“Blade Runner”: Oscar Pistorius y el miedo al cyborg

Oscar Pistorius es un velocista sudafricano que corre 400 metros en 45.07 segundos. El joven de 24 años nació sin las fíbulas en sus piernas y sus papás tomaron la difícil decisión de amputarle ambas piernas debajo de las rodillas cuándo éste aún no había aprendido a caminar. El niño nunca caminó con piernas de carne y hueso; su naturaleza siempre fue caminar con prótesis. Es esta naturaleza la que le permitió competir en rugby, críquet, tenis y lucha olímpica antes de ser velocista. Es esta misma comodidad que siente Pistorius con sus prótesis la que lo ha convertido en el corredor paralímpico más rápido del mundo.

Pistorius corre con unas prótesis de fibra de carbono llamadas Cheetahs; prótesis muy comunes entre los velocistas paralímpicos. Sin embargo, ninguno de ellos se acerca a Pistorius. El corredor sudafricano ha acumulado tiempos en las pistas que lo ponen al mismo nivel de corredores olímpicos. Es por esta razón que Pistorius insistió en que le permitieran competir contra ellos.

 El atleta sudafricano comenzó, por su cuenta, a participar en carreras de poca envergadura contra competidores sin discapacidades. Según sus tiempos fueron mejorando y su fama fue creciendo, la Asociación Internacional de Federaciones Atléticas (IAAF por sus siglas en inglés) lo invitó a participar en varias competencias de alto renombre. Tan pronto Pistorius comenzó a adentrarse en estas competencias, iniciaron las voces de alerta: se empezó a circular el discurso del miedo al cyborg.

El cyborg es un ente híbrido que combina elementos de carne y hueso con máquinas y/o aditamentos electrónicos. En la literatura postmodernista, el cyborg puede ser una figura liberadora que nos sugiere que podemos salir de las prisiones que nos impone nuestro cuerpo biológico. Por ejemplo, Andy Clark (2003), autor de Natural Born Cyborgs, nos dice:

“We are ‘soft selves’, continuously open to change and driven to leak through the confines of skin and skull, annexing more and more nonbiological elements as aspects of the machinery of mind itself.”

De hecho, el mismo Pistorius parece posicionarse entre aquell@s que entienden el potencial liberador del cyborg. Así lo sugiere su apropiación del sobrenombre “Blade Runner”, en referencia al filme clásico posmodernista cuyos sujetos principales son los cyborgs llamados “replicants”. Sin embargo, aunque autores como Clark escriban sobre el potencial liberador del concepto, la opinión popular no siempre está de acuerdo. No habría más que ver el cine de ciencia ficción hollywoodense para darnos cuenta de todas las visiones distópicas que nos presentan acerca de la combinación de máquina y piel. En el caso de Oscar Pistorious,  la ciencia, los medios y el “sentido común” se juntaron para sembrar y circular esta visión y tratar de evitar la entrada de atletas con discapacidad al mundo “normal” del atletismo.

El ataque lo empezó la ciencia. Una vez sonaron las campanas de alerta, la IAAF le pidió a Pistorius que se sometiera a investigaciones científicas para determinar si sus prótesis constituían una ventaja sobre los demás atletas. A tono con las recomendaciones de dicho informe, la IAAF le prohibió a Pistorius participar en competencias contra atletas sin discapacidad. Afortunadamente, la Corte de Arbitraje del Deporte (CAD) desestimó la prohibición 4 meses más tarde por entender que no existía tal evidencia. No obstante, el discurso continuó circulando.

Corrigan, Patton, Holt y Hardin (2010) en su investigación del periódico New York Times y la revista Time, encontraron que la cobertura del caso de Oscar Pistorius había estado marcada por este miedo expreso al cyborg. Según l@s autores, en ambas publicaciones se vieron ejemplos de cómo l@s periodistas editorializaban sus noticias al decir que permitir a Pistorius competir era peligroso porque podía abrir las compuertas (“slippery slope”) para que en un futuro el deporte estuviese dominado por cyborgs, atletas biónicos y transhumanos (p.301). De igual forma, l@s autores encontraron que algun@s periodistas sugirieron la posibilidad de que atletas sin discapacidades se auto-mutilaran con tal de recibir la “ventaja” de las prótesis (p. 301).  El ejemplo más reciente de la circulación de este discurso en los medios de comunicación lo produjo Steve Price, comentarista radial y columnista del periódico australiano The Herald Sun. Price dijo,

“That ban was overturned in the Court of Arbitration for Sport and he went to Daegu, South Korea, for the 400m at the World Championships. This despite various scientific studies that conclude using false legs means you can outperform biological limbs.”

