La subversión de la semiótica

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Hablar de semiótica es hablar de filosofía pero es, además, hablar de un desplazamiento epistemológico en el mismo corazón de la ciencia Occidental. Si la semiótica es parte esencial de este proceso es porque su surgimiento cuestiona los preceptos básicos que, por un lado, han hecho posible la ciencia y por otro, la filosofía. En la medida en que ha detrascendentalizado las categorías del sujeto y el objeto de conocimiento, la semiótica resulta en una crisis que, a la misma vez, repiensa los límites de la ciencia y la filosofía. Es precisamente en este punto, el punto en que el pensamiento desplaza el lugar de los fundamentos de la ciencia y la filosofía, que se inserta y es desde allí que se puede entender la subversión de la semiótica. Es desde allí, de igual forma, que se puede entender su importe como método y como ciencia.

La filosofía ha sido una forma de proveer justificaciones para la ciencia y la verdad porque articula un lenguaje primario (la filosofía) que puede dar fe de uno secundario (la ciencia). Es la condición actual de ese lenguaje - el que puede dar razón objetiva de otro lenguaje - que hace a la ciencia occidental estar contemporáneamente en crisis. 

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Si la filosofía hasta ahora había sido una demostración de los fundamentos en los que se puede producir conocimiento, la semiótica toma esos fundamentos como el principio de su análisis. De esta manera, es posible decir que filosofía, con la irrupción de la semiótica, es el análisis de los mecanismos que hacen posible la representación entendido como el significado. 

La ciencia o por así decir, la investigación semiológica, no es distinta a una intervención formal en el estudio del significado que se produce como parte de la incepción de esos fundamentos. La semiótica no estudia la verdad de un objeto sino su formación, su motivación como parte de la matriz que produce el significado y la verdad. De esta manera, el interés de la semiótica esta en los mecanismos que hacen posible la verdad y la representación en vez de la inauguración de una nueva verdad. 

Si la filosofía Occidental ha sido una manera, en la forma de un sujeto transcendental, de proveer una base para la verdad, en la semiótica lo que tenemos es una detrascendentalización del sujeto de conocimiento y un cambio en el objeto que se conoce. Detrascendentalizar es sinónimo de darle cabida en el lenguaje en vez de concebirlo como un elemento fuera de éste. Por eso es que la semiótica se nutre de un contexto interdisciplinario en los que se teoriza el sujeto y el objeto de conocimiento como parte del lenguaje. ¿Pero qué implicaciones pueden ser sustraídas de esta condición del conocimiento occidental? 

Inicialmente, lo que ocurre, como he dicho, es que el surgimiento de la semiótica compromete ambas, la ciencia y la filosofía, porque comienza con los límites que se imponían como finalidades entre las dos. Por eso es que he dicho que hablar de semiótica es hablar de filosofía y de un desplazamiento epistemológico en el corazón de la ciencia Occidental. La semiótica hace parte de su análisis los límites que antes eran transcendentales y extralingüísticos. En otras palabras, el objeto de la semiótica habita el lenguaje y es parte del funcionamiento de éste, incluso son parte de éste los fundamentos de la lingüística.  

El sujeto de la semiótica, surge al unísono que su objeto y es de la misma naturaleza. Es en ese espacio, el que se adentra en un lenguaje sin garantías que no sean las del lenguaje mismo, que se encuentra lo propiamente semiótico. Así, la subversión de la semiótica radica entonces en el desplazamiento de los fundamentos de la ciencia y la filosofía, fundamentos que presuponían garantías exteriores al lenguaje. Específicamente, la ciencia y la filosofía pierden con la semiótica la garantía extralingüística y la obtienen dentro del lenguaje. Si se habla de un desplazamiento epistemológico es porque la naturaleza de la justificación de lo que podemos considerar conocimiento es ahora un lugar en el lenguaje y nada más. 

Puesto de otra manera, la semiótica agranda y expande los parámetros de la autorreflexión a la que estaba sujeta la ciencia y la filosofía moderna. Su autorreflexión incluye el propio surgimiento de su objeto en vez de ser su nombramiento. En cuanto al sujeto de la ciencia, plantea que surge al unísono de sus prácticas por lo que se dice que las intervenciones semióticas son intervenciones conscientes en la producción del significado. Es necesario aclarar, que el modelo que surge como el modelo propiamente semiótico es parte de este proceso de autorreflexión. Por eso es que la semiótica, en cierto sentido, como sostiene Julia Kristeva en Semiotics: A Critical Science and/or a Critique of Science es un círculo pero un círculo que permanece abierto a su final. Su cuerpo, es decir, está disponible como una teoría sujeta a la crítica y a la producción semiológica en vez de a garantías fuera del lenguaje como lo fue la filosofía moderna.    

Roland Barthes en Elements of Semiology propone que la semiótica es el estudio de los mecanismos que hacen posible al significado, es decir, entre otros, el significante. Estos dos términos - significante/significado - no pueden tomarse de manera dicotómica como lo ha propuesto el estructuralismo de Saussure. El análisis semiótico vira la proposición estructuralista (la dicotomía del significado y el significante) y demuestra cada término inclusivamente necesario en el acto de significar.  

Como apunta Mowitt en TEXT: the emergence of an antidisiplinary object, el desarrollo del journal francés Tel Quely la lingüística de Saussure comprenden los orígenes modernos de la semiótica. En Tel Quel, sugiere Mowitt, se trató de hacer un análisis científico de la categoría literaria mediante el análisis de la ideología. Es decir, se analizó la literatura identificando su procedencia ideológica, a la vez que se pensaba que la práctica analítica que así la estudiaba estaba fuera de las operaciones de la ideología. 

