La dualidad de Julia de Burgos

 

arte

Pienso que un artista se encuentra en su arte: el arte funciona como una ventana hacía adentro de, no solo su alma, pero también de su corazón, y sus propios pensamientos. Cuando hablamos de la poesía Julia de Burgos, no solo hablamos de palabras y estilo —su poesía es como una ventana abierta, derramando sangre, lágrimas, corajes, alegrías, deseos y amor. Julia de Burgos, se desnudó en sus versos. Una preocupación que uno encuentra en sus poemas, es el conflicto con su “dualidad.” Desde su famoso poema “A Julia de Burgos” hasta “Este Destino Mío,” “Momentos,” “Mi Alma” y “Yo Misma Fui Mi Ruta”, Julia estaba muy dividida. Según su obra, vivía con mucha ansiedad, sin la habilidad de sintetizar la mujer con la poeta.

Cuando leí los poemas de Julia de Burgos por la primera vez, me quedé sin aliento. Nunca en mi vida había tenido una reacción y conexión así con la poesía. La forma en que existía “el mundo del verso” me cambió. Ella escribió en una voz activa. Había más que imágenes y palabras... había lucha, transformaciones, confrontaciones, protestas, declaraciones de amor, declaraciones de libertad y gritos de justicia. No solo encontré una poesía dinámica, multidimensional y fuerte, sino también muy personal. Yo sentía que, aunque sus palabras vinieron de su ser, yo también me encontraba en sus palabras... viajaba entre sus líneas... me transportaba a los espacios donde viven sus palabras. Yo veía lo que veía Julia —el azul, el marrón, el rojo del Río Grande de Loíza; los ojos de su mamá en “Mi madre y el río. Yo oía lo que oía Julia —los gritos de la injusticia en “Canto a Aguadilla” y “Somos Puños Cerrados”. Sentía el dolor de Julia en “Dadme mi Número”.

Como mujer sentía la frustración, confusión y división que ella expresa en sus versos, sentía su lucha por vivir como Mujer y Escritora. En “A Julia de Burgos”, ella escribe con claridad el dolor que esa lucha le causó ¿Quizás la dualidad en la que Julia se encontraba era normal? En un mundo que exige la tradición y la convención, hasta la frontera donde uno casi ya no pueda aguantar la sofocación —la dualidad es el mecanismo de supervivencia. ¿Quizás, sin “la dualidad” uno de verdad no podría soportar el peso asfixiante de las cosas? No tengo la respuesta, pero estoy bastante segura que Julia buscaba respuestas a estas interrogantes en sus poemas.

portada

Esta idea de su dualidad fue el génesis para mi obra Julia de Burgos: criatura del agua. En 1998 fui contratada por el Teatro Rodante Puertorriqueño para escribir una obra basada en la vida de Julia de Burgos. Claro, cuando recibí la noticia estuve muy alegre. ¡Qué dicha a tener la oportunidad de escribir sobre una artista, quien es para mí una tremenda leyenda e inspiración! La alegría no duró por mucho tiempo. Duró hasta que me di cuenta que yo iba empezar escribir sobre “Julia de Burgos” —la ícono, la genio literaria, “SHero” puertorriqueña y feminista— el terror llegó a mi casa. ¿Cómo iba a dramatizar su vida?

Al principio, cuando empecé a escribir, trataba de poner palabras en el papel, pero no pude, estuve paralizada. Lo que hacía era leer su poesía día y noche, para ver lo que me encontraba. Trataba de imaginar el mundo en que Julia vivía, el mundo que le impulsó a poner sus penas y sus deseos en el papel. La obra empezó a aparecer en el tema de la dualidad. Criatura del Agua nació en las propias palabras de Julia. Cuando ella escribe en “Mi Alma” —“...La locura de mi alma no puede reclinarse, vive en lo inquieto, en el desordenado, en el desequilibrio de las cosas dinámicas, en el silencio del libre pensador, que vive solo, en callado destierro...”— Julia se está enfrentando a su propia alma, a sus penas, corajes, frustraciones. Es como si estuviese tratando de sacudir de su ser los mismos impulsos que la hacían una gran poeta.

