Los sonrientes látigos de la poesía puertorriqueña actual

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El libro que nos convoca es la antología Este juego de látigos sonrientes. Poesía puertorriqueña de fines de siglo XX y comienzos del XXI[1]. Trabajos recopilatorios como este son necesarios porque nos dan un panorama de una época en particular, más importante aún si es de la actual. Esto debido a que la distancia del tiempo hace más fácil la visión panorámica, el encuentro de características comunes y el escogido de lo que se ha destacado. Sin embargo, cuando se le echa una mirada al tiempo presente, esta tarea requiere un esfuerzo y unos riesgos mayores. Yo saludo ese esfuerzo y este resultado.

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La mayoría de las antologías de poesía puertorriqueña anteriores se habían concentrado en un grupo de escritores de más o menos la misma edad, por ejemplo, por mencionar solo algunas: El límite volcadoMal(h)ab(l)arLos rostros de la hidra o Los prosaicos dioses de hoy. En cambio, esta antología, editada por Edgardo Nieves Mieles, abarca poetas de distintas y dispares edades. Entre los libros de reciente publicación, el más parecido a este es Red de voces, editado por Aurea María Sotomayor, pero, para que se entienda la dificultad de la tarea de los antólogos, estos dos libros solo tienen tres poetas en común entre los veinte o más incluidos en cada uno. Toda antología es un escogido y todo escogido es subjetivo. Nieves Mieles dice que esta publicación “es una selección acomodada a mis gustos, prejuicios y querencias”. Este tipo de subjetividad, que todo editor tiene y que se puede aplicar a cualquier libro de este tipo, me parece excelente que se explicite sin miramientos, abrazando lo personal y sin escudarse en falsas objetividades. Se puede discutir alguna inclusión o alguna omisión (por ejemplo, Guillermo Rebollo-Gil, Amarilis Tavárez, Urayoán Noel, Xavier Valcárcel o Mayda Colón no están incluidos en la selección que hizo Nieves Mieles), pero esto se debe no solo al subjetivismo mencionado, sino a la gran cantidad de poetas que tenemos en la Isla. Al leer el libro, no hay dudas del trabajo realizado y de la calidad del producto final que se evidencia en esas páginas.

Puerto Rico es un país de poetas. Yo bromeo diciendo que aquí uno sacude cualquier arbusto y caen varios poetas de él. Lo que quiero decir es que se escribe mucha poesía y de calidad. Eso también es evidente en la antología, donde se incluyen veinte poetas nacidos desde la década del cincuenta hasta la del noventa, de los que comenzaron a publicar desde los años ochenta algunos y otros, a partir de la primera década del siglo XXI. Cada uno ha recorrido distintas rutas en cuanto a ver sus poemas en formato de libro. Por ejemplo, el mayor de ellos, Edgar Ramírez Mella, publicó su primer libro en el siglo XXI, igual que la más joven de los poetas antologados, Karen Sevilla. Además, tenemos autores que apenas tienen un libro publicado, como Claudio Raúl Cruz Núñez y Andrés González, y otros que tienen siete o más, como Edgardo Nieves Mieles, Rafael Acevedo, Carlos Roberto Gómez Beras y Nicole Cecilia Delgado. El pueblo más representado es San Juan, con siete escritores, pero hay poetas de alrededor de la Isla e, incluso, uno adoptado de la República Dominicana. En cuanto al espacio dedicado a los autores, cada escritor tiene igual número de páginas en la antología, ocho hojas de poemas, lo que me parece un acierto, ya que no inclina la balanza hacia los poetas consagrados o más conocidos, ni hacia los preferidos por el seleccionador, como suele suceder en otros libros de este tipo. 

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También contribuye al disfrute del texto su estructura. Comienza con varias dedicatorias —entre las que destaca la que hace a varios poetas puertorriqueños muertos— y con una lista de objetivos para el libro, que vale la pena citar por sus palabras ser directas y poéticas a la vez:

Para combatir la descategorización literaria de Puerto Rico. Para no seguir cargando con la lengua como un cadáver empanizado. Para revolcar el avispero. Para que los ociosos cardúmenes renuncien a su letargo indiferente y tomen partido. Para revitalizar los odres resecos. Para sabotearles los esquemas a los evangelistas del canon. Para desempantanarnos de sus consensos omnipotentes. Para que el caricioso animal del diálogo propague su gustosa incandescencia[2].

Me parece que varios de estos objetivos los ha logrado. Luego cita parte de una estrofa del poema “Pueblo”, de Pablo Neruda, y pasamos a las “Palabras preliminares” del antólogo Edgardo Nieves Mieles, tituladas “Se necesitan agallas para mirar de frente a la Medusa”. En ellas se opone Nieves Mieles a utilizar la clasificación generacional, por encontrarla limitante de la gran variedad de escritores, e, incluso, de la obra de un mismo autor. Asimismo y por razones afines, rechaza el adjetivo “contemporánea”. El antólogo relata el proceso del escogido y el deseo de que con este libro se conozca ahora la literatura presente, no después, y que se difunda, tanto aquí como en Hispanoamérica entera. Esto se va logrando, ya que este libro se ha estado presentando en varios pueblos del país; además, en cuanto a difusión en el exterior, se estará presentando, por ejemplo, en la Feria del Libro de Santo Domingo.

