¿Salvemos el planeta? (parte 1)

Salvemos el planeta: ¿Otro movimiento antropocéntrico?
Dialogo crítico entre un educador ambiental ecopacifista yuna historiadora ambiental ecofeminista

Desde los años sesenta, el ecologismo no se ha interesado sólo en observar pájaros, salvar selvas y limpiar el aire. Las campañas en contra del vertido de desechos tóxicos, a favor de los derechos del consumidor, las protestas antinucleares, el pacifismo, el feminismo y otros muchos temas han confluido con la defensa de la naturaleza para arraigar el movimiento en un paisaje amplio de derechos y demandas.
-Manuel Castells, (1998)

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¡Salvemos el planeta!: para algunos esta frase tal vez haya formado parte de su lenguaje escolar desde temprana edad. Lingo que somos capaces de repetir junto a la importancia de reciclar[1], reducir y reusar, y no necesariamente adaptar/adoptar a nuestra filosofía ni modo de vida (dicho pero no hecho[2]). Entonces, ¿hemos aprendido lo que significa salvar el planeta? ¿Somos capaces de tal hazaña? ¿El planeta necesita que lo salvemos?

Tenemos mucho que ver con la destrucción del planeta, pero hasta cuánto somos capaces de “salvarlo”? ¿Cuál sería la frase apropiada para estos tiempos? ¿Cohabitemos en paz en/con el planeta y sus recursos naturales? ¿Construyamos un futuro sostenible entre la naturaleza y los seres humanos? 

El siguiente dialogo consiste precisamente de un intercambio entre dos amigos que se (pre)ocupan por el medioambiente, por la educación, por la perspectiva de género y por los procesos de concienciación de ellos mismos, de sus estudiantes y de las futuras generaciones. Partimos de reflexiones que surgen luego de cuestionarnos hacia donde van los movimientos ambientalistas y que vigencia tienen frases como "salvemos el planeta", al igual que la percepción de la tierra como ente femenino y como madre reproductora. 

Intentamos exponer ideas e interrogantes que fomenten una visión critica y transdisciplinaria de cómo formamos parte del planeta a través de los espacios que compartimos con/junto a otros/as y la naturaleza. 

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Carlos Muñiz Osorio (CMO)Preguntas como las que planteas han sido motivo de “slogans”. Pero también pueden conducirnos a una comprensión más crítica de las situaciones ambientales que enfrentamos hoy, si aceptamos el reto de profundizar. En mis inicios a este “despertar” socio-ecológico y ambiental, una de las ideas y pensamientos que provocó una reflexión más crítica fue el siguiente:

“…ver el mundo, la tierra y a los otros[as] como el gran cuerpo de una mujer que tiene que ser penetrada y batida a mansalva.  La civilización industrial, que es patriarcal tanto en su versión capitalista como en su versión socialista, es en mucho el gran violador que conquista, somete y viola a la mujer planeta, y después del orgasmo vacío del progreso, la abandonasen haberse saciado”. Dra. Ximena Costales, asesora del Centro de Información y Apoyo a la Mujer - CIAM,(1995).

Desde mi perspectiva, la doctora Costales, expone claramente varios rasgos de las sociedades contemporáneas, valiéndose de una imagen acerca de la mujer y parte de su historia en el mundo. Aunque para muchas/os, la comparación de la mujer con el planeta Tierra es controversial, consideramos que -al menos sus expresiones- plantean que nuestras acciones contra el planeta Tierra son como los actos que nuestras sociedades patriarcales han infringido sobre la mujer y las niñas, en diversas formas. Por ejemplo, “ver el mundo…”, frase que recoge la importancia de la visión del mundo o de la realidad que tenemos, y cómo influye en la forma de hacer las cosas, en nuestra capacidad de desear cambiarlas y de lograrlo. 

Más adelante, cuando puntualiza: “La civilización industrial, que es patriarcal tanto en su versión capitalista como en su versión socialista…”, la interpreto como la capacidad de que mi visión del mundo –mis actos, pensamientos o ideas, y las congruencias e incongruencias entre ambas- ha estado matizada por el patriarcado. De igual modo, la autora destaca que el patriarcado está presente en las dos concepciones más populares de los sistemas económicos: capitalismo y socialismo. Tanto el sistema patriarcal, como la concepción de la versión capitalista o socialista como única opción económica figuran comoproductos de la educación de los pueblos, tanto en su vertiente formal –a través del sistema educativo oficial; como informal– mediante de la educación que se realiza fuera del ámbito académico oficial; y no formal –como en los procesos de aprendizaje y enseñanza que se dan en los espacios de la cotidianidad.