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De igual forma, el discurso que comenzó con la ciencia y se difundió en los medios de comunicación, se ha arraigado, además, en el sentido común de muchos. En una noticia reciente de El Nuevo Día, algunos foristas repetían una y otra vez los mismos argumentos:

“El hombre tiene dos protesis [sic] de fibra de carbono, lo que significa que su peso es mucho menor a alguien con sus dos piernas. Esto quiere decir que tiene ventaja competitiva. Si llega a Plata u Oro ya veras [sic] a los equipos perdedores pidiendo un análisis [sic] o evaluacion [sic] de esto.”  - usuario “Yoyuso”

“Su discapacidad es su ventaja no lo deberian [sic] dejar competir.” – usuario “YoYo”

Primero, habría que dejar claro que realmente no existe evidencia contundente para decir que las prótesis proveen algún tipo de ventaja. Por ejemplo, el estudio que hizo la IAAF fue desacreditado por científicos de la universidad de Rice en Houston, Texas puesto que el estudio original midió la aceleración de Oscar en línea recta (así no se corre una carrera) y no tomó en cuenta las desventajas naturales que tiene Oscar en el arranque y la aceleración. El panel de la CAD, entonces, al evaluar toda la evidencia concluyó que no existía tal ventaja y por eso revirtió la decisión de la IAAF.

Por otra parte, el desempeño del mismo Pistorius demuestra que no hay una ventaja injusta. Pistorius no ha estado rompiendo récords a lo Usain Bolt. Pistorius llegó último en la carrera semifinal de los 400 metros en el Mundial de Corea del Sur que se celebró este agosto pasado.

Pero en el fondo, el problema va más allá de las fallas técnicas del informe científico. Lo alarmante de todo este episodio es la insistencia humana en reciclar discursos para mantener una uniformidad enfermiza. Por siglos hemos oído los mismos argumentos en contra de la diferencia. Los supremacistas blancos acusan a los negros y latinos de que su estatus de minoría es una ventaja. Los fundamentalistas nos advierten del "slippery slope" de permitir que los gays y las lesbianas formen uniones de hecho o se casen. Y así, per saecula saeculorum, convertimos la diferencia en perversión y desviación para evitar perder nuestro propio sitial privilegiado.

Habría que preguntarse qué es lo que verdaderamente les molesta a estas personas de que un hombre con prótesis pueda competir con atletas que tienen piernas de carne y hueso. Como todo discurso discriminatorio, el miedo al cyborg dice más de nosotros como sociedad que lo que dice de las personas que lo sufren. Por una parte, este reciclaje de discursos dice que no estamos dispuest@s a cambiar nuestros esquemas de lo que consideramos “normal”. Hemos construido la diferencia y en este caso específico, el cuerpo de l@s discapacitad@s, como algo desviado, incompleto y monstruoso.

 

Al permitir que uno de “ell@s” compita en el mismo nivel que “nosotros”, le damos cabida y legitimidad a un cuerpo o a un comportamiento que está fuera de lo que entendemos como “normal”. Por otra parte, es posible que si esa diferencia resulta ser igual o mejor que a la que estamos acostumbrad@s, tengamos que reevaluar nuestras suposiciones sobre nosotr@s mism@s. En fin, estos discursos (todos los que tienen como objetivo coartar los derechos de otros seres humanos) realmente demuestran nuestras propias inseguridades y la fragilidad de nuestra auto-concepción. 

Afortunadamente, en este caso la justicia prevaleció y Blade Runner corrió. Corrió sin hacerle daño a nadie. Corrió y el hollywoodense futuro distópico de atletas biónicos no se materializó.

Lista de referencias no enlazables:

Clark, A. (2003). Natural Born Cyborgs: Minds, Technologies, and the Future of Human Intelligence. New York: Oxford University Press.

Corrigan, T., Paton, J., Holt, E., & Hardin, M. (2010). Discourses of the “Too Abled”: Contested Body Hierarchies and the Oscar Pistorius Case. International Journal of Sport Communication, 3, 288-307.