Reflexión(nando) el Juris-Doctor

Han sido cuatro largos años de sacrificios, noches en vela, crisis, angustias, huelgas, risas y conspiraciones. Pero ahora que estoy por terminar, me veo en la obligación de perfeccionar mi respuesta cada vez que alguien me pregunta cuándo me gradúo y acto seguido declara: "me imagino que de aquí vas y montas una oficina". ¿Es así como la población ve al abogado? ¿Es así como la población me verá de ahora en adelante? ¿Cómo se ve el abogado? ¡Abogado = Blood Sucker!

Cuando terminé mi grado de maestría, nadie declaró: "me imagino que ahora te vas a trabajar en el gobierno en algún puesto administrativo", usted sabe, por aquello de que estudié Administración Pública. Inclusive, ya sea por mi aversión a ser partícipe de los proselitismos políticos partidistas o porque  me gradué de la mano de la crisis gubernamental, nunca he trabajado en el gobierno. Entonces, ¿por qué irme corriendo a “montar una oficina”?

El Derecho permea todos los sectores de la sociedad, la que sea. Esto me lo enseñó el supervisor de la torre de control de (l) nuestro privatizado aeropuerto, cuando en una visita del curso de Derecho Aéreo, pasamos largo rato con los controladores viendo cómo se aterriza y se despega un avión. Él también estudió derecho, también fue estudiante nocturno y aún no tiene previsto “pisar una corte”, mucho menos “montar su oficina”. Pero aplica lo aprendido en lo que más le apasiona, controlar el tráfico aéreo.

Menos personas quieren estudiar Derecho. Eso no lo dije yo, lo viene diciendo la ABA (American Bar Association) desde el 2009. Ya no es costo efectivo. Es demasiado caro y contrario a otros tiempos, cada vez es más difícil conseguir trabajo. Yo entré a estudiar Derecho en la Universidad de Puerto Rico, como parte de la clase graduanda del Centenario de la Escuela,  en el año 2009. Entonces, ¿para qué fue que estudié derecho y adquirí una segunda hipoteca en préstamos? ¡Ah, sí! Quería salvar el mundo. Corrección, aun quiero salvar el mundo. Salvarme.

Nos guste o no aun en el caos existen leyes, y estas van desde la Física con todo y sus teoremas hasta las del Estado con todo y sus Códigos. Yo quiero cambiar el Mundo utilizando el Derecho. ¡Que ambición! Ciertamente quiero, como mínimo, ayudar a cambiar la percepción que se tiene del Derecho como herramienta de lucha. Hoy por hoy, todos los días un grupo de ciudadanos marcha exigiéndole al Estado que le reconozca: desde el Derecho al Matrimonio entre personas del mismo sexo, la equidad de género, la libertad de expresión, vamos, hasta que se reconozca que, ¿cómo es que dice la constitución? “La dignidad del ser humano es inviolable…”.

Hice mi clínica de asistencia legal en Desarrollo Organizacional Comunitario. He sido testigo como esa oración, así con todo lo enaltecedora que suena, está como la relación del gobierno con los bonistas de Wallstreet. La Dignidad del ser humano es inviolable. ¿Qué es la dignidad? ¿Qué constituye ser un ser humano digno? Caminar entre pedazos de cartón que intentan, infructuosamente, tapar los charcos de aguas sucias que cruzan el único camino desde tu casa hasta la carretera asfaltada, ¿constituye algo digno?

Vivir en una estructura de madera de dos cuartos y hoyos en el piso con siete personas más y tu bebé de 2 años, ¿constituye dignidad? Ser desplazado de lo único que tiene para ti sentido de pertenencia, tu comunidad, para abrir paso al progreso, ese mismo que va etiquetado para unos pocos que no somos ni tú ni yo, ¿es un acto digno?

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Dignidad es la cualidad de lo digno. Lo digno es ser merecedor de algo. ¿Es la gente de Loíza, de las comunidades del G-8, del Gandul, los rescatadores de terrenos; digna? ¿Es la comunidad LGBTQ lo suficientemente digna como para casarse y adoptar? Estudié derecho para ayudar a que así sea. El derecho para mí es una herramienta de lucha social.

Claro está, no es la única, pero es la que yo escogí o ¿me escogió ella a mí? Ya da igual, el derecho y yo tenemos una relación de amor y de odio, hay días donde es más el odio. Eso me da fuerzas. Hace décadas atrás una persona de raza negra no podía casarse con una de la raza blanca. Hace años atrás las mujeres no podíamos ejercer nuestro derecho al voto. Hace algunos días atrás una persona “gay” no podía contraer matrimonio en Nueva Zelanda.

Lo fascinante del derecho no está en aplicar lo que está escrito y ya, reside en cuestionar lo escrito, retar lo establecido, temporal la norma. Estudié derecho porque no me gusta mucho de lo que está escrito y decidido. Porque necesito que cambie para poder cumplir mi meta mayor que es salvar el mundo, para que realmente todo Ser Humano tenga una dignidad inviolable.  Supongo que bien podría “montar una oficina” para estos fines, de seguro más de un colega sería mi socio; pero dentro de nuestra realidad profesional es más costo eficiente vernos en la calle