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Después, podemos leer el prólogo de Federico Irizarry Natal, titulado “En torno de una tensión rupturista: algunos apuntes sobre la poesía de las últimas décadas en Puerto Rico”, en el cual se analiza la obra poética de los escritores incluidos en la antología, utilizando la metáfora de “galaxia poética” del crítico chileno Mario Rodríguez, en la cual, el centro de la galaxia es el canon y el alejamiento del mismo puede llevar a desestabilizarlo, pero también al vértigo y la asfixia. En este panorama, Rodríguez destaca las propuestas intermedias, esas que oscilan entre nostalgia y rechazo hacia el canon, y entre atracción y resistencia hacia el alejamiento. En Puerto Rico, para Irizarry Natal, el centro sería lo nacional hasta los años setenta, cuando se amplían los horizontes y las posibilidades temáticas y formales. Solo diez años después comenzarán a publicar algunos de los escritores aquí incluidos. Irizarry ve en los poetas del libro características múltiples que van desde el canon hasta los bordes alejados del mismo.

En la última parte antes de los textos poéticos, titulada “La aguja para mareantes”, el antólogo explica las particularidades de la diagramación, letras y escritura de los poemas incluidos. Entonces, pasamos al grueso del libro: los poemas. En cuanto a temática, es variada: la existencia, el amor, la política, la religión, el recuerdo, la muerte, la raza, el género, la nostalgia, la ciudad, el sexo, la vida. Todos trabajados desde perspectivas también múltiples, desde lo tradicional hasta lo contemporáneo, desde lo solemne y reflexivo hasta lo humorístico y crítico. En cuanto a la forma, todos los poetas utilizan el verso libre, como ha sido casi la norma desde el siglo XX y más aún en estas últimas décadas. Hay una tendencia a la narración versificada, aunque sin rima. A esta “narración” la salvan los recursos poéticos de cada autor.

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Destacaré algunos de los que, a mi juicio, sobresalen entre los escritores seleccionados y citaré varios versos suyos, para que se tenga una idea de su poesía. Puedo referir el redescubrimiento de la poesía reflexiva y meditativa de Carlos Roberto Gómez Beras, llena de tonalidades y nuevas rutas (“pero a su pedido de clemencia / contestaremos con esa muerte / generosa e intransferible / que es el olvido”); el humor mordaz y serio de lo directo e indirecto de Edgardo Nieves Mieles (“En realidad, lo hago solo para respirar / el rojo perfume de tu hermosa sangre”); la sutileza y la sátira de Alberto Martínez-Márquez (“donde las flores del cosmos naufragan / en la ceniza de los besos que marcan el principio de todo”); o los versos que acribillan tanto como la violencia que a veces traspasa los textos citadinos de José Raúl González (“Cuenta un poema / que el olvido es esa nave fría, calculadora, / a quien esa mujer le sigue diciendo adiós / desde su recuerdo”).

Pero antes que destacar los autores conocidos entre los incluidos, mi deseo es enfatizar en las revelaciones. Otra maravilla de las antologías es poder descubrir escritores que no conocíamos. Aunque seamos estudiosos de la literatura puertorriqueña, siempre hay autores, y más en un país prolífico como el nuestro, que se nos escapan. Gilberto Hernández Matos es, para mí, el principal, con sus reflexiones desde cualquier motivo cotidiano, pero, sobre todo, sobre la ciudad y sus espacios, en que las metáforas provocan tanto como su temática (“Pero las ciudades son orgullosas, / intestinos de caminos, / construyen su propio alimento / y no se dan por aludidas cuando las asalta el miedo”). Otro que resalta es Rubén Alejandro Moreira con sus poemas de intrincadas metáforas, una tras la otra, cual listas sugerentes (“El mundo es el aire que queda entre nosotros / cuando exprimimos la fruta del abrazo”).

Después de los textos de los autores, encontramos la “Plantilla bibliográfica de jugadores”, donde se puede ver la bibliografía de cada poeta incluido en la antología. Pero no se acaba aquí el libro. Finalmente, hay una ñapa o, como le llama Nieves Mieles, un “bonus track” (porque las antologías son, al fin y al cabo, como un disco de “Greatest Hits”), bajo el título “Breve bitácora para cómplices indiscretos”, donde se presenta una lista de otras antologías de poesía puertorriqueña. Tanto la “plantilla” como la “bitácora” sirven para cualquiera que desee explorar más.

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Es ese uno de los valores principales de un libro de este tipo, no solo darnos una muestra de la poesía puertorriqueña reciente, sino motivarnos a buscar, a leer y a explorar más allá de donde ya nos ha señalado este texto. Porque la poesía no muere con los muertos, sino que continúa viva en los textos de esos muertos y en los de estos vivos. Esta antología es una invitación a la poesía de hoy, una apuesta al presente.
 


Notas:

[1] Presentación de Este juego de látigos sonrientes en la Universidad de Puerto Rico en Cayey, 7 de abril de 2016.
[2] Nieves Mieles, E.(Ed.). (2015). Este juego de látigos sonrientes. Poesía puertorriqueña de fines de siglo XX y comienzos del XXI.Espejitos de Papel Editores. 


Lista de imágenes:

1. Departamento de Estudios Hispánicos en Cayey (Facebook).
2. Manuel Medina Rodríguez, Teatro, UPR-Humacao (Worldeventer).
 
3. Alberto Martínez-Márquez (Facebook).
4-5. Decanato Auxiliar Asuntos Estudiantiles, Facultad de Educación, UPRRP (Facebook).
6. UPR Cayey Viva (Facebook).


 

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