¿Qué es la ciencia sino un análisis que propende a la exclusión de toda ideología, e incluso, de toda determinación social al momento de postular su propia identidad y sujeto? En la lingüística tenemos el mismo tipo de esfuerzo y de problema. Por ello es que la semiótica puede decirse ciencia aunque no de la misma manera en que nos hemos acostumbrado a hacerlo con la ciencia moderna. Su demostración formal está sujeta a la verificación de sus planteamientos teóricos (en vez de a la demostración extra-lingüística de la filosofía). Por ello es que la semiótica es el estudio de cuatro ámbitos del lenguaje que la sitúan dentro de los procesos de significación.  

Lo propiamente semiótico es el estudio del significado que yacía como una proposición metafísica en la ciencia occidental. Si la lingüística, a quien tanto la semiótica le debe, es el estudio de las reglas que hacen funcionar al lenguaje, la semiótica comienza con esas reglas como el ámbito de su descubrimiento y proposición analítica. Y lo hace de manera tal que las categorías que eran fundacionales a la ciencia y la filosofía existen como efectos del lenguaje. Es en proponer ese desplazamiento, el que va de lo extralingüístico al lenguaje, que la semiótica altera la producción epistemológica de Occidente. 

Una de las principales, sino la principal contribución de Roland Barthes en Elements of Semiology, es el especificar estos cuatro ámbitos de un sistema de significación. Son estos: lenguaje-habla, significante-significado, sintagma-sistema y denotación-connotación. Estos cuatro ámbitos que propone Barthes como los que comienzan el estudio semiológico son una manera de crear un orden formal desde adentro de los procesos de significación que estudia. Aunque existe una relación entre la semiótica y la lingüística no podemos hacer una distinción dicotómica entre éstos, puesto que el objeto que la semiótica constituye contiene elementos de la lingüística, del lenguaje analítico que llamamos semiótica y de un sistema de significación.  

El primer polo, el del habla y el lenguaje está llamado a demostrar la operación de un cierto tipo de uso que se hace de los sistemas de significación. Por su parte, la distinción que existe entre el significante y el significado es la distinción que, de manera abstracta, ilustra la existencia del signo en sí. El significado es una representación mental de una cosa, mientras que el significante es un mediador material de la representación mental que de la cosa se hace. El sintagma y el sistema son maneras distintas de clasificación que existen en el lenguaje. La denotación y la connotación son el último mecanismo de formalización al haber del análisis semiótico.  

La denotación es un primer sistema que es una mera extensión de un segundo sistema (la connotación) que es más extensivo que el primero.  El sistema connotativo está constituido por un sistema significante que comprende significantes y significados. La ideología es la forma de los significados mientras que la retórica es la forma de los significantes. En ese sentido, el sistema de denotación es el plano de contenido (el significado) del segundo (de la connotación). 

La formalización que mediante estos cuatro ámbitos propone la semiótica, se hace desde adentro de los sistemas que estudia de manera tal, como he dicho, que su objeto es análogo a su funcionamiento como ciencia. Sujeto y objeto nacen al unísono de la intervención analítica que es la semiótica en vez de ser parte de un ámbito fuera del lenguaje. Como he planteado, las objeciones a esta proposición no cuentan con las garantías del ámbito extralingüístico de la ciencia y la filosofía tradicional sino de la producción teórica que produce a la semiótica. 

Si fuese a especificar un nivel semiótico tendría que decir que está constituido por los mecanismos, en gran medida metafísicos, que hacen posible la representación y la verdad. Mecanismos que si comienzan con la especificación metafísica de la lingüística, la semiótica los reconoce pero dentro del lenguaje como tal. Se procede semióticamente, mediante la erosión de la distancia que la modernidad postuló como necesaria para la práctica de la ciencia. Así la semiótica observa y es testigo del surgimiento del analista como productor en el seno de la ciencia Occidental.  

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Si la ciencia Occidental procedía de manera objetiva y la separación de su sujeto y objeto de conocimiento, la semiótica presenta la posibilidad de intervenciones conscientes en el funcionamiento de un sistema de significación. Si la semiótica presenta esta alternativa es porque su propio cuerpo es evidencia de la producción semiológica, una actividad que vira, además, la propia función de la filosofía. Ésta ha dejado de ser la identificación de límites para ser parte de una demostración formal de esos límites que antes únicamente establecía la filosofía. 

Por eso, la semiótica es todavía ciencia y filosofía, aunque no bajo los términos tradicionales. Es ciencia en la medida en que analiza un sistema de significación a través de su verificabilidad como teoría. Es filosofía, en la medida en que cuestiona los límites que se establecían tradicionalmente para la ciencia.  

El surgimiento de la semiótica contempla un desplazamiento espistemológico de los límites de la ciencia occidental en la medida en que  éstos son invadidos por garantías únicamente lingüísticas. Esto quiere decir que la semiótica subvierte la ciencia mediante una detracendentalización del objeto y el sujeto y una demostración formal que, a su vez, se ofrece como una teoría que la propia investigación semiológica debe discutir como lenguaje. 

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La semiótica, entonces, es parte de la crisis de la metanarrativas del conocimiento occidental en la medida en que participa de una crítica a los metalenguajes de la ciencia y la filosofía. Es así un desplazamiento epistemológico desde dentro de la ciencia y la filosofía porque toma el descubrimiento de la ciencia como el punto de partida de un objeto que no es el de la ciencia ni está justificado por la filosofía. Es un objeto que se puede especificar dentro del lenguaje como parte de una teoría que la razón crítica puede verificar teóricamente en vez de fundamentarse fuera del lenguaje como tradicionalmente ha sido en la ciencia occidental.

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