… fuego…


Me detengo a pensar
en la belleza del vómito,
             del alivio,
             de sanar,
             de limpiarse.

Para algunos los vómitos son sagrados:
¡Qué hermosura verse iluminado
             limpio y liberado
tras el suceso del vómito!

¿Por qué nos enseñaron a repudiarlo?,
¿a verlo con asco y vergüenza?

La Ciencia se encarga de detener los intestinos,
             refrenar el esófago,
             contener el estómago,
y lentamente… envenenarnos…

Se excavó un hoyo
y en él se colocaron
los vómitos de todos:
todos nosotros
los bendijeron.

Dieron gracias al cielo,
al viento, al agua…
nos enseñaron que son espíritus.

Y así,
empezando a ver el vómito
como la muestra del alivio,
poco a poco la aversión
se fue convirtiendo en bendición.

Y así, aprendimos a aceptar nuestro regreso
a este plano, a este mundo.
Y así, aprendimos
a agradecer nuestros ancestros,
                       nuestros padres.

Y así, desde el vómito
vimos que somos hermosos,
que somos sanación,
que somos vida,
             aunque muramos,
que somos fuego
y somos aire.

Y cantamos y soñamos
             juntos.
Y entendimos que somos felices
             por ser así
y poder vivir
             entre nosotros.

***

Se refrena un punto y se expande.
Explota en las miles de posibilidades,
en la multitud de dimensiones posibles.

Como si se difractaran
las realidades
y se solidificaran las visiones

que son promesas,
que son espíritu,
y son las alas con las que volvemos a casa.

Una vez le pregunté al fuego si era posible,
y el fuego me contestó con la caricatura de un dragón.

Una vez le pregunté al viento por qué tantas cosas,
y el viento me tumbó helado a ver las estrellas

La luna mínima asomada cantaba maravillas
en lenguas tan antiguas
que solo se grabaron en mis sueños.

Toqué la tierra y toqué el comienzo:
             el abuelo,
             la abuela,
             la madre…
y recordé ese comienzo
donde todo este lenguaje
                       es puro silencio.

Y le pregunté al fuego si todo era cierto,
y el fuego me contestó con humo que purifica.

Y le pregunté al viento si me escuchaba,
y el viento me hizo bailar entre las estrellas.

Tantas veces que he temido al caos,
                       tantas veces…

El fuego, el viento…

Me avecino al caos
y me asombra la maravilla de su tranquilidad,
la elocuencia de su presencia.

Soy el fuego, soy viento.

Soy paz y luz.

 


Lista de imágenes:

1-2) Louviere+Vanessa, Dextrorsum, 2005.
3) Water Ceremony (1970), Franklin Fireshaker, Ponca, Watercolor on Board © U.S. National Library of Medicine.
4-5) Louviere+Vanessa, Dextrorsum, 2005.

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