Capá Prieto: entre naciones y tiempos

Hace ya varios meses (si no, años) que sostuve una conversación rápida y casi eléctrica donde pregunté: ¿Qué es Capá Prieto?

De la boca de la entrevistada emergió un suspiro que evocaba lo idílico, como si reflexionara o agradeciera el haber culminado una labor que le garantizaba tener las herramientas para contestar aquella pregunta. Sin más, parafraseo su respuesta: Capá Prieto, es muchas cosas, es un árbol, el nombre de uno de los focos de resistencia que seguían a Betances durante el Grito, es la poesía de Ángela María Dávila, el Maestro Rafael, Adolfina Villanueva, soy yo, Yvonne Denis Rosario.

Luego vinieron otras entrevistas y Capá Prieto continuó extendiéndose, caminando a lugares donde lo hurgaban, lo abrían y leían como un tesoro de historia. Primero España, luego Estados Unidos. Evidentemente había dejado de ser un libro. Tras su traducción al inglés hizo metanoia y figuró como una colección de vivencias para los estudios culturales en varias universidades de EE.UU. y Canadá.

Pocas veces me dejo llevar a ciegas por la Teoría de la Recepción Literaria, ese interesante postulado que indica que los libros no son sólo textos, sino una mezcla de todas las lecturas, de todas las interpretaciones que han acoplado a lo largo de su vida  (si es que la tienen). No obstante, si algo hay que decir de Capá Prieto es que no tan sólo es un ejercicio de narración. El libro es la vida de muchos negros puertorriqueños, que se leen a sí mismos y son leídos por gente que ve en ellos espejos y prismas. Hace algún tiempo señalé que esta publicación “utiliza una narración de corte protagónico donde la voz de los propios personajes es a la vez el lente con el cual se retratarán unas excelentes viñetas”.

El texto combina el eslabonamiento de relatos en un estilo similar al utilizado por Francisco Font en su libro La belleza bruta. Sin embargo, Denis Rosario no deja a un lado esa labor historiográfica que hace de la secuencia una herramienta para vertebrar la puertorriqueñidad. De esta forma, el lector entra en la praxis del reconocimiento y estudia al regimiento negro que defendió a Boca de Cangrejos, el legado investigativo de Arturo Alfonso Schomburg y el arte de Juan Boria.

Si el libro cayó como sorpresa en las manos de algunos aquí en Puerto Rico, mayor fue la impresión de aquellos lectores angloparlantes, en su mayoría jóvenes, que vieron a Capá Prieto asignado en sus prontuarios. Y es que las razones sobran. Tanto así que la Dra. Mary Lou Babineau no invoca a Capá Prieto como un libro puramente puertorriqueño sino de envergadura latinoamericana, el cual ata cabos con las comunidades Afro-Caribeñas y su lucha por su sitial en la historia.

Ahora, en su nueva edición en inglés, otros lectores aceptarán lo que sus libros de historia dejaron a un lado y lo que las antologías de literatura no osaron retratar. No por menos hago eco de la interpretación que el Profesor Silvio Torres-Saillant da a Capá Prieto, señalando que es un texto nutrido por la experiencia humana del mundo antillano, tanto del pasado como del presente.

No obstante, a pesar de que esta edición contiene más acotaciones que su homóloga en español, su esencia no sólo sigue cargando una fuerte tradición narrativa si no que allega a un público mayor su labor de crítica social. El texto muestra cómo el blanco burgués trata de soslayar su pasado negro, cómo la figura femenina sigue siendo opacada por el machismo boricua. Capá Prieto, aún siendo un libro de relatos, opera como una voz que canta y denuncia.

Porque hay que atestiguar que un grito es un grito en cualquier idioma, que un canto es un canto no importa lo extraño que sea el lenguaje. En el caso de Capá Prieto, el trabajo de traducción no le resta inventiva al poder de cuentos como “The Cockroach and the Mouse”, un elogio a Pura Belpré, “File: Anjelamaría Dávila”, donde se imbrica a la poeta negra con Julia de Burgos, y “Last Rites in the Palms”, un poderoso trabajo prosaico donde orbita Adolfina Villanueva (aparecen también, en breves sombras,  Rubén Blades y Tite Curet Alonso).

Para maravilla de algunos, Yvonne Denis Rosario se encuentra en la frontera de la narrativa, la historia y la anécdota. El libro sigue una cadencia muy amena que se entrelaza a la minuciosa selección del orden de los relatos. De esta forma, Capá Prieto comienza en las costas de Isla Verde y prosigue hasta los lujosos bufetes de abogados en la Milla de Oro. Todos estos elementos están unidos por un eje temático que, más que verlo, se palpa a través de las páginas: que la negritud existe, que está en nuestra historia y que ha aportado a lo que cada uno de nosotros es hoy.

El hecho de que Capá Prieto haya sido traducido no se debe evaluar como un logro literario si no como un paso más para hermanar la raza que unió al Norte y el Sur, las Antillas y la Península Ibérica. Este libro rellena los silencios y hace de la literatura un ejercicio para el nexo cultural entre naciones y tiempos.

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