acciones importantes los esfuerzos cotidianos, comunitarios e individuales en la recreación de las luchas, esfuerzos e historia nacional. De esta forma se logra ir recuperando una nueva lectura de los acontecimientos/eventos importantes que han ido marcando nuestras sociedades y vidas, y nos vamos confrontando con infinidad y variados esfuerzos que día a día llevan a cabo los ciudadanos de la región caribeña para ganarles la dura batalla a las adversidades.

mujer y hombre

En el proceso de recuperación de la otra historia, en ocasiones, surgen redescubrimientos de eventos que han sido borrados de la historia nacional de nuestros países y que la mayoría de las personas hasta dudan de su veracidad. Esta invisibilización, que puede catalogarse como maquinación consciente u omisión por ignorancia, ha redundado en la casi desaparición de una parte de la historia de nuestras islas y/o comunidades. Si miramos los documentos disponibles relacionados con la historia de nuestros barrios, comunidades y de asentamientos pequeños de poblaciones marginadas, observamos un denominador común. La mayoría de los recuentos se limitan a datos cuantitativos y a una privilegiación del análisis estructural o discusión en torno a los modelos políticos predominantes de la época y su impacto en la comunidad. La fuerte hegemonía de un discurso y la mirada reducida y repetitiva de ciertas circunstancias o eventos han provocado que se reconozca, como "La Historia" y la de nuestras comunidades, el resultado de las estrategias del poder político dominador de nuestros países y el esfuerzo de un partido u organización, de una persona o líder o de un grupo responsable del cambio obtenido.

En este modelo, es común el referente a la comunidad como centro aislado y hasta en términos genéricos y prejuiciados. Se ignoran sus particularidades y sus aportaciones. Así surge la preponderancia de una versión y de una mirada que desoye las historias locales con sus dinámicas particulares. Los referentes ignorados y narraciones no consideradas, las cuales ofrecen en la mayoría de los casos variadas interpretaciones a situaciones mencionadas en la documentación oficial de nuestros pueblos, nos provocan a llevar a cabo una nueva lectura que subsane la indiferencia. Al día de hoy, todavía en círculos académicos, políticos y culturales, nos enfrentamos con escasos esfuerzos para la inclusión de los ciudadanos comunes y de autores y actores de sus propias vidas y de la historia nacional. Además, se descalifican los esfuerzos que varios de nosotros llevamos a cabo para rescatar los testimonios, los recuerdos y las memorias de personas de diferentes sectores que componen la sociedad. Es muy común que se olvide que la mayoría de la documentación formal que se ha oficializado, también se fundamenta en relatos y testimonios de hombres y mujeres que fueron y son desconocidos para nosotros.

Como sabemos y nos recordó Baltazar Garzón: “... los olvidos impuestos no perduran”[1]. Por eso, en los últimos años, tuvimos la oportunidad, y además asumimos el compromiso urgente, de conocer lo que tienen que decir los hombres y mujeres que nunca han sido escuchados. A ellos, quienes con sus manos y esfuerzos han construido nuestros países, son merecedores de contar y narrar lo que saben. Así, pues, decidimos trabajar mano a mano con ellos en la recuperación de sus historias y de la memoria colectiva de muchos de sus grupos y comunidades. Estos ciudadanos, los que Eduardo Galeano (2015) llamó “los nadies, los ningunos, los ninguneados…”, nos hablaron, nos narraron y enseñaron la otra cara de la historia. Una historia matizada por la lucha continua para sobrevivir, por el trabajo arduo, el sacrificio, el dolor y, sobre todo, por la ilusión de que una nueva sociedad es posible. Ellos y ellas nos recordaron que son más que una cifra estadística, que tienen rostros y brazos. Aunque no figuran en los anales históricos, ellos están ahí, siempre han estado y seguirán estando.

portada

Partiendo de estos postulados y entre varios proyectos, desarrollamos en Vieques, durante un periodo de treinta y seis meses, el proyecto Vieques en mi memoria. En este proyecto, utilizando la metodología de historia oral, logramos reconstruir la historia de la Isla Nena desde la perspectiva de sus habitantes. Dicho esfuerzo académico se fundamentó principalmente en los recuerdos, testimonios y explicaciones de los acontecimientos históricos que acontecieron en la Isla Nena al final de la década de los noventa y comienzos del presente siglo. Nos propusimos atender las voces de los viequenses que no habían sido escuchadas y conocer sus opiniones sobre acontecimientos ocurridos desde las primeras décadas del siglo veinte y sobre el proceso de lucha que culminó con la salida de la Marina de Guerra de la isla municipio. En dicha gestión, corroboramos y se reconoció que la voz de Vieques no se limitaba a los estudios formales, ni a los portavoces de las organizaciones que decían ser portavoces de la comunidad, como tampoco a las personas identificadas como líderes. Según se fue desarrollando el proyecto se logró redescubrir la otra cara de la historia: una historia más allá del dato formal, que se caracterizó por ser humana, personal e interpretada a base de las circunstancias y hechos conocidos por los mismos actores de los eventos históricos. Cabe destacar que los participantes del proceso de estudio fueron el curandero del pueblo, un exalcade de la prisión del municipio, un veterano de la guerra de Corea, una pescadora de orilla, una criadora de cabras, un maestro retirado, un pescador, un exempleado de la Marina, una planchadora y varios exobreros de la industria de la caña, entre otros; todos entusiasmados por ser escuchados por primera vez.

