1.
“¡No me recuerdes! ¡Siénteme! Mientras menos me pienses, más me amas”. Estos son los primeros versos de Julia de Burgos que recuerdo haber leído cuando apenas tenía diez u once años. Estaban impresos, en una tarjeta artesanal, sobre un sol inmenso, anaranjado, que decoraba un gavetero de la casa. A esa edad, aun sin entender el desafío lanzado por la poeta, me atrajo muchísimo su firmeza, su atrevimiento.
Y cuando por fin leí The Song of the Simple Truth: Complete poems of Julia de Burgos, la antología bilingüe realizada por el poeta recién fenecido Jack Agüeros, quedé intoxicada para siempre. Me imagino que algo parecido habrán experimentado sus incontables lectores en el Caribe y el mundo entero.
2.
Escribir acerca de una figura mítica, y más durante su centenario, puede llegar a ser una experiencia intimidante. En el peor de los casos, nos repetimos. Desinformamos. Mientras más creemos acercamos a los hechos, mejor se manifiesta la ficción. No podemos con el peso del mito. En el mejor de los casos, los discursos liberadores nos ayudan a examinar el mensaje, las enseñazas. Y en el mejor de los mejores casos, las artes nos amparan. Las musas abogan por nuestra imaginación; la reinvención es lograda.
Para muestra, dos valiosos botones.
El primero, es un poema que Not4Prophet[1], incluye en su más reciente libro Last of the Po-Ricans y otros Afro-Artifacts.
For Julia (Jul 6, 1953)
“I found myself, upon finding my verse”
—Julia de Burgos
poetry sweet as sugar cane
sharp as the migrant’s machete
cutting away distances
between the statue’s sadness
and the master’s madness
mixing cold pale with pure coal black
ink and hair of kink beauty queen
with full lips and swaying hips
stolen by the white king’s cold grip
searing dark flesh sinking drinking
into clear caribbean water
turned to wine
to battle invincible currents
and escape the grasp
of their slave ships
rising once more from below
naked as nature
free as the sea and alive as art
with sacred bleeding heart still beating
to begin a new awakening
with your beloved body
un-broken and forever bronzed.
El segundo ejemplo es el busto hecho por el escultor René Guzmán, que fue recién develado en la Plaza Pellerano Castro, como parte de las actividades coordinadas por el Comité Dominicano del Centenario de Julia de Burgos, encabezado por la poeta e intelectual Chiqui Vicioso.
Julia quien no logró visitar la República Dominicana debido a su visión revolucionaria y su militancia anti-trujillista —junto al intelectual Juan Isidro Jiménes Grullón y el escritor Juan Bosch— ahora cuenta con una obra de arte público, un sello postal y nuevos lectores. ¡Tremenda celebración!
3.
Es lamentable que al profesor Federico Cintrón Fiallo, invitado al homenaje dedicado a la poeta, le hayan negado la entrada a la República Dominicana por sus recientes críticas a la sentencia 168/13 del Tribunal Constitucional que pretende desnacionalizar a miles de dominicanos de ascendencia haitiana.[2] Estoy segura que Julia se hubiera expresado en contra de esta ley atroz.
En honor a la justicia, incluyo un poema que Julia de Burgos le dedicara a su amiga Thelma Fiallo, poeta dominicana y madre de Federico Cintrón Fiallo.[3]
Saludo en ti a la nueva mujer americana
a que a golpe de estrella suena en el continente
la que crece en su sangre, y en su virtud, y en su
alma para alcanzar la mano que el futuro nos tiende
De norte a sur se alinean la dignidad y el abrazo
ante el grito del siglo de libertad o muerte.
Ya la noche se rompe, partida de silencio
y el tronco de la extirpe se renueva y florece
A su empuje soberbio se anularán las fronteras
y el ideal despierto cabalgará corceles
que asaltarán el suelo rescatando conciencias
y limpiando las calles de retazos infieles.
Tú y yo somos del siglo. Del dolor. Del instante
carne de corazón estrujado por sierpes.
Somos de la voz nueva, alargada, instintiva
que en idioma de avances habrá de estremecerse.
Somos clamor de ahora. Puntales del Caribe
sosteniendo el intacto pudor de nuestra gente
Saludo en ti mujer que en mí te reproduces—
Dominicana sangre que se suelta y se extiende.
4.
Para seguir imaginándome a Julia por otros lares, he decidido anotar las direcciones físicas que aparecen en la biografía Julia en blanco y negro, escrita por Juan A. Rodríguez Pagán. Puerto Rico, Nueva York, Cuba, Washington. Sería un viaje increíble.
Hasta el momento, he podido visitar la Iglesia San Anselmo, en el Sur del Bronx. Allí, algunos amigos le celebraron una misa de réquiem a la poeta. Después me gustaría visitar a Welfare Island, hoy llamada Roosevelt Island, y la escuela superior Wadleigh[4], donde la Asociación de Periodistas y Escritores le rindiera a un tributo a Julia de Burgos y al lareño Antonio Coll en el 1940.
5.
