A veces hay que volver a los clásicos y a la Biblia cuando leemos noticias que parecen de otra época y que, a pesar de lo horrendo que nos cuentan, no ha habido que añadirle ni la más mínima gota de sensacionalismo. En esta ocasión, me refiero al caso de la chica de 14 años en Cayey, cuya madre quería que la joven tuviera relaciones sexuales con su padrastro. Según lo reportado en la edición en línea de El Nuevo Día, la señora madre ya no podía tener más hijos.
No hice más que terminar el primer párrafo del reportaje y no pude evitar pensar en la historia de Agar en la Biblia. Otros amigos de Facebook ya habían hecho la conexión entre el caso con el clásico puertorriqueño, La charca (1894), de Manuel Zeno Gandía, pues sin duda, Silvina ha vuelto en su versión de 2013. El mundo enfermo del Puerto Rico decimonónico agobiado por la herencia colonial y consideraciones naturalistas en la novela de Zeno Gandía, reaparece en plena versión boricua de aspectos del mito de Agar.
Es muy posible que conozcamos la historia desde la perspectiva de Sara, y por supuesto, de su esposo Abraham. Sara, quien aparentemente no podía tener hijos (nunca los había tenido), consiente que Agar tenga relaciones sexuales con Abraham, de manera que él pueda tener hijos y así un linaje; es decir, de manera que se mantenga el patriarcado familiar. Agar, gracias a problemas de traducción y de inestabilidad de significados, es descrita como una “esclava” o “concubina”. En una entrada de blog titulada “mujeres en la biblia”, se dice que ésta es “vengativa, envidiosa” sin más ni más.
Desde una interpretación tradicional, Agar es la concubina, la que sí tiene un hijo -Ismael- con Abraham. Pero, ya que Sara finalmente queda embarazada y da a luz a Isaac, la función procreadora de Agar ya no tiene el valor esperado y, como buen exemplum para la mentalidad de consumo y rechazo, Agar y su hijo (que también es hijo de Abraham) son expulsados del tal paraíso familiar. Afirmar entonces que era “vengativa, envidiosa” es limitar la figura de Agar a un paradigma no solamente patriarcal sino misógino.
Mediante la lectura de un texto literario para una clase que enseño y para un artículo que escribí fue que di ese viraje en “u” hacia la Biblia para repasar dicha historia. Estaba leyendo la novela The Memories of Ana Calderón de la escritora chicana contemporánea, Graciela Limón. El epígrafe con que comienza el texto de la obra es precisamente una re-valorización del mito agareño. Y esa re-valorización es lo que hace posible hurgar temas problemáticos como la misoginia arraigada y lo trágico al estilo de Yocasta y Edipo. De manera que reluce el abuso de poder que fomenta dichas tragedias y nutre las calamidades de una sociedad enferma, sea en tiempos bíblicos, en el siglo XIX habitado por Silvina, el siglo XX de Ana Calderón o el de una joven en Cayey nacida en el umbral del siglo XXI.
En la novela de Limón, una tía le dice a Ana que nadie nunca le pregunta a una (a las mujeres) lo que una quiere. En ese sentido, Agar, Silvina y la muchacha de la noticia no corren suerte muy diferente una de la otra, aunque algunas sean personajes y otras seres de carne y hueso. La raíz de la tragedia es el patriarcado -sobe todo, el falogocentrismo- rampante que se ramifica en una misognia tan arraigada que una mujer misma, una madre, se hace facilitadora del abuso tanto incestuoso como emocional.
¿Acaso esa mujer se cuestionó ser algo más que una Sara ya con hijos? ¿Acaso la joven no debería disfrutar de su adolescencia y luego decidir, por su propia cuenta, sobre su sexualidad y si quiere o no ser madre? Hay que saber lo que una vale...
Lista de referencias:
Bird-Soto, Nancy. 'The (Un)Making of the Woman as Sinner in The Memories of Ana Calderón." Cuarto Propio 5 (2009). Web.
Limón, Graciela. The Memories of Ana Calderón. Houston: Arte Público, 1994. Print.
Lista de imágenes:
1. Louis Lagrenée (1725-1805), Sarah presentándole Agar a Abraham.
2. Mattia Stomer, Sarah llevando a Agar donde Abraham, 1637.
3. Adriaen van der Werff, Sarah trayéndole a Agar a Abraham, 1696.
4. Mattia Stomer, Sarai ofrecióndole su esclava Agar a Abraham, ca. 1600.