Según se estudiaron y analizaron los testimonios obtenidos en largos conversatorios, entrevistas, encuentros casuales y visitas a las diferentes comunidades, pudimos corroborar cómo lo individual, lo que particularizaba el relato de cada uno de los participantes, tenía elementos comunes con las demás narraciones. Sin embargo, las interpretaciones y significados de los eventos ocurridos y vividos por ellos variaban desde la perspectiva de cada uno. Nos confrontamos con narraciones y testimonios cargados de dolor, frustraciones y recuerdos detallados de la comunidad viequense de antaño y narraciones de hechos históricos muchas veces desconocidos por nosotros. Además, fue muy aleccionador reconocer nuestras limitaciones e ignorancia sobre el verdadero significado de lo que implicó haber vivido en Vieques durante la ocupación militar. El reto mayor del proceso de estudio fue repensar nuestra historia y enfrentarnos a los detalles de la vida de una comunidad puertorriqueña en su constante lucha por sobrevivir. Además, durante las largas visitas y encuentros nos reafirmamos en la urgencia de trascender la óptica de interpretar los acontecimientos que ocurrían día a día en Vieques, desde las voces y miradas de los portavoces de los movimientos formales. El verbo sencillo, apasionado, conmovedor y claro de los viequenses participantes del proyecto Vieques en mi memoria facilitó la confrontación de que los hacedores de la historia son los que verdaderamente conocen el acontecer de esta.

conferencia

Otro de los varios esfuerzos llevados a cabo en el rescate de la otra cara de la historia en nuestra región fue el proyecto Tras Talleres cuenta su historia. En este, a través de las narraciones, recuerdos y testimonios de 28 ciudadanos del barrio santurcino Tras Talleres, de la ciudad capital del Municipio de San Juan de Puerto Rico, se reconstruyó las vivencias de los fundadores de tan importante sector y la historia de uno de los barrios más emblemáticos de Puerto Rico. Ellos, los entrevistados, en su mayoría trabajadores desplazados de la actividad agrícola y/o sus descendientes, narraron en detalle los esfuerzos que tuvieron que llevar a cabo para desarrollar los terrenos húmedos/manglares que ubicaban detrás de los talleres del tren que la American Railroad Company tenía en San Juan. Las narraciones de lo que ha implicado vivir en un sector históricamente olvidado por la mayoría de la sociedad puertorriqueña nos confrontó con el verdadero significado de la marginación social, de la desigualdad y de la estigmatización. Ellos, en su mayoría, relataron y detallaron de manera clara y vehemente cómo al presente persiste un discurso oficial que propende a la degradación de dicho espacio —y de las comunidades obreras en Puerto Rico y de sus habitantes— como un espacio violento y peligroso. Todo esto, como bien ellos narraron y explicaron, redunda en la perpetuación de determinados imaginarios en la población puertorriqueña, que reproduce la estigmatización y degradación de los sectores pobres.

En general, los testimonios y relatos que ellos compartieron reflejaron cómo se configura la conciencia histórica de los barrios y de las comunidades y cómo las personas las expresan en contenidos y actitudes particulares. Además, pudimos aprender cómo la ideología dominante en nuestras sociedades perpetúa la recordación fácil de eventos y acontecimientos que ayudan a mantener la vigencia de estos y, por otro lado, provoca el olvido de otros aspectos de la historia comunitaria y personal. Es por eso que muchos de los referentes en los testimonios, al comienzo de nuestra investigación, fueron reflejo de las construcciones sociales dominantes y de lo reconocido popularmente. Sin embargo, según adelantamos en el proceso de estudio con los participantes, se logró la rememoración de eventos ignorados por la mayoría de la comunidad y una reflexión crítica por parte de los residentes del barrio sobre acontecimientos olvidados. Estas reflexiones, en muchas ocasiones, contrastan significativamente con el discurso oficial acostumbrado a escucharse en referencia al barrio Tras Talleres. El proceso de recordar, narrar y compartir los recuerdos de la comunidad, sus orígenes, las historias familiares y la rememoración de eventos olvidados por la historiografía oficial y otros asuntos facilitaron lo que muchos llamaron el “tejer” con ellos la historia desde su propia óptica.

