La ansiedad de los niños al separarse de los padres es uno de los problemas psicológicos más frecuentes en la población infantil. En los hijos de padres divorciados, la vulnerabilidad a presentar el trastorno es mayor debido a la separación brusca de uno de los padres después de la ruptura. El niño puede vivir esta experiencia traumática predisponiéndose a reaccionar de forma ansiosa ante las separaciones cotidianas. En 1981 se aprobó en España la Ley del Divorcio. A partir de ese momento, el número de separaciones y divorcios se ha incrementado de forma considerable, produciéndose en el año 2006 más de 93.000 divorcios y 55.000 separaciones (Consejo General del Poder Judicial, 2006). En aproximadamente el 49% de los divorcios y el 63% de las separaciones, existen hijos menores de edad, lo que significa que un alto porcentaje de niños pasarán parte de su infancia y niñez con un solo progenitor. La ruptura de pareja implica un cambio en la estructura familiar y, por ello, modifica la relación entre todos sus miembros. Sin embargo, a pesar de la reestructuración que debe producirse, la disolución conyugal no exime la responsabilidad de la pareja como padres, por lo que los intereses de los hijos deben prevalecer sobre la ruptura. La Asociación Americana de Psiquiatría considera el divorcio de los padres como una experiencia muy estresante para los hijos que puede tener consecuencias a corto, medio y largo plazo. Tradicionalmente, la unidad familiar se ha concebido como una estructura que protege a los niños, por lo que la ruptura conyugal es capaz de generar el menor problema físico, emocional, escolar y social. Existen claras discrepancias en la literatura científica sobre el efecto que tiene la ruptura conyugal sobre la ansiedad de los hijos. Algunos estudios han demostrado que la ansiedad es una respuesta habitual de los niños ante la separación de los padres (Johnston, Campbell y Mayes, 1985), mientras que en otros trabajos no se han encontrado diferencias entre los niños procedentes de familias rotas y de familias unidas (Thomas y Forehand, 1993). En nuestro país hemos encontrado únicamente un estudio que evalúa los síntomas de ansiedad, entre otras variables, en una muestra de 93 escolares que habían sufrido una ruptura familiar, comparándolos con niños que vivían con ambos progenitores (Pons-Salvador y del Barrio, 1995). Las autoras concluyen que la ruptura de pareja en sí misma no determina la presencia de problemas de ansiedad en los niños, sino que más bien estaría determinada por otros factores que modulan el bienestar de los menores, como por ejemplo la conflictividad en la relación de los padres. Entre los problemas de ansiedad, el trastorno de ansiedad por separación se considera el más frecuente en hijos de padres divorciados (Aguilar, 2006). La ansiedad por separación se caracteriza por la presencia de ansiedad excesiva, ante la separación de las figuras de apego o del hogar o ante la anticipación de estas situaciones, y se acompaña de una serie de síntomas, como malestar excesivo, quejas somáticas, preocupación persistente y negativa a permanecer o dormir solo. Su diagnóstico requiere una persistencia de dichos síntomas, al menos durante cuatro semanas, y una repercusión negativa en la vida y en el desarrollo del niño. Los niños que han vivido separaciones forzosas, como el divorcio de los padres, son más vulnerables a reaccionar con ansiedad ante las separaciones cotidianas (Bowlby, 1973; Méndez, 1999; Thyer y Sowers-Hoag, 1988). Sin embargo, a pesar de tratarse de uno de los trastornos de ansiedad más frecuentes en la infancia y que da mayor vulnerabilidad a hijos de padres divorciados, no existe ningún trabajo con muestra española que examine la presencia de síntomas de ansiedad por separación en niños que han vivido el divorcio de sus padres. Nuestro estudio pretende, por tanto, evaluar la ansiedad ante la separación de las figuras afectivas, en una muestra de escolares procedentes de familias en las que la pareja se ha divorciado, examinando también los niveles de ansiedad general. Los resultados se comparan con los obtenidos en una muestra que procede de familias en las que la pareja no se ha disuelto. La ruptura de una pareja genera cambios personales, económicos, sociales y familiares que en los niños y adolescentes nacidos de la unión conyugal se relacionan con una probabilidad mayor de presentar problemas