Cuando empecé a escribir esta serie de fragmentos, recordé las conversaciones con George Zavala,[5] artista visual que ha sabido reinterpretar los símbolos e íconos puertorriqueños de una manera provocadora. Y como él conoce a fondo la historia la comunidad puertorriqueña en East Harlem, Nueva York, quise aprender más acerca de su relación con la poesía de Julia.
Comparto un fragmento de nuestra conversación electrónica:
YC: Qué significa para ti, como artista, director de teatro y activista boricua, el legado poético de Julia de Burgos?
GV: Mi primer encuentro con Julia de Burgos fue en 1977 a través de su poema “Yo misma fui mi ruta”, cuando yo estaba despidiéndome de mi adolescencia y abrazando un nuevo futuro en la isla del encanto. En esos momentos comenzaba a luchar con mi propia verdad como hombre homosexual, y también “…quise ser como los hombres quisieron que yo fuese, un intento de vida, un juego al escondite con mi ser”. Vi mi realidad reflejada en su lucha contra el sexismo arraigado dentro de una cultura machista y me di cuenta que yo también “…estaba hecha(o) de presentes y mis pies planos sobre la tierra promisoria no resistían caminar hacia atrás”. Sus palabras me dieron el valor para vivir mi verdad abiertamente y con orgullo. Su vida fue la semblanza poética de un ser auténtico y libre que resistió a [la] realidad hostil y opresora. Ella fue mi libertadora.
¡Sí! Las conversaciones sobre la poesía de Julia también forman parte de su legado generoso.
6.
Regreso a la esquina donde cayó un 6 de julio de 1953, día de su muerte. Observo las calles y sus nombres: Julia de Burgos Boulevard/Calle 106 y Museum Mile/Quinta avenida. Varios obreros descansan bajo la sombra de los árboles del Parque Central. Recuerdo su poema “Desde el Caño Martín Peña”…“¡Obreros! Picad el miedo”. Más de siete ambulancias, seguidas por las guaguas de dos pisos repletas de turistas, acaban de pasar frente a mí. Recuerdo los primeros versos de “Farewell from Welfare Island”: It has to come from here,/right this instance,/my cry into the world.
7.
Julia de Burgos continuará socavando nuestro interior de formas insospechadas. Seguirá multiplicándose en la gente que busca la “verdad sencilla”. Se multiplicará también en los gestos solidarios, las rebeliones íntimas, las protestas contra los sistemas vestidos de cordero. Pero queda más. Queda amarla. Amarnos…Ya lo dijo ella:“hay todavía mucho por hacer, quizás lo más difícil y lo más auténtico.”[6]
8.
Cierro con este poema que tanto nos ha inspirado:
Yo misma fui mi ruta[7]
Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes,
y mis pies planos sobre la tierra promisoria
no resistían caminar hacia atrás,
y seguían adelante, adelante,
burlando las cenizas para alcanzar el beso
de los senderos nuevos.
A cada paso adelantado en mi ruta hacia el frente
rasgaba mis espaldas el aleteo desesperado
de los troncos viejos.
Pero la rama estaba desprendida para siempre,
y a cada nuevo azote la mirada mía
se separaba más y más y más de los lejanos
horizontes aprendidos:
y mi rostro iba tomando la expresión que le venía de adentro,
la expresión definida que asomaba un sentimiento
de liberación íntima;
un sentimiento que surgía
del equilibrio sostenido entre mi vida
y la verdad del beso de los senderos nuevos.
Ya definido mi rumbo en el presente,
me sentí brote de todos los suelos de la tierra,
de los suelos sin historia,
de los suelos sin porvenir,
del suelo siempre suelo sin orillas
de todos los hombres y de todas las épocas.
Y fui toda en mí como fue en mí la vida…
Yo quise ser como los hombres quisieron que yo fuese:
un intento de vida;
un juego al escondite con mi ser.
Pero yo estaba hecha de presentes;
cuando ya los heraldos me anunciaban
en el regio desfile de los troncos viejos,
se me torció el deseo de seguir a los hombres,
y el homenaje se quedó esperándome.
*Agradezco muchísimo las sugerencias y revisiones de Juan Carlos Fred-Alvira.
*La primera imagen es una pieza de la artista Melanie Cervantes y puede adquirirse en el siguiente enlace.
Notas:
[1] Not4Prophet es poeta, músico, grafitero y activista nacido en Ponce, y criado en East Harlem y en el Sur del Bronx, Nueva York. Su portal: www.agitrap.com.
[2] “Dominicana niega ingreso de puertorriqueño que defendió a los haitianos”, por Maritza Díaz Alcaide, 28 de enero de 2014.
[3] Song of the Simple Truth: the complete poems of Julia de Burgos, antología editada por Jack Agueros, Curbstone Press, 1997, p. 410.
[4] Esta es la primera escuela pública que le abre las puertas a las niñas y jóvenes de la ciudad de Nueva York.
[5] Zavala también me contó que el 1985 tuvo la oportunidad de co-crear una pieza teatral sobre Julia de Burgos.
[6] Rodríguez Pagán, Juan. Julia en blanco y negro, San Juan, P.R., Sociedad Histórica de Puerto Rico, 2000 P.R., p. 373
[7] Song of the Simple Truth: the complete poems of Julia de Burgos, antología editada por Jack Agueros, Curbstone Press, 1997, p. 56.