Arte en el medio: ¿35 años de fotografía en Puerto Rico?

El pasado 15 de septiembre inauguró en las salas del Antiguo Arsenal de la Puntilla la muestra nacional de arte 2011 del Instituto de Cultura Puertorriqueña. Por primera vez, esta importante muestra de arte se dedica al medio de la fotografía y su quehacer. Arte en el medio: 35 años de fotografía en Puerto Rico, además de reunir unas 130 obras de 70 artistas, representa una exposición clave que revela la imperiosa y trasnochada necesidad de que más investigadores se unan al esfuerzo de estudiar y publicar en torno al quehacer fotográfico en el país.

Desde el ensayo curatorial hasta la selección de las piezas, Arte en el medio arroja a la luz algunas de las discusiones y polémicas que han girado en torno a la fotografía, demuestra la diversidad en sus prácticas, sus temáticas y su valorización en Puerto Rico. Mucho más, la muestra deja en evidencia lo mucho que queda por hacer, no sólo para insertar a la fotografía dentro de la historia del arte nacional sino también para construir una historia inclusiva que responda a su propia diversidad y particularidad como arte plástico independiente.

Tres salas fueron destinadas a la exhibición de la muestra cuya curaduría se realizó desde una perspectiva histórica, lineal y progresiva. Tras pasar por las salas con la dificultad que la ley 7 legó en la cuestión pública[1] aquellos que visitan la exhibición reciben un choque tangible que plantea enormes vacíos en lugar de transiciones.

Esta muestra, que a la vez propone, sugiere y hasta evidencia la existencia de varias generaciones de artistas alrededor del quehacer fotográfico en Puerto Rico, presenta entre ellas profundas desconexiones y rupturas históricas, temáticas y hasta metodológicas. Posiblemente este vacío de transiciones tiene su origen en la falta de múltiples investigaciones, publicaciones, análisis y discusiones previas en torno a la historia de la fotografía en el país que nutrieran la investigación de la curadora. Posiblemente también, esta debilidad tiene su origen en el enfoque curatorial.

A nuestro entender, la organización lineal, cronológica y temática de la muestra, la intención de validar el medio dentro de la labor artística y el interés de insertar la muestra dentro de la historia del arte nacional, no permitió a la Dra. Mercedes Trelles establecer y plantear claramente y desde un principio su predilección por la fotografía como ejercicio dentro del arte conceptual sobre la práctica fotográfica que responde a otras escuelas. 

fotoKarlo Andrei Ibarra, Flesh Map, 2008

La muestra, que en la primera sala aparenta ser una dedicada a la “fotografía en Puerto Rico” se transforma, en las otras dos salas, en una muestra dedicada al quehacer artístico puertorriqueño contemporáneo mayoritariamente conceptual que bien ha optado por la fotografía como el medio para su ejercicio. Esta situación deja una sensación de enormes vacíos, desconexiones y una ausencia de diálogo entre las piezas, entre escuelas y prácticas que da la falsa sensación de representar rupturas abismales entre generaciones.

La presencia de fotógrafos como Héctor Méndez Caratini, Jorge Ramos Caro y Nitza Luna, entre otros, cuyas prácticas responden a las escuelas de la fotografía documental, artística o pictorialista, no cuentan dentro de la muestra con piezas de fotógrafos actuales cuyo trabajo responde a la particularidad práctica, temática y técnica de esas escuelas. Estos trabajos, de haber sido incluidos en la muestra hubieran hecho posible establecer un diálogo generacional que les diera relevancia histórica al quehacer de Méndez, Ramos y Luna. Dentro de este contexto, sus piezas aparentan haber nacido solas y dan la impresión de haberse quedado solas en su práctica.

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Hector Méndez Caratini, “Andrés Figueroa Coredero, los sueños del patriota” (1979)

Aunque entendemos como válida y necesaria la intención de presentar al país nuestra cultura fotográfica después de Jack Delano y brindarle un merecido protagonismo al trabajo que los fundadores de Casa Aboy y su generación desarrollaron de manera exitosa dentro del campo de la experimentación, obviar por completo lo que estuvo antes rompe de manera ficticia con su influencia, la que inevitablemente está insertada dentro del referente iconográfico nacional. Esta decisión deja sin soportes, sin andamiaje y sin pilares referenciales una muestra que, por opción de la propia curadora fue organizada desde una perspectiva histórica.[2]

Una muestra organizada desde el punto de vista histórico necesita demostrar no sólo los factores previos que culminaron en la creación de Casa Aboy, sino también demostrar que en efecto esta generación dejó un legado importante. A nuestro entender, una muestra dedicada a “la fotografía” necesita presentar y hablar de escuelas y necesita poner a dialogar a las generaciones que siguen esas escuelas, su evolución y práctica. Si esa no era la intención, la muestra debió dedicarse exclusivamente al ejercicio de la práctica conceptual dentro del medio y establecerlo claramente.