psicológicos (Rodríguez, 2002). Existen, por tanto, niveles significativos de ansiedad, no solo en los niños que provienen de padres divorciados, sino también en los que vivían con sus dos progenitores. Al comparar los resultados obtenidos en esta variable con los hallados en el trabajo de Pons-Salvador y del Barrio (1995), observamos que en ambos casos no existen diferencias entre el estado de ansiedad de los niños procedentes de familias divorciadas y los de familias unidas. Aunque en nuestra muestra las puntuaciones son bastante más elevadas, se observa también que el estado de ansiedad disminuye en los hijos de padres divorciados conforme aumenta la edad de los niños, excepto en los niños de 12 años que presentan niveles más altos. La ansiedad en los hijos de padres divorciados se manifiesta sobre todo a nivel psicofisiológico y motor, ya que es en este factor en el que se alcanzan las puntuaciones más elevadas. Cuando no permanecen con sus padres sienten molestias físicas, como dolor de cabeza o de barriga, tienen ganas de llorar y tratan de evitar la separación física con ellos, telefoneándoles o tratando de retrasar su marcha. A pesar de que son los síntomas psicofisiológicos y motores los más frecuentes en la muestra, únicamente hemos encontrado diferencias significativas con el grupo de niños con familias unidas en el factor tranquilidad ante la separación, observándose en estos últimos niveles de confianza mayores a la hora de separarse de sus padres. Los niños con padres separados se muestran más intranquilos cuando sus padres se marchan de viaje, cuando les resulta difícil hablar con ellos por teléfono, o, por ejemplo, al levantarse para ir al colegio. Del estudio se concluye que los niños que han vivido una ruptura conyugal presentan niveles de ansiedad por separación más elevados que los niños cuyos padres permanecen unidos. Manifiestan, además, niveles de ansiedad general en el momento actual, significativos pero similares a los niños cuyos padres no han roto su unión. Existen diversos factores que pueden contribuir a la adquisición del trastorno de ansiedad por separación, entre ellos la separación brusca del niño de las figuras afectivas, que constituye para él un suceso muy estresante. Al producirse una ruptura de pareja, suele ser común que el niño resida con uno de los padres, con mayor frecuencia la madre, y permanezca con el padre eventualmente. Sin embargo, durante los períodos vacacionales, el niño se traslada al hogar del padre, siendo el contacto con la madre muy esporádico e incluso inexistente cuando la relación entre los excónyuges es conflictiva. La separación de la madre en esas situaciones puede condicionar la ansiedad del niño en ocasiones futuras, aumentando su vulnerabilidad a reaccionar de forma ansiosa ante cualquier separación cotidiana. La cooperación entre los excónyuges y la ausencia de desavenencias entre ellos favorece un contacto frecuente del niño con ambos, y por tanto puede reducir su conducta de temor ante la ausencia de las figuras de apego y fomentar su confianza y autonomía. Lista de referencias: Amorós, M. O., Sánchez, J. P. E., & Carrillo, X. M. (2008). Trastorno de ansiedad por separación en hijos de padres divorciados. Psicothema, 20(3), 383-388. Aguilar, J.M. (2006). Con mamá y con papá. Málaga: Almuzara Bowlby, J. (1973). Attachment and loss: Vol. 2. Separation, anxiety and anger. New York: Basic Books. Consejo General del Poder Judicial (2006). Memoria anual 2006. Madrid: Centro de Documentación Judicial. Johnston, J.R., Campbell, L.E.G., y Mayes, S.S. (1985). Latency children in post-separation and divorce disputes. Journal of American Academic of Child Psychiatry, 23, 421-427. Pons-Salvador, G., y del Barrio, V. (1995). El efecto del divorcio sobre la ansiedad de los hijos. Psicothema, 7(3), 489-497. Rodríguez, J. (2002). Psicopatología infantil básica. Madrid: Pirámide Thomas, A.M., y Forehand, R. (1993). The role of parental variables in di- vorced and married families: Predictability of Adolescent Adjustment. American Journal of Orthopsychiatry, 63(1), 126-135. Thyer, B.A., y Sowers-Hoag, K.M. (1988). Behavior therapy for separation anxiety disorder. Behavior Modification, 12(2), 205-233. Lista de imágenes: 1. Uliana Kharinova, Reflection, B&W CHILD 2015. 2. Niki Boon, In her father's hands, B&W CHILD 2015.
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