El libro fotográfico de Neftalí Rodríguez Abajo los de arriba (Calamar, 2015) muestra una línea muy simple, práctica y clara: que deben ir abajo los que ahora estén arriba. El título es una inversión del lugar, a algo que alegadamente no funciona; una muy compleja propuesta de cambio en un lenguaje tan sencillo que se le puede comunicar efectivamente hasta a un niño, a no ser que quien lo comunica sea el niño mismo. Ese niño del globo lleno de agua en la portada puede estar dando el comando antes de embestir: Abajo los de arriba puede él claramente decir y, antes de que el globo salga de su mano, catapulta.
Abrimos el libro... Adentro encontramos una invitación a la revolución desde nuestro recurso más natural: nosotros, las personas. El humano como ente de cambio, de posibilidad y de esperanza. Esta colección de fotos de instantes familiares, cotidianos, es un ojo que mira la niñez, en captura y evidencia de su poder. Neftalí ilustra la fuerza con la que se crece; el nacer como esperanza absoluta para los ya más vividos; la esperanza de cambio, de reorganización, no solo como especie, sino como sociedad. En las fotos los sujetos son todos niños, y el texto, cónsono con la imagen, describe la sedición a lo socialmente propio a manos de la infancia. Están tan de la mano la palabra y la imagen que eficazmente propulsan el mensaje al receptor.
Es la infancia, la virtud, el tesoro, el cambio, la fuerza.
Nada en Abajo los de arriba dice "Puerto Rico" especifica o icónicamente, pero no hay manera de mirar las fotos sin decirse: "he estado ahí"; "ese niño es mi hermano"; "soy yo"; "es mi hija". Fotografías de niños con pocas cosas, en espacios tan nuestros: verjas de cyclon fence con entrelazado de vinil, paredes de cemento brusco con tragaluces cuadrados, alambres de púas, caballito en resorte de parque municipal, portones de marquesina y la cuestita de entrada como punto limítrofe entre el universo y nuestros confines.
Me siento invitada a la revolución propuesta por Neftalí: a no dejar que la vida adulta adormezca esa potencia que la niñez nos enseñó; a que participar de lo social no apague las ganas tan intensas que sentimos; a que la compostura no detenga el llanto desesperado con el que una vez nos quejamos; a que el pudor no acalle lo injusto y lo sin sentido.
Estamos todos invitados a mirar en estos niños a nuestro poderoso niño interno y no darlo por perdido. Estamos convocados, como dice Neftalí, a pasarnos de la raya.
Lista de referencias:
Rodríguez, N. (2015). Abajo los de arriba. San Juan, P. R.: Editorial Calamar.
Lista de imágenes:
1-3. Neftalí Rodríguez.