Desde el punto de vista de la teoría Gaia de James Lovelock (1996), se propone al planeta Tierra como un "organismo" integrado por todas las especies que interactúan de forma interdepdendiente –o simbiósis continua con los elementos no vivos. 

Reconozco también que, inicialmente, esa idea "romántica" y posiblemente un tanto "ingenua" de adoptar la imagen de una mujer como la "madre tierra" -posiblemente adoptada de manera inconsciente por una sociedad cargada de tendencias machistas y patriarcales- está presente en la selección inicial de la cita, hace varios años ya. En el proceso de investigación, creación y el trabajo y colaboración con personas y grupos muy sensibles a otras perspectivas y problemáticas sociales, es que la veo de una manera más crítica, aun valorando la imagen del "uso" y abuso de cualquiera de los sistemas sociales y económicos predominantes hacia el medio ambiente y el ser humano.

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Roxanna Domenech Cruz (RDC): Planteas que el planeta funciona como un organismo, estoy de acuerdo, un organismo que crea, reproduce, se adapta, destruye y reconstruye. ¿Todas las mujeres, o los seres femeninos, somos/debemos ser parte de ese ciclo?

No estoy en completo desacuerdo con la cita en términos de los efectos que el patriarcado, la industrialización y el capitalismo han tenido sobre el planeta y sus recursos. Creo que la explotación de la naturaleza y la explotación y subyugación de las mujeres están ligadas, no meramente por sus capacidades reproductivas, si no por nuestra condición de género. 

El ecofeminismo, y sus diversas vertientes, sostienen lo anterior de varias maneras; algunas reclaman los espacios naturales, (al igual que los ecologistas profundos), como espacios sagrados que sirven para la contemplación y la observación, mientras que otras sostienen que su conocimiento sobre su entorno natural (la siembra y uso de plantas alimenticias y medicinales, cambios que han observado en el flujo del agua, y en otros aspectos de la flora y fauna) es válido y debe ser tomado en consideración en los planes locales y globales. Planteo que dicho conocimiento no solo debe formar parte de planes ecológicos, y socio-económicos, sino que debe ser documentado e integrado dentro de los procesos pedagógicos a todos los niveles (desde la pre-escolar hasta la universidad).

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CMOLa primera vez que presté atención y me dejé capturar por éste concepto de transdisciplinariedad fue cuando me "tropecé" con el libro de Gadotti (2002), Pedagogía de la Tierra. Allí, destaca el documento sobre la transdisciplinariedad cómo un elemento importante de estas “nuevas pedagogías” para enfrentar las situaciones sociales y ambientales actuales. Quizás, lo que muchos intuímos desde pequeños al ver que los problemas y situaciones cotidianas no venían “engabetados” en disciplinas o materias, como lo hacía –y hace- la escuela tradicional, sino que se requería de todos los saberes, y de muchos que no enseñaban desde el programa formal.

Por otra parte, parto de la premisa que el conocimiento formal predominante es construido y promovido principalmente por ciertos grupos de la “sociedad” –y de ciertas “sociedades”, en las que se omiten y resaltan elementos guiados por diversas motivaciones. En fin, lo que quiero destacar es que con la información accesible sobre el planeta, desde la biología tradicional te dirían que el planeta no es un “ser vivo”, aunque comparta múltiples características atribuidas a estos. 

Pero para los efectos, coincido con esa idea. James Lovelock planteó de manera convincente que quizás nos enfrentamos a cambios de origen antropogénico, para los cuales, posiblemente, no estemos preparados. De ahí que posiblemente seamos nosotros y nosotras los que debamos procurar ser parte del “sistema” de vida del planeta Tierra. Aunque, actuemos, de forma general, como si esto no nos importara en lo más mínimo.

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Converjo con la cuestión que levantas sobre la maternidad obligatoria impuesta a “toda” mujer, argumentada en muchos casos, desde esa visión romántica, paternalista y en muchos casos violentamente utilitaría –cosificante, como diría Galeano- de la Tierra.  

Algo que me llamó la atención de la cita, fue poner de relieve que dos de las organizaciones socio-económicas y políticas clásicas –capitalista y socialista- han mostrado maneras similares –cosificantes, utilitarias, degradantes- de tratar al medio natural, y no tan diferente a los asuntos de género en sus poblaciones involucradas. También, pienso, que muchos teníamos una visión romántica del socialismo.

