Cuando el escritor paraguayo Nelson Aguilera escribía su libro “Karumbita la patriota”, pensando en alegrar la vida de un niño, ni remotamente se imaginaba que el título de su obra iba quedar para siempre en la historia de la literatura paraguaya, no por ser ampliamente leída justamente, ni por obtener el Premio Cervantes por ella, sino porque a causa de esta obra fue sentenciado a dos años y seis meses de prisión el 4 de noviembre de 2013 por el Tribunal de Primera Instancia de Paraguay.
La noticia causó indignación en todos los círculos de escritores que conocían el caso. Todo empezó con una causa que abrió Maria Eugenia Garay, con un libro por entonces casi desconocido, llamado “El Túnel del tiempo”. Garay acusaba a Aguilera de plagio. Críticos literarios de varios países leyeron las obras y concluyeron que no existía plagio, es más, ni siquiera se repite una misma línea de párrafo en los dos libros.
Así lo aseguran, entre otros, los doctores en Literatura José Vicente Peiró (España) y Teresa Méndez Faith (EE.UU) luego de estudiar las obras: “En virtud de todo lo expuesto en esta evaluación técnica literaria, no hemos hallado ningún fragmento copiado ni levemente alterado de la obra de María Eugenia Garay, en la posterior de Nelson Aguilera. No puede existir plagio al no haber ninguna similitud estilística, estructural y argumental entre ambas obras”, aseguran.
Sin embargo, debido a todo este revuelo, José Vicente Peiró se rectificó días atrás, “durante estos días, he vuelto a leer ambas obras, a pesar de que una de ellas me resulta insufrible. Me ratifico en todo lo que dije hace tres años. Es verdad: hay una frase igual, “¡Qué frío!”. Y el argumento, ni se parece. Ni los personajes. Ni los motivos secundarios”.
También el máximo exponente en Literatura en Paraguay, Rubén Bareiro Saguier, dice expresamente: “¡No hay plagio!”. Tampoco su declaración fue tomada en cuenta por la Corte.
A todo esto la fiscal de Garay acunó una nueva figura penal bastante preocupante: el plagio inteligente. En el plagio inteligente, explica Garay a una radio paraguaya, se le copia a un autor la creatividad. Por ejemplo, dice la escritora, un personaje tiene un abuelo, y el otro una abuela (plagio de parentezco?) un personaje tiene un amigo que tiene anteojos y el otro personaje también (plagio focal?) ambos personajes, en un momento del cuento, tiritan de frío (plagio de sensaciones?) los personajes en uno de los cuentos, viajan a través del tiempo, en el otro cuento también (plagio Back to future?), unos viajan hasta la Independencia de Paraguay, y Karumbita, también, cómo no, viaja a la Independencia de Paraguay (plagio de momento histórico?).
Y esto último es lo imperdonable, teniendo tantos momentos históricos más importantes de la historia de Paraguay donde ir, a Karumbita la tortuga se le ocurre ir justo al Día de la Independencia, como si tuviera alguna importancia para los niños que estudian la historia de su país. Y en este día de la Independencia es donde surgen similitudes que podríamos llamar plagio mayor, porque resulta que en ambos libros se citan los ventiún cañonazos, ocurrido históricamente ese día, en ambos textos doña Juana María de Lara prepara el ramo de flores con los tres colores de la bandera patria: rojo, blanco y azul (justo con esos colores, plagio de la enseña patria sería esto). Ahora, si Karumbita la tortuga viajó hasta el día de la Independencia de Paraguay, ¿de qué iba a hablar Aguilera, del árbol donde descansó Belgrano, de la batalla de Waterloo, de las balas que impactaron a Kennedy?
Lo que sí debe reconocer Aguilera, antes de ingresar a la celda obscura, es que en los dos libros, hay una frase que se repite: “¡Qué frío!”
Aclaremos que Nelson Aguilera no es cualquier escritor, ya lleva publicado 43 libros (42 sin problemas de ningún tipo), entonces ¿por qué necesitaría copiar a otro escritor para ensuciar toda su trayectoria? El argumento querellante no cierra por ningún lado.
Lo cierto es que en la Suprema Corte de Justicia de Paraguay suena fuerte el apellido Garay. César Garay es ministro de la Corte y hermano de María Eugenia.
