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Hay, al sur de La Habana,
entre el verdor y el oro,
un lugar destinado a los juegos.
Es un sitio tranquilo, dicen,
muy bueno para las mutaciones.
Yo, nunca he ido a ese lugar,
sólo por temor a no volver.
Tú, nunca has ido a ese lugar,
sólo por temor a no volver.
Él, nunca ha ido a ese lugar,
sólo por temor a no volver.
Hay, al sur de La Habana,
entre el verdor y el oro,
un lugar destinado a los juegos.
Es un sitio tranquilo, dicen,
muy bueno para las mutaciones[1].
Notas:
[1] Poema de Juan Carlos Flores.
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