Una de cada tres mujeres en el planeta
será violada o golpeada en algún momento de su vida.
Un billón de mujeres violentadas es una atrocidad.
Un billón de mujeres que se se pone de pie es una revolución.
—National Resource Center on Domestic Violence (NRCDV)
Uno de tantos incidentes de tortura y asesinato son rescatados por una conciencia feminista para volverlo un ejemplo del tipo de acciones que son consecuencia de la violencia de género. Tres mujeres —Patria, Minerva y María Teresa— adoptan una posición política de enfrentamiento hacia una dictadura militar. El 25 de noviembre de 1960 fueron torturadas y asesinadas en un esfuerzo por hacer desaparecer la disidencia. A diferencia de otras muertes anónimas, esta conciencia feminista las rescata del olvido y propone, allá para el 1981, la conmemoración del Día Internacional de No Más Violencia contra la Mujer cada 25 de noviembre (Rivera Lasén, sf).
La ONU reconoció la importancia del llamado y desde 2008 promueve la realización de actividades en un itinerario de 16 días que comienza por hacer un llamado para la erradicación de todas las formas de violencia contra la mujer y culmina con actividades en torno a los derechos humanos. Y esto se hace por una razón muy sencilla: “la violencia contra la mujer es una violación de los derechos humanos” (ONU, 2015). Esta conmemoración es una invitación a mirar las múltiples formas que toman las violencias que se dirigen hacia las mujeres, solo por el hecho de serlo. A la violencia por parte de la pareja, se suma la violencia sexual, los abusos en los lugares de trabajo, la trata de seres humanos, y lo que Kofi Anan llama “tortura y abuso de mujeres prisioneras o bien violencia contra la mujer durante conflictos armados“ (Rivera Lasén, sf). Sus manifestaciones obligan a pensar en los variados rostros que puede tomar la violencia y la diversidad de rostros, que a su vez, toman las mujeres. Es precisamente en atención a esa diversidad (que incluye mujeres migrantes, confinadas, trabajadoras asalariadas, amas de casa, lesbianas, niñas, jóvenes y viejas) que preferimos hablar de las mujeres como objeto de violencia. La conmemoración también es una invitación a reflexionar sobre el papel de cada cual en la reproducción, en la denuncia o en la erradicación de las violencias.
A las hermanas Mirabal las emboscaron; no fue el dictador Trujillo directamente quien las mató, sino que contó con auxiliares, defensores activos, actores y acólitos que ejecutaron la orden, que callaron la injusticia, que buscaron beneficiarse del ejercicio de la crueldad. “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”, decía Simone de Beauvoir y hoy es un buen día para recordar estas palabras. Tal vez sintamos la violencia como algo lejano… pero todas las personas estamos bajo su acecho. Las mujeres tendemos a ocupar posiciones de subordinación; nos movemos en una estructura en la que somos consideradas ciudadanas de segunda categoría, y esto alimenta otros tipos de violencia.
Tomemos el caso de la estructura salarial: ganamos menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Por cada dólar que ganan los hombres, las mujeres ganamos setenta y cinco centavos (Quiles, 2013). Ese “ganar menos” se traduce en más dificultades para las jefas de familia. Recordemos que en Puerto Rico ha aumentado el nivel de pobreza. Actualmente el 45% de la población vive bajo el nivel de pobreza y son mujeres el 54% de este como jefas de familia en su mayoría (Parés, 2015). A esto le añadimos los imaginarios sociales que definen nuestros deberes de ser, que cuestionan nuestras acciones de afirmación o que nos hacen creer que solo existe un modelo –impositivo y controlador– para ejercer el poder. Antes hablábamos de opresores. Ciertamente no son los hombres, sino estructuras como estas las que pretenden fijarnos a roles que nos deshumanizan, restando alegría y espontaneidad a los encuentros y volviéndonos a todos y todas presas en camisas de fuerza que definen quiénes somos y qué debemos aspirar a ser.
