Através de su obra, varios cineastas puertorriqueños nos han recordado que una película no tiene que ser larga para ser impactante. Álvaro Aponte (Una Santa Mirada y Yahaira); Glorimar Marrero (guionista de Tokío, 2012 y Amarillo, 2014 y directora y guionista de Biopsia, 2016); David Norris (Medio Minuto, 2012 y Gente buena, 2013) y Mariana y Joserro Emanuelli (143, 2011 y Hasta que la celda nos separe, 2015) prueban que lo importante no es la extensión del relato, sino su esencia.
Hay razones tecnológicas que contribuyen al retorno del cortometraje. La era digital ha aumentado dramáticamente el acceso a equipos de grabación y edición, y ha posibilitado nuevos medios de distribución y exhibición. El cortometraje se ha beneficiado, sin duda, de estos cambios.
Iain Alexander, editor de Film Industry, declaró que los “short films are the medium of choice to communicate ideology, vision, style and much more. (…) For a long time short films have been the underdog of the film industry but they are set to become a bigger deal than Hollywood movies themselves”. Queda claro que los cortos son más que meros ejercicios para principiantes o fragmentos de largometrajes frustrados.
En el principio, el cineasta creó cortos
La Academy of Motion Picture Arts and Sciences considera “cortas” las producciones de hasta 40 minutos, pero los primeros cortometrajes fueron mucho más breves.
Edison, el padre del cine en Estados Unidos, filmó alrededor de 1,200 cortos con curiosidades, mostrando atletas, bailarinas y hasta gatos boxeando. En 1896, su breve filme The Kiss, en el que los actores May Irwin y John Rice se besaron breve y castamente, causó sensación.
Fueron los hermanos Lumière, sin embargo, los que se llevaron el crédito por presentar la primera proyección pública de cine en París el 28 de diciembre del 1895. Sus películas eran “actualités”, vistas documentales breves, como La salida de los obreros de la fábrica y La llegada del tren a la estación, de 1895. El regador regado, del mismo año, fue su primera película narrativa, una comedia sencilla de un minuto.
Entonces, el francés Georges Méliès trajo la magia, los efectos especiales y un caudal de historias al cine. Realizó alrededor de 500 cortos, entre los que cabe mencionar Un viaje a la luna (1902), Viaje a través de lo imposible (1904) y otro más breve, La linterna mágica(1903). Méliès inyectó el cine con una energía creativa incomparable.
En Estados Unidos, Edwin S. Porter realizó dos cortometrajes que aportaron al desarrollo del cine. La vida de un bombero americano y Robo y asalto de un tren, ambas del 1903, aspiraban a presentar momentos dramáticos ágilmente, utilizando nuevas técnicas de edición. Robo y asalto de un tren, un éxito en su época, inició las tendencias que culminarían en el Western norteamericano.
Otro corto memorable fue Un Chien Andalou (1929), en el que los surrealistas Luis Buñuel y Salvador Dalí demostraron que la narrativa lineal era solo una de muchas posibilidades, y que el séptimo arte podía sacudir con imágenes tajantes e incoherentes.
A medida que el cine continuó desarrollándose, la extensión y complejidad narrativa de los filmes aumentó. Los cortos pasaron a ser meros acompañantes de los largometrajes, hasta que fueron dejados de lado en las salas de exhibición, en gran medida por motivos comerciales.
El meteoro surcando el cielo
En Puerto Rico, al igual que en Francia, los primeros filmes fueron breves documentales y luego cintas narrativas cortas. Lamentablemente, mucha de esa producción temprana se ha perdido. Pero una serie de cortometrajes posteriores producidos por la División de Educación a la Comunidad se ha conservado. Juan sin seso (1959), por ejemplo, todavía es relevante y causa risas por su deliciosa ironía.
Actualmente, el festival de cortometrajes Cinefiesta y el Festival Hecho en Europa, entre otras iniciativas como Cine Campus, el Rincón Film Festival, el Enfoque International Film Festival y el Puerto Rico Horror Film Festival, reconocen el valor del corto y motivan a profesionales y estudiantes a crear nuevas obras. Apoyar la producción de cortometrajes contribuye al desarrollo de la cinematografía local.
Nada —ningún libro, ninguna clase— enseña a hacer cine como la experiencia de lanzarse a trabajar en un proyecto. Además de servir como una gran escuela, en la que se aprenden y afinan habilidades técnicas y narrativas esenciales para proyectos de mayor envergadura, realizar un cortometraje ofrece indudables ventajas para los cineastas en ciernes.
La más obvia es que la inversión de tiempo y la inversión económica que requiere son más bajas que las necesarias para un largometraje. Realizar un buen corto, por otro lado, puede abrir puertas a nuevas oportunidades. Un corto poderoso es una efectiva carta de presentación. D. W. Griffith dirigió nada más y nada menos que alrededor de 400 cortometrajes antes de cambiar la historia del cine con sus largometrajes Birth of a Nation (1915) e Intolerance (1916).
Realizar un cortometraje también ofrece otra ventaja, quizás menos obvia. Otorga mayor libertad. Ofrece un espacio para la experimentación, para apartarse de las fórmulas, para crear sin preocuparse tanto por la recepción ni el éxito comercial de la obra.
Mark Borchardt lo describió así en el prefacio del libro Cómo se hace un cortometraje:
Cuando haces un corto, el mundo es tuyo. Cualquier idea funciona. No estás reglamentado por ninguna estructura. En cambio, cuando se rueda un largometraje se pierde bastante libertad. En un largo hay una noción de ritmo a la que debe uno ceñirse, y eso puede hacer difícil y complicada la elaboración de la historia. En cambio, un cortometraje puede girar sobre una sola idea, sin la estructura de giros de tramas múltiples, subtramas y personajes secundarios. Puede ser una única, flamante y meteórica idea.
Eso es un cortometraje. Un meteoro surcando el cielo.
El camino tecnológico que culminó en el cine fue largo, pero sus comienzos fueron breves. Hoy, los cineastas están redescubriendo la riqueza que ofrece la brevedad. Los meteoros que surcan el firmamento del cine puertorriqueño auguran futuros brillos en la producción local e inspiran a nuevos cineastas a lanzarse al mundo con cámara en mano, para hilvanar sus historias con imágenes.
Lista de referencias:
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Lista de imágenes:
1. David Norris y Jacobo Morales.
2. Glorimar Marrero.
3. Álvaro Aponte.
4. Mariana y Joserro Emanuelli.