Sin pretender reducir el potencial de ambos sistemas –ni sus múltiples “defectos”- creo que si logramos como sociedad verdadera, alcanzar una relación genuinamente armoniosa y sustentable, justa, equitativa y ética, no será bajo ninguno de los sistemas que hasta el día de hoy han dominado las economías del mundo, que de forma consecuente han aumentado las violaciones a los derechos humanos y de la niñez; han aumentado los niveles de pobreza y han agotado, malgastado y destruido el medio natural del cual somos parte.

En este punto, veo una similitud en cuanto a nuestra lenta evolución en la comprensión y concienciación –con su consabido cambio de rumbo, desde la perspectiva Freiriana- sobre ambas explotaciones. Qué difícil se nos ha hecho –como humanidad- interiorizar y comprender los significados e implicaciones del medio natural que nos “dió a luz”, así como de la complejidad de nuestras dimensiones sobre género y sus relaciones.

RDC: Algunos y algunas intentan comprender los significados e implicaciones del medio natural al cual pertenecemos a través de su contemplación y preservando los espacios naturales sin interferir en éstos. Según George Sessions[3], y otros ecólogos profundos, la ecología profunda aboga por el ecocentrismo vs. el antropocentrismo. El eco-filósofo noruego Arne Naess, uno de sus proponentes, sostiene que el ecocentrismo se centra en la preservación del mundo en su estado ecológico natural y el antropocentrismo se centra en los efectos de la contaminación y la industrialización y sus efectos en el mundo humano y sus aspectos sociales (Sessions 158). ¿Y qué de la gente que vive en estos espacios? 

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Un reconocido ecólogo social de la India, Ramachandra Guha, sostiene que la protección de la biodiversidad y de los ecosistemas no es necesariamente una problemática tercermundista. Guha, al igual que otros sociólogos y planificadores medioambientales, plantea que las reservas de vida silvestre, (incluyendo las reservas forestales de nuestra Isla), que protegen a especies en peligro de extinción  (como el tigre en la India), sirven como una forma de “elite ecological imperialism and a direct transfer of resources from the poor to the rich”. Guha afirma que el ambientalismo de los países en vías de desarrollo debe de enfatizar asuntos de equidad y de justicia social. Estos también han sido los reclamos de diversas comunidades pobres en los Estados Unidos y Europa.  

* La segunda parte de esta entrevista, será publicada el lunes 21 de mayo de 2012.

Notas:

[1] Concordamos con el estudio sobre el reciclaje presentado en el Atlas Ambiental de Puerto Rico (2007), “el sistema de reducción y reciclaje descansa sobre la buena voluntad de los ciudadanos que tienen que separar los materiales y transportarlos a los centros de acopio” (López Marrero & Villanueva Colón 81).  A pesar del problema que existe en la Isla con la disposición de desperdicios sólidos (y las grandes cantidades que se genera a diario), “no parece haber estrategia ni voluntad efectiva por parte de las agencias gubernamentales para fomentar e incentivar el reciclaje” (81).

[2] Según el Atlas Ambiental de Puerto Rico: (2007);

"El estilo de vida y el patrón de consumo en Puerto Rico podrían equipararse, en general, a los de Estados Unidos.  No obstante, le superamos en generación de desperdicios sólidos por persona, ya que Puerto Rico genera 5 lb/día… Con la llegada de la sociedad urbana-industrial y el consecuente cambio en los patrones de consumo, aumentó la producción de metales, plásticos y otros materiales sintéticos resistentes a la biodegradación".

[3] Filósofo estadounidense reconocido por sus escritos sobre el origen de la ecología profunda, escribió “Deep Ecology” (2001). Sostiene que la ecología profunda, movimiento que acompaña al ecofeminismo, fue influenciada por los escritos de Henry David Thoreau, John Muir, Robinson Jeffer, Aldo Leopold, y Aldous Huxley, al igual que por lo que él llama “una infusión de budismo Zen hacia el conservacionismo y el pensamiento de la contracultura” durante la década de los 1960 (157). Dice que se originó en la década de 1960 como parte de la revolución ecológica que se dio en ese momento, una revolución que cuestionaba todas las normas políticas, sociales, económicas, éticas, psicológicas y tecnológicas imperantes (Sessions 158). 

Lista de imágenes:

1. Tim Flach, "Barcode Zebra", 2005.
2. Daniela Edburg, "Party Girl", 2007.
3. Manuel Archain, "005", 2011.
4. Daniela Edburg, "Atomic Picnic", 2007.
5. Ellen Kooi, "Lissabon - tree", 2007.
6. Daniela Edburg, "Death by Cake", 2005.
7. Manuel Archain, "004", 2007.
8. Daniela Edburg, "Vomit", 2007.