Oliver Poems

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"Oli" is Spanish for "Ollie" is short for "Oliver" 

The first important thing you did when I met you was shit in my car. It happened just after we went through a tunnel. I cursed and screamed your name. You didn't have a name until just then. I rolled down all my windows and the bad smell was overpowered by the fact that I had just made a new friend.

When we got home, I coaxed you out of the car and you walked over to the grass, and let out three huge turds. You could've dropped them in my car, but you didn't, and I knew you cared.

After I left you in your new accommodations, I could hear you crying from my room. I sat with you for hours while reading my book, until you grew restless, and we ran in circles around the pool. It's not your fault you couldn't catch me; I'm just fast.

Later that night, new friends came to visit you and you were the bestest of wingmen. You made all the right moves and knew precisely when to back off and let me go in for the kill. It isn't your fault if I was graceless or clumsy. You performed beautifully.

This morning you woke me up more early than was called for. You also wouldn't take your pills. It took me thirteen years to learn how to swallow pills, so I shouldn't blame you. The time of the morning was still uncalled for. Nobody is perfect.

In one hour I'll have to give you another pill and we'll see how that goes. Until then, I love you.

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Miscommunication

Camino a casa recibo una llamada de un número de Caguas. La persona al otro lado dice: "¿mi amor, a dónde te fuiste?". Yo hago una cara que mi interlocutor de seguro no capta y le digo que tiene el número equivocado. El tipo se disculpa y quizás me dice buenas noches.

"Tienes que dejar de verlo todo como una película". Eso me lo dijo mi mejor amiga mientras me peinaba. Acostumbra hacerlo. También me limpia la barba cuando le cae comida, y me seca el sudor cuando estoy sudado.

Al llegar a casa me recibe Oliver. Es un perro que lleva ya un poco más de una semana conmigo. Supone irse en algunos días. Otro hogar provisional. Llego al garaje, me siento en el piso y Oli se acuesta encima mío como si nos conociéramos de toda la vida.

Las luces se apagan al no sentir movimiento. En la oscuridad solo se escuchan los grillos y la respiración del perro en sincronía con la mía. Me le acerco a la oreja y le digo un secreto.

Según el frasco donde están tus vitaminas, te llamas Oliver Rebollo. 

Algunas noches jugamos a correr. Inevitablemente ganas. Es casi trampa; tienes más patas que yo. Corres en círculos como un demente y yo trato de alcanzarte. Casi siempre terminamos tirados en la grama, ambos con la lengua por fuera. Te acurrucas entre mis piernas y yo te doy besitos en la cabeza mientras te sobo el cuello. A veces me lames la cara y a veces yo me dejo. Tienes los ojitos claros. Eres un perro feliz.

Los perros del frente parecen una ganga. Son tres. Se llaman Maca, la Bestia y el Bebé. Un día te infiltraste en su territorio y te comiste su comida. Fue tremenda misión, pero no planificaste la retirada. No me molestó ir a sacarte. Desde entonces se encuentran en el redondel a frontearte, y yo tengo que salir a mirarlos serio. Si yo no estoy, tú eres más rápido que ellos. Le has cogido el truco a la huida.

Yo te doy comida y bailo contigo cuando te paras en dos patas. Tú me acompañas a todos lados y vienes cuando digo tu nombre. No sé qué otra definición dar para amigo.

Me dicen que a principios de junio te vas (¡volando en un avión!). Me pregunto cuánta memoria tienen los perros, si es que algún día me encontraré caminando por algún suburbio sin nombre y empezarás a correr a ver si ese es el día en que finalmente te atrapo. Probablemente no, porque eres un perro y tienes cuatro patas. Los humanos funcionamos con negociación: si te dejas coger, te dejo que me lamas la cara. Nunca te pienso soltar.


Lista de imágenes:

1-3. Sarolta Bán

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