Y entonces, lo que podría ser un buen chiste de un café literario se está convirtiendo en una pesadilla para Aguilera: después de tener un lamentable resultado con el juicio penal -30 meses de prisión- la fiscal amenaza ahora con comenzar un juicio civil. Aduce que por culpa del juicio la escritora demandante está sufriendo calumnias e injurias de parte de mucha gente. Así que, si esta gente sigue ensañada con Aguilera, podría seguir pagando cauciones y sumando penas y condenas por un delito que jamás cometió.
Ahora, qué es lo que tiene el libro de Garay que se podría copiar. Bueno, desde el principio Garay nos sorprende con un libro totalmente original, desde el título: “Viaje en el tiempo”, a quién se le podría haber ocurrido semejante idea, la de hacer viajes en el tiempo, ¡Ray Bradbury tiembla en su tumba!. Sólo a ella, obviamente. Además, el personaje tiene un abuelo, a quién más que a ella se le podría ocurrir, en un cuento para niños, la figura del abuelo, es algo sumamente único, eso es indiscutible.
Pero todavía hay más, la escritora puso un amigo que tiene unos anteojos, algo que solamente podría haber salido de la mente iluminada de Garay. Pero la escritora va más allá aún, cuando establece que en pleno mayo paraguayo los personajes sienten frío. Y es allí cuando uno de los niños dice “¡Qué frío!”, única línea que se repite en los dos libros. Impresionante, se me pone la piel de gallina semejante originalidad. Sobre todo porque en mayo en Paraguay hace frío, ¿qué otras cosas iban a sentir la tortuguita y sus amigos sino frío?
Ahora, viene la pregunta del millón, ¿qué pasaría si a María Eugenia Garay se le mide con la misma moneda? ¿Si todos los escritores de libros que alguna vez escribieron a alguien haciendo viajes en el tiempo hacia un pasado histórico de su propio país deciden hacerle un juicio a la archioriginal escritora? Si los cuentistas que han usado a abuelos y a abuelas en sus cuentos dijeran, “esta es mi idea y que nadie más me copie”. Y si todos estos autores se lanzaran a hacerle un juicio a Garay por plagio. Y, de seguro María Eugenia Garay tendría que cumplir cadena perpetua.
A pesar de lo irónico que resulta todo, lo cierto es que estoy escribiendo este artículo con mucha tristeza, y pienso, ¿es así es como Paraguay premia a sus escritores? Ya que son pocos, muy pocos los que se deciden a publicar libros y recorrer escuelas, es este el galardón que obtienen?
De ahora en más, las editoriales de Paraguay pensarán dos veces antes de publicar un libro de un escritor paraguayo, preferirán comprar libros extranjeros y revender, y evitar todo esta absurda tragicomedia de juicios que dejan un gusto amargo en la boca.
Y es que el caso sienta un triste precedente en el Paraguay, donde ya por sí es alto el nivel da analfabetismo, ahora resulta que los pocos que cultivan el amor a la literatura, pueden terminar en prisión.
La fiscal del caso, dijo que la gente que estaba a favor de Aguilera es porque no había leído los libros. En primer lugar, es difícil leerlos ya que fueron incautados por la Justicia. En segundo lugar, ya han dado su opinión personalidades como Rubén Bareiro Saguier y Vicente Peiró, la Sociedad de Escritores de Paraguay, el PEN, que es la sociedad de escritores mundial, y cientos de escritores que aseguran enfáticamente que no hay plagio. Y en tercer lugar, y lo más importante, no hace falta leer las obras para saber quién tiene razón y quién no. Basta escuchar los puntos demandantes, que son los expuestos más arriba.
En el momento en que escribo este artículo, el abogado de Nelson Aguilera está a punto de presentar la apelación del caso. Esperemos que tomen en cuenta esta apelación, ya que no tomaron los 40 testigos ni la opinión de doctores en literatura, esperemos que lo hagan por el bien de la literatura paraguaya toda. Ya fue demasiado lejos este tema, y ya se han pronunciado distintos escritores con diferentes frases como “oscurantismo literario, barbarie, ridiculez, lógica del absurdo”.
A mí sólo me nace una expresión: “¡Qué frío!”
Lista de imágenes:
1. Portadas de ambos libros.
2. Recuadro del libro "Kurumbita la patriota".
3. La escritora María Eugenia Garay.
4. El escritor Nelson Aguilera junto a sus simpatizantes.
5. Nelson Aguilera con otra de sus obras.