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Isabel Bernal, “Cartel Casa Aboy”, 1995

Comprender el uso de la fotografía dentro del arte conceptual como una disciplina independiente al quehacer tradicional, que reflexiona en torno a lo que vemos y cómo lo vemos, le podría permitir al público apreciar las piezas en su verdadero contexto. Sobre todo, validarlas como expresiones que giran en torno a las ideas, a los significados y al cuestionamiento mismo de qué es arte. Saber comprender e identificar las diferencias entre el arte conceptual y la práctica de la fotografía artística, pictorialista o documental le permite al espectador educarse y apreciar todas y cada una de las piezas desde un criterio amplio sin menospreciar unas u otras al utilizar el gusto como criterio principal.

Importantes y trascendentales piezas como las de Félix González-Torres requerían que se incluyera dentro de la exposición aquellas discusiones que giraron en torno al arte conceptual y su ejercicio y que impulsaron fuertemente la propuesta de González-Torres y su exploración. Abundar sobre las mismas se hacía meritorio, no sólo para contextualizar la pieza, sino para identificar las prácticas tempranas ligadas al medio fotográfico dentro del arte conceptual.

Félix González-Torres,? “La imagen como producto/poder” impresa en la Revista Domingo, El Nuevo Día, Julio 26, 1981

A su vez, extrañamos dentro de la muestra a artistas como Frieda Medín, cuyo trabajo radical abrió caminos para la exploración y el uso mismo de la imagen fotográfica, cuestionó el discurso del medio en torno a las mujeres y promovió ciertas direcciones temáticas y experimentales para la fotografía dentro de la práctica de la instalación. Al no incluir trabajos como el de Medín u otros, la práctica misma de la instalación y su relación con la fotografía aparece como un ejercicio aislado que surge ocasionalmente y desde la espontaneidad, lo que incide y agudiza las mencionadas rupturas.

Marta Mabel Pérez, “Enfrascados”, 2001

Estas particularidades de la exhibición perpetúan la duda en la mirada de quienes se exponen a la muestra lo que, a su vez, da paso a la aparentemente “eterna discusión” en torno a la valorización de la fotografía “como arte” en el país. Esta impresión, que se agudiza por la falta de recorridos guiados que eduquen al espectador y le permitan preguntar, interactuar y educarse, provocan una lamentable descontextualización de la muestra lo que resulta, a su vez, en que se pierda o cuestione tanto el impacto de las piezas como su valor. Lamentablemente la muestra perpetúa la duda que, aunque ha sido superada desde hace mucho a nivel internacional, aquí en Puerto Rico continúa como ejercicio inútil.[3] 

Le corresponde entonces, con urgencia, a los historiadores del Arte en Puerto Rico, a los artistas, a los teóricos, curadores y críticos comenzar a trabajar intensa e incansablemente no sólo con los vacíos que se desprenden de esta exhibición, sino con todas las preguntas, cuestionamientos e inquietudes que puedan surgir a partir de la misma. Resulta imperativo comenzar a investigar y discutir públicamente cuán profundas o reales son las mencionadas rupturas, cuan distanciadas están las generaciones, cuán desligadas están las escuelas, o si su origen se debe sólo a la necesidad de categorizar correctamente y de investigar a mayor profundidad.

AE.I.OU,”Saqueado”,2008

Sabemos que esta muestra representó una labor investigativa de proporciones gigantescas. Felicitamos a la Dra. Mercedes Trelles por su compromiso y dedicación para con el medio fotográfico y su contínuo desarrollo. Gracias a su esfuerzo, Arte en el medio reafirma la presencia de la fotografía en la mirada pública y promueve reflexiones, análisis y discusiones. Esperamos entonces que la misma sirva de impulso para un mayor estudio y valorización de la fotografía en el país. Qué bueno que cada día se abre más el espacio para hablar, hacer preguntas, discutir y argumentar sobre la fotografía en Puerto Rico. 

Notas:

[1] Sólo un guardia de seguridad privado es quien provee el acceso a las tres salas, una a la vez, y es quien representa el único contacto entre la exposición y el espectador. 

[2] El choque o ruptura entre la generación de Casa Aboy y lo que se hizo antes, se agrava mucho más cuando se toma en cuenta la critica que hiciera el Dr. Nelson Rivera a la obra de Délano al expresar en su libro “Con Urgencia”, publicado en el 2009, que: “Podemos cuestionar y criticar, tanto positive como negativamente, las posiciones políticas, sociales, estéticas, de la obra de Délano, como podemos hacer lo mismo con cualquier otro artista. Pero negarle la puertorriqueñidad a esa obra es negar la obra misma”.

[3] Esta situación quedó evidenciada en el enfoque de la pasada exposición “Fotos de celular” celebrada en Casa Aboy en el verano del 2011. La reseña del periódico “El Nuevo Dia” gira en torno a la pregunta si es o no arte el ejercicio, cuando la intención de la muestra es discutir en torno  a la evolución de ciertas prácticas ligadas a escuelas fotográficas particulares.

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