portada

El proyecto El impacto del cáncer de seno en la mujer puertorriqueña también sirve como ejemplo de las gestiones académicas fundamentadas en la metodología de historia oral. En este proyecto se recogieron testimonios de varias mujeres en Puerto Rico, quienes narraron en detalle el proceso del diagnóstico, tratamiento y recuperación de cáncer de seno. Ellas dialogaron largas horas con el equipo de investigación, tuvieron encuentros formales e informales con varios de los investigadores y compartieron entre ellas reflexiones en cuanto al proceso vivido. Resaltó entre los hallazgos principales del estudio, la desinformación entre las mujeres sobre la condición al momento del diagnóstico, la necesidad imperante de sensibilizar a muchos profesionales de la salud que trabajan con dicha población y la necesidad del diseño y desarrollo de campañas adecuadas a las necesidades e idiosincrasia puertorriqueña. Finalmente el saldo final del proyecto fue el reconocimiento público, entre los profesionales de la salud y otros profesionales, de que las mujeres diagnosticadas deben ser entes activos en el proceso de tratamiento y recuperación y que nadie mejor que ellas conocen los detalles, implicaciones e impactos de tan temida condición. Las historias, relatos y testimonios de cada una de las entrevistadas nos recuerdan que las pacientes no son meramente una cifra, cada una tiene su propia historia, sus voces deben ser respetadas y consideradas y que el dolor y desesperanza es intransferible. Se puede ser solidario con las personas afectadas, pero solo las mujeres afectadas conocen lo que implica la magnitud de lo que es vivir con una condición como el cáncer.

Finalmente, consideramos que cada mujer (como son las pacientes del cáncer de seno, del VIH y otras condiciones) y cada miembro de las sociedades de nuestra región, de los barrios y de las comunidades marginadas tienen el derecho de ser escuchados. Todos tenemos rostros y voces, somos más que una cifra estadística. Siempre hemos existido y ayudado a forjar lo que hoy conocemos como nuestras sociedades. Nuestras interpretaciones, los recuerdos y detalles de las constantes luchas que hemos llevado a cabo por sobrevivir y las condiciones actuales de vida de la mayoría de los que componemos la población caribeña deben ser elementos indispensables y necesarios en la elaboración de las estrategias que nos ayudarán a crear sociedades más justas. El norte en este esfuerzo que anhelamos debe ser el respeto a todos y el reconocimiento a los que día a día son ignorados. El mundo de ellos, de nosotros y de todos nunca se ha visto como un todo. Sin embargo, esta —la de ayer, la de hoy y la de siempre— es la verdadera historia que por años ha sido ignorada y ajustada a beneficio de algunos en detrimento de las poblaciones que habitamos las islas que componen el CARIBE.

 


Notas:

[1] Garzón, Baltazar. Los principios de jurisdicción universal. Buenos Aires, 2001.


Lista de referencias:

Aceves Lozano, Jorge. (1993). Historia oral. México: Instituto Doctor José María Luis Mora.

Berg, M. (1990). Entrevistar ¿para qué? Algunos aspectos de la entrevista como método de producción del conocimiento. En Historia y fuente oral. Barcelona: Universidad de Barcelona.

Checa, J. C. y Arjona, Á. (1998). Las historias de vida como método de acercamiento a la realidad social. Gazeta de Antropología, 14.

Fabián Maldonado, A. M. (2011). Impacto del diagnóstico de cáncer de seno en la mujer puertorriqueña. San Juan: Centro Integral de Manejo y Estudios del Cáncer.

Fabián Maldonado, A. M. Tras Talleres cuenta su historia. San Juan: Ediciones Callejón.

Fabián Maldonado, A. M. (2003). Vieques en mi memoria. San Juan: Ediciones Puerto.

Ferrarotti, F. (1990). La historia y lo cotidiano. Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.

Foguera, P. (1994). Cómo se hace historia oral. Madrid: EUDEMA, S.A.

Folguera, P. (1986). Vida cotidiana en Madrid. Madrid: Comunidad de Madrid.

Galeano, E. (2015). El libro de los abrazos. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.

Le Goff, J. (1991). El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Buenos Aires: Paidos Ibérica.

Pozzi, P. (2007). Historia oral y repensar la historia. Periferias (Revista de Ciencias Sociales), 11 (14).

Pratts, E. (2005). Historia Oral como método de investigación. San Juan: Universidad Interamericana.

Santibañez Frey, H. (2000). La memoria de los barrios. Santiago: Talleres Ediciones.

Thompson, P. (1988). La voz del pasado. Valencia: Institució Valenciana D’Estudis Investigació.


Lista de imágenes:

1. Biblioteca Centro para Puerto Rico (Fundación Sila M. Calderón).
2. Rosina Santana, Proyecto Sendas en la Isla Nena (SELIN), Arte Público PR.
3. Abe Books.
4. Biblioteca Centro para Puerto Rico (Fundación Sila M. Calderón).
5. Poder Cuerpo y Género.