La creciente ola de discusión en torno al matrimonio de parejas del mismo sexo en Puerto Rico ha llenado las redes y los espacios públicos. Así, no es casualidad que el tema haya alcanzado lo literario desde una perspectiva fresca y ausente de politización excesiva. Bajo estos parámetros hoy se revisa el texto Violeta, de Yolanda Arroyo Pizarro, el cual se muestra como una propuesta interesante que suma enfoques al debate que se lleva a cabo en varias trincheras.
En esta ocasión Arroyo Pizarro nos presenta una dimensión distinta a sus pasadas entregas. Dicho eso, hay que repasar algunas modalidades narrativas de la autora. En primer lugar, su cuentística es sumamente variada y muestra una soltura mayor que sus novelas. Si bien en Ojos de luna y en Avalancha nos presentaba una narrativa intrépida que abarca temas del pasado, presente y futuro, lo dicho no ocurre en Caparazones, la cual se centra mayormente en el espacio de la actualidad. Hay que subrayar que esta, su primera novela, descansa en un tono melancólico y pausado; tiene una trama que se toma el tiempo y unos personajes que comparten una atmósfera mustia, lo que inevitablemente da un leve sabor a desenlace de muerte. No obstante, no se puede decir lo mismo de Violeta,segunda entrega de narrativa extensa que acentúa la intencionalidad de Arroyo Pizarro de crear una novelística de actualidad. De esta forma, se puede apreciar que los personajes son mucho más inestables, bailan constantemente entre el dolor de traumas pasados y la inseguridad de vidas futuras.
Es característico de las novelas de Arroyo Pizarro el presentar temas de homosexualidad, lesbianismo, matrimonio, ciencia, además del discurso progresista. Cónsono con esto, la trama de Violeta vuelve a posarse en debates contemporáneos sin sugerir una postura tajante frente a las propuestas. En puridad, la novela retrata las trivialidades de una joven trabajadora, Iolante, que no puede escapar la pasión que le produjo su primer y gran amor, Vita.
Por un lado, la enigmática Vita Santiago es rebelde, inestable y una trotamundos. Por otro, es también un ser pasional, doliente y tierno. Esta mezcla de cualidades la hace resaltar en la novela y representar una postura progresista y liberal. Vita es la lesbiana que se ha casado tres veces, aprovechando las legislaciones de igualdad matrimonial, pero que acepta el tatuaje emocional del primer amor. No obstante, la relación con Iolante es homeopática, es lo que le da vida y la mata al mismo tiempo.
¿Quién es entonces Violeta? Esta es una pregunta neurálgica porque la construcción de la novela ofrece varias posibilidades. En primera instancia, Violeta es la actual amante de Vita Santiago, quien la ha convencido de sellar su acuerdo amoroso mediante la inseminación de ambas y la creación de una “gran familia puertorriqueña”. Esta Violeta es atractiva, joven y morena, en esencia, sacada de portada de revistas. No obstante, existe otra posibilidad para Violeta, y esta surge de la negritud de Iolante, quien constantemente comenta que la oscuridad de su piel evoca ese color purpúreo que recuerda a las flores.
La novela entera juega entre el ir y el venir. Primeramente, la trama se desarrolla en un controversial encuentro entre Iolante y Violeta en un restaurante en el Condado, con el fin de encararse y discutir sus respectivas influencias en la vida de Vita. Por otro lado se encuentra el pasado de Iolante y Vita, principalmente narrado desde la memoria de la primera y que evoca la festividad juvenil, el intento de convivencia y la armonía de la sexualidad de ambas. Seguido están las instancias de meditación de Iolante: la búsqueda del balance a través de la práctica del yoga; la observación de cometas y otros cuerpos celestes; así como la continua lucha por la excarcelación de Oscar López Rivera.
Violeta tiene a veces una espiral narrativa de difícil apreciación. De esta forma, saber qué papel juega Violeta y por qué el encuentro en el Condado tiene tantos giros puede llegar a confundir. Sin embargo, el desorden parece emanar de la propia Vita Santiago, ya que el lector no está al tanto de lo que esta le dice a Violeta y lo que le oculta a Iolante.
Por otro lado, la novela tiene varias alusiones al filme Brokeback Mountain, principalmente al personaje de Ennis del Mar. Parecería, en un principio, que hay un diálogo entre la película y la novela, ya que el acercamiento de Vita a Iolante se da de forma similar al de Jack y Ennis. Sin embargo, también podría entenderse como una lectura que Vita hace de su propia vida. Sea lo que fuere, queda un tanto inconcluso y no podrá ser apreciado con nitidez por aquellos lectores que no hayan contemplado el filme.
Resta por decir que Violeta es una novela de tono intimista. En cada uno de los personajes hay una carga emocional fuerte y una actitud confesional que impera en todos sus diálogos. Hasta la propia Violeta, que según los ojos de Iolantes es una joven engreída y aprovechá, muestra un rostro compasivo cuando se trata de la vida de Vita y la hija que está próxima a llegar. Hay que subrayar que la fortaleza de la obra se encuentra en la melancolía con que Vita le confiesa a Iolante que todo hubiese sido distinto si se hubiesen casado. Aquí Arroyo Pizarro juega con una ironía extratextual, ya que la situación política de Puerto Rico no lo permitiría. Primero se excarcelaría a Oscar, antes de que se aprobara el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Hay que puntualizar que Iolante, como lo indica su nombre, tiene un matiz de heroína griega, lo que la lleva a una pequeña inclinación a la tragedia. Es un personaje que se enfrenta no solo a la adversidad presente, sino también a la imposibilidad de un futuro que por fin traiga paz a ese capítulo, el cual todavía ella no sabe si debería llamarlo vida o Vita. Su búsqueda redunda en aprovechar la simpleza del momento, en ver los cometas, luchar por Oscar López y buscar el moksha.
Lista de imágenes:
1) The Purple Book: Symbolism & Sensuality in contemporary art and illustration (Lewis King), Angus Hyland and Angharad Lewis (2013).
2) Portada de la novela Violeta (2013), Yolanda Arroyo Pizarro.
3) The Purple Book: Symbolism & Sensuality in contemporary art and illustration (Lewis King), Angus Hyland and Angharad Lewis (2013).
4) The Purple Book: Symbolism & Sensuality in contemporary art and illustration (Lewis King), Angus Hyland and Angharad Lewis (2013).