Esto es una invitación a examinar las microviolencias, las acciones y decires que contribuyen a deshumanizar a otras personas, que tienen el efecto de excluir o marginar, que promueven la ausencia de solidaridad, que cuestionan (o buscan borrar) la diversidad en la que nos involucramos porque “todo el mundo lo hace”. Tomemos el caso de la violencia simbólica. Hoy el chiste se dirige a las personas migrantes; en una vuelta de ruleta mañana tal vez sea por ser demasiado alta o demasiado baja, por no tener el peso ideal, por ser rubia, pelirroja o pelinegra o hija de padres divorciados. No obstante, grandes y pequeños esfuerzos desde distintos lugares hacen reconocer otras realidades: una pareja de comerciantes que en Barrio Obrero abre el espacio para que sobrevivientes de violencia doméstica relaten su historia y produzcan "ni una galleta más" (Sanjurjo, 2015); talleres de programación que comienzan develando nombres de mujeres de ciencia, para rescatarlas del olvido y que proponen interrogantes para que las jóvenes de 12 años, integrantes del taller, se reconozcan como científicas (Arguinzoni, 2015); grupos de mujeres que logran crear pequeñas empresas (Minelli, 2014) o que optan por crear cooperativas para cultivar la tierra y vender el producto de estas cosechas; distribuidoras de alimentos que comunican al consumidor con cosechas orgánicas, que se las arreglan para volverse parte de la comunidad en microsistemas de producción (Herrero, 2011); artesanas que producen; vendedoras de oficina que complementan su sueldo. Cuando muchas mujeres se involucran en la política, la negociación puede substituir la imposición y aumenta la duración de acuerdos de paz (ONU, 2015).
Ciertamente no es ese el único modo de ejercer poder y ciertamente no es el único "modo femenino" de hacerlo, pero en un mundo de conflictos armados, tal vez valga la pena dar una oportunidad a esos otros estilos. Reproducir, denunciar o erradicar las violencias… Lo primero es más sencillo, lo segundo y lo tercero se ve como una meta formidable, que supera las fuerzas individuales, algo que “le toca a otros”. Sin embargo, en la medida en la que nos involucramos en pequeños gestos de respeto, en estrategias para celebrar la diversidad o resolver conflictos sin recurrir a la demonización o destrucción del otro o de la otra, en esos momentos, contribuimos a la erradicación de las violencias. Por lo menos en ese minuto hubo algo diferente.
Lista de referencias:
Arguinzoni Rivera, A. (2015). La ciencia es para “ellas”. El Nuevo Día. Tomado de http://www.elnuevodia.com/ciencia/ciencia/nota/lacienciaesparaellas-2128930/.
Herrero Lugo, A. (2011). Mejor que una cajita feliz: El Departamento de la Comida. https://www.facebook.com/departamentodelacomida/
Minelli Pérez, S. (2015). Crean 426 empleos de la mano del Centro para Puerto Rico. Primera Hora. Tomado dehttp://www.primerahora.com/noticias/puerto-rico/nota/crean426empleosdelamanodelcentroparapuertorico-1028408/.
National Resource Center on Domestic Violence. (sf). Tomado de https://vawnet.org/.
ONU (2015). ONU: participación de la mujer es clave en éxito de acuerdos de paz. Tomado de http://www.cronicaviva.com.pe/onu-participacion-de-la-mujer-es-clave-en-exito-de-acuerdos-de-paz/ .
ONU. (2015). Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer: 25 de noviembre. Tomado de http://www.un.org/es/events/endviolenceday/ .
ONU. (2015). Infografía: Violencia contra las mujeres. Tomado de http://www.unwomen.org/es/digital-library/multimedia/2015/11/infographic-violence-against-women .
Parés Arroyo, M. (2015). El rostro de la pobreza. El Nuevo Día. Tomado de http://www.elnuevodia.com/noticias/locales/nota/elrostrodelapobreza-2092979/.
Quiles, C. del M. (2013). Mujeres siguen ganando menos, a 50 años de la Ley de igualdad salarial. Noticel. Tomado de http://www.noticel.com/noticia/143347/mujeres-siguen-ganando-menos-a-50-anos-de-la-ley-de-igualdad-salarial.html.
Rivera Lassén, A. I. (sf). ¿Por qué se conmemora el 25 de noviembre?
Sanjurjo, L. (2015). Latte que latte combate la violencia de género. El Nuevo Día. Tomado de http://www.elnuevodia.com/estilosdevida/hogar/nota/lattequelattecombatelaviolenciadegenero-2110837/.
Lista de imágenes:
1. Mujer Coomeva.
2. Tania Rosario, Facebook.