Pero su poesía no solo critica a ‘la poeta’, también critica a ‘la mujer’. Cuando Julia escribe en su famoso poema “A Julia de Burgos” —“Ya las gentes murmuran que yo soy tu enemiga porque dicen que en verso doy al mundo tú yo. Mienten Julia de Burgos. Mienten Julia de Burgos. La que se alza en mis versos no es tu voz, es mi voz...”— ella se está refiriendo a sí misma y conscientemente se refiere a ‘la mujer’ a quien le han robado la energía, quien le tiene miedo a la poeta. Aquí es claro que Julia reconoció su “dualidad”, en un sentido bastante intelectual y lógico.

Sin embargo, al final del poema el coraje y la frustración emergen: “...cuando las multitudes corran alborotadas dejando atrás cenizas de injusticias quemadas, y cuando con la tea de las siete virtudes, tras las siete pecados, corran las multitudes, contra ti, y contra todo lo injusto y lo inhumano, yo iré en medio de ellas con la tea en la mano”. Esto es un asalto puro a la mujer. Hasta Julia se incluye a sí misma —Julia la mujer— en “todo lo injusto”. Esa parte de ella, la que le tiene medio a la fuerza vital es ‘Injusta’. Pudiera parecer como una contradicción, pero la esencia de la dualidad es compleja y muestra que “dualidad” no es un concepto fijo, sino un concepto subjetivo. Y Julia, me parece, lo entendió y lo reconoció.

Para mí, “la dualidad” de Julia de Burgos se encuentra en la voz activa que posee su poesía. Ella estaba activamente tratando de entender, sintetizar, desechar, aceptar la parte de ella a la cual ella llamaba “su alma”. Y en esa voz activa de Julia de Burgos me encontré con la lucha principal de su vida encontrada en su poesía —la lucha consigo misma— y el personaje de “el Alma de Julia” nació.

Con “el Alma de Julia” ya pude empezar escribir la obra. Creé dos personajes, Julia y su Alma (llamada Mujer). Después de varias lecturas, encontré el poema "Entre mi voz y el tiempo", y se completó el círculo para mi historia. Para mí, el único lugar en donde un alma puede encontrar su ser, es en el abismo entre la muerte y la vida. Julia de Burgos: Criatura del Agua ocurre en ese abismo... en el momento en que un ser puede vivir entre dimensiones.

Antes de que la obra empiece, Julia había tirado su Alma hace muchos años, tratando de vivir una vida “normal”, libre de pasiones, especialmente del deseo de escribir —de la maldición de la escritura, como ella dice. Pero Julia no ha podido vivir en paz. Ninguna persona puede vivir en paz si está dividido. Al contrario, ella encontró más dolores, más caos, más angustias y una soledad más profunda. Con las dificultades de su vida, sus enfermedades empeoraron.

Al principio de la obra, Julia ha escapado de un hospital. No fue la primera vez. Solía escaparse a menudo. No podía soportar los médicos y los exámenes. Ella está perdida, está extraviada por las calles de Nueva York, buscando el río, el lugar donde viven los espíritus, como su mamá le había enseñado. Sin embargo, no lo encuentra y se derrumba en la acera, en la quinta avenida y la calle 106 (según el informe de la policía). Su “Alma” la encuentra, ella también ha sufrido —los dos seres han experimentado vidas llenas de muchas penas, desde que Julia botó a su Alma de su vida. El Alma de Julia se trata de integrar a ella. No podrá ir a la próxima dimensión si no se integran.

El viaje en Julia de Burgos: Criatura del Agua, es un viaje desde la desintegración a la síntesis —donde la “dualidad” ya no causa dolor. Es el viaje, donde Julia puede aceptar su inteligencia, sus talentos, sus pasiones, sus rebeldías y también aceptar los miedos, las dudas y las inseguridades. Todas las experiencias fueron parte de una vida, que sucede haber sido una vida de una poeta que dejó esa vida en sus versos.

“Ella misma fue su ruta”... Ella misma fue su arte. Y estoy segura que Julia misma lo reconoció —ella empieza su poema “Réplica”, “Sigue siendo poema Julia de Burgos...” Una vez que Julia es capaz de aceptar su vida, como tal, Ella se integra con su Alma y puede marcharse a la próxima dimensión —a vivir en la infinidad. Al igual que su poesía, que ha sido una bendición, y que hoy sigue bendiciendo al mundo. 

Lista de imágenes:

1. Vagabond, Julia de Burgos, 2013.
2. Portada de Julia de Burgos: Child of Water de Carmen Rivera.
3. Llegada de los restos de Julia de Burgos, 1953.
4-5. Notas de Julia de Burgos, 1948.
6. Fotógrafx desconocidx, Julia de Burgos. 

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